Lo que esos cuatro señores vestidos de azul acordaron el miércoles inolvidable es totalmente inútil para lograr el declarado propósito de proteger la patria a ocho manos, pues les faltó un punto sumamente importante para materializar las medidas que proponen: si no se castiga, sin contemplación alguna, a los civiles y militares (sobre todo a estos últimos), que manejan el multimillonario macuteo fronterizo a los emigrantes ilegales, no estamos en nada, pues esos señores son capaces hasta de sacarle un buen dinero al tal Barbecue y sus pandillas para que vengan a acabar con esta patria…(Sí, esta misma, la nuestra).
Soy periodista con licenciatura, maestría y doctorado en unos 17 periódicos de México y Santo Domingo, buen sonero e hijo adoptivo de Toña la Negra. He sido delivery de panadería y farmacia, panadero, vendedor de friquitaquis en el Quisqueya, peón de Obras Públicas, torturador especializado en recitar a Buesa, fabricante clandestino de crema envejeciente y vendedor de libros que nadie compró. Amo a las mujeres de Goya y Cezanne. Cuento granitos de arena sin acelerarme con los espejismos y guardo las vías de un ferrocarril imaginario que siempre está por partir. Soy un soñador incurable.