Estados Unidos se prepara para notificar a más de una decena de países sobre la imposición de nuevos aranceles a partir de la próxima semana, dando pie a una nueva fase de la guerra comercial de escala mundial desatada por el presidente Donald Trump. La estrategia del mandatario sacude el tablero del comercio internacional y genera reacciones inmediatas en Europa y Asia. Aunque en América Latina los países se mantienen cautos.
La guerra comercial global entra en una nueva fase. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que el lunes 7 de julio, su gobierno enviará cartas a una docena de países con las nuevas tarifas arancelarias que podrían aplicarse a sus exportaciones hacia el mercado estadounidense.
La medida marca un cambio de estrategia respecto a los intentos fallidos de negociar acuerdos bilaterales y el endurecimiento de la postura de la Casa Blanca ante la falta de avances.
“Firmé algunas cartas y saldrán el lunes, probablemente 12”, dijo Trump a bordo del Air Force One durante el viernes 4 de julio. Aunque evitó mencionar qué países las recibirán, anticipó que las tasas propuestas variarán según el caso, y que algunas podrían alcanzar hasta el 70%. “Las cartas son mejores… es mucho más fácil enviar una carta”, resumió el inquilino de la Casa Blanca.
La nueva ofensiva comercial llega tras el vencimiento del período de tregua de 90 días, que Estados Unidos había otorgado en abril, cuando anunció una tarifa base del 10% para la mayoría de los países, con posibles incrementos de hasta el 50%. La fecha límite para evitar la implementación de estos aranceles es el miércoles 9 de julio, y Trump advirtió que la recaudación comenzará el 1 de agosto.
Estados Unidos y una fuerte apuesta al unilateralismo
Los anuncios de Trump representan un giro hacia el unilateralismo en materia comercial.
Tras intentos iniciales de diálogo con múltiples socios, la administración estadounidense parece haber optado por imponer condiciones desde una posición de fuerza. El presidente afirmó que los acuerdos deben ser en beneficio de Estados Unidos y que, si los países no los aceptan, se aplicarán los nuevos aranceles.
Hasta el momento, Washington ha alcanzado acuerdos con Reino Unido —que logró mantener un arancel del 10% y obtuvo condiciones preferenciales en sectores clave como el automotriz—, así como con China y con Vietnam, que accedió a reducir sus tarifas del 46% al 20% para productos estadounidenses, que son importados a su territorio.
Otros países, sin embargo, no han llegado a un entendimiento con Washington. Entre ellos, el bloque de naciones de la Unión Europea, Japón e India, cuyos representantes negocian contrarreloj o directamente rechazan someterse a presiones con fechas límite. En ese contexto, las cartas que enviará Trump el lunes se perfilan como detonantes de una nueva fase del conflicto comercial global.
Europa: entre el escepticismo y la presión
La Unión Europea (UE) reanudó este fin de semana las conversaciones con Washington a solo días de que expire la tregua arancelaria. “Se avanzó hacia un acuerdo de principio”, dijo la portavoz comunitaria Lea Zuber, aunque advirtió que Bruselas se está “preparando para la posibilidad de que no se alcance un acuerdo satisfactorio”.
Actualmente, Estados Unidos aplica un arancel del 10% a los productos europeos, con recargos del 25% sobre acero, aluminio y vehículos; pero Trump amenazó con aumentar estas tarifas hasta el 50% si no hay un pacto antes del 9 de julio. Esta posibilidad ha encendido alarmas en Bruselas, que ya evalúa una lista de productos estadounidenses a los que podría aplicar medidas de “reequilibrio”.
El sector agrícola europeo es uno de los más vulnerables ante este panorama, y varios países miembros ya pidieron ampliar la tregua arancelaria si no se logra un acuerdo a tiempo. “La gran pregunta será si aceptar cualquier acuerdo para evitar una guerra comercial o mostrar músculo si el texto no es satisfactorio”, explicaron fuentes diplomáticas citadas por EFE.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, afirmó durante esta semana que su prioridad es evitar una escalada. Sin embargo, reconoció que la UE no firmará un acuerdo a cualquier precio. Mientras tanto, el comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, mantiene reuniones con funcionarios estadounidenses para tratar de destrabar la situación.
Francia presiona por un acuerdo y advierte sobre la postura china
Francia se sumó este fin de semana a las voces europeas que instan a un acuerdo positivo. El ministro francés de Economía, Éric Lombard, expresó su esperanza en que ambas partes logren alcanzar un acuerdo sobre los aranceles, destacando que una delegación de la Comisión Europea se encuentra actualmente en Washington para destrabar las negociaciones.
"Es posible que se decida este fin de semana, y espero que lleguemos a un acuerdo", señaló durante su participación en los Encuentros Económicos de Aix en Provence.
No obstante, Lombard advirtió que, en caso de no concretarse un acuerdo con Washington, la Unión Europea deberá endurecer su postura. "Europa probablemente tendrá que mostrar más firmeza en la respuesta para restablecer el equilibrio", afirmó.
Además de la tensión con Estados Unidos, Lombard amplió su análisis hacia la creciente competencia de China, acusando a Beijing de distorsionar los mercados internacionales mediante ayudas estatales que permiten a sus industrias superar ampliamente la capacidad mundial en sectores estratégicos. “Es absolutamente necesario cambiar las reglas del juego”, sostuvo, y advirtió que si no se actúa a tiempo, “China va a matar a nuestra industria”.
