(Publicado originalmente el viernes, 29 de julio de 2016, en la columna Pancarta del Listín Diario.)
Al conmemorarse mañana lunes 2 de junio del 2025, el 29 aniversario del ignominioso “Frente Patriótico”, retrotraemos el siguiente artículo del periodista y militante político Raúl Pérez Peña (Bacho) donde se traza una línea crítica sobre los eventos políticos que marcaron el inicio de la hegemonía del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) a partir del infame "Frente Patriótico" de 1996. Allí, Bacho desmonta la narrativa triunfalista que por años se tejió en torno a los llamados “logros morados”, revelando los acuerdos ocultos, pactos de conveniencia y traiciones históricas que propiciaron su ascenso y consolidación en el escenario político dominicano.
El artículo denuncia, con la vehemencia característica de su autor, el respaldo estratégico de Joaquín Balaguer al PLD, alianza clave para entender la manipulación de los resultados en los procesos electorales de 1994 y 1996, en detrimento del liderazgo de José Francisco Peña Gómez y de la voluntad popular. Bacho examina cómo Leonel Fernández y luego Danilo Medina emergieron como herederos del Balaguerismo en esa ruta construida sobre fraudes, racismo, componendas y pactos de poder. También nos da cuenta de la descomposición moral del sistema partidario dominicano y de nuestra clase gobernante, invitándonos a reflexionar críticamente sobre los fundamentos reales del poder y la democracia en el país.
1996: Nace ruta siniestra de los “logros” morados
Todo el país recuerda al “Frente Patriótico” del PLD y Joaquín Balaguer en 1996 con el célebre “camino nuevo”, que facilitó al PLD llegar al poder, en el inicio de la ruta siniestra de los “logros” morados, que catapultan dicha sigla en el espacio más inicuo de la historia dominicana.
El aporte de Balaguer fue para compensar los dos años que recibió gratuitamente en la componenda del fraude que arrebató los cuatro años de mandato presidencial que le tocaban a Peña Gómez, si se hubiera respetado el resultado electoral de 1994.
Peledeístas connotados ya le habían serruchado al propio Juan Bosch su triunfo sobre Balaguer para gobernar de 1990 al 94.
Balaguer también perdió de Peña Gómez en 1994. Corrió mucho dinero en la JCE y otros chiqueros, en una maniobra tan vulgar que, del tiro, le dejaron a Balaguer solo dos años hasta 1996. Hay mucha mugre en ese período de la mancuerna PLD-PRSC. Urge esclarecer la maleza de ese tramo histórico.
Balaguer dio su apoyo diabólico para el “triunfo” morado de 1996.
Leonel Fernández, a cambio, se convirtió a la fe del balaguerismo. Pasados breves años, el mismo PRD no tuvo empacho en designar “padre de la democracia dominicana” al mismo hombre de los 12 años de cárceles, muerte y exilio.
Años más tarde, el retoño de la misma obra entre esas dos siglas trajo el “pacto de las corbatas azules”, el cual fue renovado hace un año por el acuerdo que facilitó la reelección de Danilo Medina al costo de pacas de papeletas.
Pero la ambición rompe el saco. Esa ruta orquestada por Balaguer y Leonel, que dio paso a Danilo Medina, llegó a su colapso el pasado 15 de mayo con el ciclón chapucero que marcó la tumba de la partidocracia que ahora se pretende reciclar con leyes insignificantes a cargo de los mismos actores del desastre.
Con el torbellino del ciclón chapucero del 15 de mayo, no dejaron nada a la imaginación en cada circunscripción. ¡Se sintieron los relámpagos, inundaciones, oleajes y los vientos tumultuosos de un comportamiento marcado con fuertes cargas de mentiras, cinismo, hipocresía y demagogia politiquera! (Más detalles en la prensa).
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