El responsable económico francés recordó que la UE ya comenzó a adoptar medidas defensivas en sectores industriales como el siderúrgico y el automovilístico frente a las exportaciones chinas, que según Bruselas están subvencionadas de forma desleal. Sin embargo, añadió que si Europa termina enfrentada simultáneamente a Estados Unidos y China, las consecuencias podrían ser graves. “Tendremos dificultades de verdad. Así que estamos en un momento en el que debemos cambiar totalmente nuestras herramientas comerciales”, concluyó.
Asia, firme pero en busca de la cooperación
Japón, uno de los principales aliados estratégicos de Estados Unidos en Asia, ha buscado mantener un canal de comunicación abierto. El negociador arancelario japonés, Ryosei Akazawa, sostuvo conversaciones telefónicas con el secretario de Comercio de EE. UU., Howard Lutnick, durante este sábado 5 de julio, en un intento por evitar la imposición de un arancel del 24% sobre las exportaciones niponas.
“El gobierno japonés continuará coordinando activamente con Estados Unidos sobre el asunto”, se limitó a decir un comunicado oficial citado por Reuters. No obstante, en Tokio hay preocupación por la rigidez de la Casa Blanca y el limitado margen para renegociar en tan corto tiempo.
La industria automotriz japonesa sería una de las más perjudicadas si los aranceles aumentan. A su vez, empresas como Toyota y Honda ya advirtieron sobre posibles recortes de producción y encarecimiento de productos si se aplican nuevas tarifas.
Por su parte, India fue clara: no aceptará acuerdos comerciales apresurados. “Los acuerdos de libre comercio sólo son posibles cuando hay un beneficio mutuo; debería ser un acuerdo en el que todos ganan”, dijo el ministro de Comercio indio, Piyush Goyal.
Frente a la amenaza de Trump de imponer un arancel del 26% sobre productos indios, el gobierno de Narendra Modi insiste en que el interés nacional es la prioridad.
Las negociaciones entre ambos países están estancadas por diferencias en sectores clave como el automotriz, el acero y los productos agrícolas. Además, India se opone a abrir su mercado lácteo y exige un trato arancelario más favorable en comparación con países como Vietnam o China.
Mientras tanto, Nueva Delhi ha recurrido a la Organización Mundial del Comercio (OMC) con una propuesta de represalias que apunta a gravar 2.890 millones de dólares en exportaciones estadounidenses, si Washington impone nuevas tarifas, tensionando de esta manera la relación bilateral en medio de la promesa de firmar un acuerdo comercial para llevar el comercio entre ambos países a una meta de 500 mil millones de dólares en 2030.
¿Y qué pasa con América Latina?
Ante este contexto, los países de América Latina observan con cautela el movimiento de piezas en el tablero global. Aunque la atención internacional se ha centrado en los actores con vínculos comerciales más intensos con Washington, la región latinoamericana no permanece ajena.
Según Florencia Meineri, analista económica, consultada por France 24, “América Latina ocuparía un rol más bien receptivo de las medidas arancelarias decididas por Washington, al menos si se siguen los porcentajes ya establecidos en el anuncio del 2 de abril pasado”, del 10%.
Meineri advierte que la expectativa en Latinoamérica respecto a las cartas que Trump enviará este lunes a 12 países son altas, puesto que se desconoce si podrían incluir a naciones del continente.
Para la analista, más allá de si los países latinoamericanos figuran entre los destinatarios, lo cierto es que “al practicar más enérgicamente el proteccionismo, una recesión global estaría en puerta, arrastrando así a la mayoría de los países del mundo, entre ellos los de América Latina e incluso Estados Unidos”.
En ese sentido, un impacto indirecto, pero significativo, podría derivarse del debilitamiento de la economía global, lo que afectaría las exportaciones latinoamericanas y la inversión extranjera directa, según la analista, quien subraya que el tamaño de las economías latinas frente a la estadounidense, las ubica en una posición vulnerable que obliga a los gobiernos a pensar alternativas: “mientras América Latina representa apenas el 7,3% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, Estados Unidos alcanza el 15,5%”.
En esa línea, Meineri dice que se vislumbra la posibilidad de que ciertos flujos comerciales se redirijan hacia países menos involucrados o con menos afectaciones en la guerra arancelaria: “de darse este escenario, Latinoamérica podría verse favorecida y compensaría así, en parte, el golpe de los aranceles de Trump a sus finanzas”, concluye Meineri.
Una ofensiva que genera alarma global
La nueva ofensiva arancelaria de Trump marcada por la incertidumbre ha comenzado a generar reacciones en industrias claves como la agricultura, la industria automotriz y la tecnología, que podrían verse gravemente afectadas si no se logran acuerdos o si se imponen tarifas elevadas.
Al mismo tiempo, se está cuestionando el marco legal que utiliza la Casa Blanca para imponer estos aranceles. Aunque un tribunal federal dictaminó en mayo que Trump no tiene autoridad ilimitada para aplicarlos bajo la ley actual, un tribunal de apelaciones permitió que sigan en vigor mientras se resuelve el caso.
De esta manera, las sorpresivas cartas que serán enviadas el lunes amenazan con fragmentar aún más el sistema de comercio multilateral, con la incógnita de si los países involucrados responderán con la misma fuerza a Washington.
Con EFE, AP y Reuters
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