Las fuerzas de seguridad de Siria enviaron refuerzos y lanzaron importantes operaciones de búsqueda este viernes 7 de marzo, mientras mantienen arduos combates contra una insurgencia naciente alauita, afín al derrocado presidente Bashar al-Assad, en la región costera de Latakia y la ciudad cercana de Tartus. Al menos 71 personas han muerto, según la última actualización del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
El nuevo Gobierno sirio, liderado por islamistas, enfrenta el mayor desafío hasta ahora a su autoridad y las fuerzas de seguridad lanzaron operaciones de barrido y enviaron refuerzos el viernes 7 de marzo para enfrentar a los combatientes leales al expresidente Bashar al-Assad.
Los enfrentamientos en la región costera de Latakia y la ciudad vecina de Tartus entre las fuerzas de seguridad sirias y hombres armados leales a Bashar al-Assad -derrocado el pasado diciembre- han dejado en los dos últimos días más de 70 personas muertas y un área fuera del control del Gobierno, señaló este viernes 7 de marzo el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
El monitor desde el inicio de la guerra civil en 2011 indicó que entre los muertos se encuentran 35 miembros del Ministerio de Defensa y del Ministerio del Interior y 32 hombres armados afiliados al ejército del antiguo régimen de al-Assad.
Según un funcionario de seguridad en la zona rural de Latakia, en concreto, las fuerzas gubernamentales se enfrentan a un grupo insurgente liderado por Souheil al-Hassan, ex comandante de una unidad de élite del derrocado mandatario. Los nuevos enfrentamientos detonaron el jueves 6 de marzo cuando los residentes impidieron el arresto de una persona sospechosa de tráfico de armas, reportó el OSDH.
Las zonas donde se registran los combates albergan gran parte de la minoría alauita, de la que proviene Al-Assad, cuya familia gobernó el país por más de siete décadas, incluido el periodo de la guerra civil desatada tras las protestas antigubernamentales que pedían la salida del mandatario que finalmente huyó en diciembre de 2024 a Rusia cuando las fuerzas opositoras agrupadas culminaron una ofensiva contra el régimen.
Entre tanto, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia dijo el viernes que estaba preocupado por el agudo deterioro de la situación de seguridad en Siria y pidió a todos los líderes "respetados" del país que intenten detener el derramamiento de sangre lo antes posible.
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Los peores enfrentamientos en Siria desde que al-Assad fue derrocado
Las fuerzas gubernamentales enviaron importantes refuerzos durante la madrugada de este viernes a las ciudades de Latakia y Tartus, así como a los pueblos y aldeas cercanas que representan el corazón de la minoría alauita y una base de apoyo para Al-Assad, con el fin de controlar la situación, reportaron los medios de comunicación estatales
Estos son considerados los enfrentamientos más graves desde que el hombre que controló Siria por más de 20 años fue derrocado hace tres meses por grupos insurgentes liderados por el islamista Hayat Tahrir al-Sham, o HTS.
Desde la caída de Assad, se han producido algunos ataques contra miembros de la minoría alauita, a pesar de que oficialmente las nuevas autoridades han afirmado que están en contra del castigo colectivo o la venganza sectaria. Los miembros de la rama alauita habían ocupado altos cargos en el país, principalmente en el ejército y las agencias de seguridad, hasta la caída de al-Assad.
En las últimas semanas, el actual Gobierno en el país ha culpado a los leales del derrocado mandatario de lanzar ataques contra las fuerzas de seguridad, pero el jueves se produjo la escalada más grave, con embestidas que parecieron estar más coordinadas.
En medio de este panorama, este viernes las autoridades desplegaron grandes cantidades de tropas en Latakia y no se observaron civiles en las calles, en momentos en que continúa el toque de queda impuesto en la ciudad y otras zonas costeras.
Miembros de las fuerzas de seguridad aseguraron que este 7 de marzo, aunque se registraron algunos enfrentamientos en uno de los barrios de la ciudad, la mayor parte de la urbe está bajo control del Gobierno.
Sin embargo, el OSDH indicó que varias áreas aún están bajo el control de los leales a Al-Assad. Y entre ellas, el jefe de la organización que monitorea la guerra, Rami Abdurrahman, señaló las afueras de las ciudades costeras de Baniyas y Jableh. Además, la ciudad natal del derrocado mandatario, Qardaha, y muchas aldeas alauitas cercanas están fuera del control del Gobierno.
La situación “es muy mala”, mientras las fuerzas gubernamentales disparan con ametralladoras pesadas contra zonas residenciales de Qardaha, señaló a la agencia de noticias AP un residente que habló bajo condición de anonimato.
Otro habitante de la ciudad de Latakia afirmó a la agenciad e noticias Reuters que allí se producían enfrentamientos desde hacía 12 horas; mientras un residente de la ciudad de Tartus sostuvo que se escucharon fuertes disparos cuando las fuerzas gubernamentales ingresaron a la ciudad en la mañana de este viernes y comenzaron a disparar al aire.
Una fuente de seguridad explicó que los refuerzos lograron ingresar a la ciudad de Latakia este 7 de marzo tras su infructuoso intento por llegar hasta la ciudad el jueves, debido a que la carretera estaba cortada.
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La versión de los alauitas
Los activistas alauitas aseveran que su comunidad ha sido objeto de violencia y ataques desde la caída de Al-Assad, particularmente en las zonas rurales de Homs y Latakia.
Aunque el actual presidente sirio, Ahmed al-Sharaa, nombrado presidente interino de Siria el pasado enero, se ha comprometido a gobernar el país de forma inclusiva, no se han anunciado reuniones entre él y figuras alauitas de alto rango, a diferencia de lo que ocurre con miembros de otros grupos minoritarios como los kurdos, los cristianos y los drusos.
El gobierno de Bashar Al-Assad había reclutado en gran medida a miembros de la comunidad alauita para el aparato de seguridad y la burocracia del Estado sirio, que las autoridades lideradas por los islamistas están tratando de rehacer, incluso mediante despidos masivos.
Aunque al-Sharaa ha puesto a gran parte de la mayoría musulmana sunita de Siria bajo el dominio de Damasco, importantes zonas siguen fuera de su control, incluyendo el noreste y el este, que están controlados por las Fuerzas Democráticas Sirias, lideradas por los kurdos.
Una declaración de un grupo de clérigos alauitas, el Consejo Islámico Alauita, culpó al Gobierno por la violencia, al asegurar que "se habían enviado convoyes militares a la costa con el pretexto de que había 'restos del régimen' para aterrorizar y matar a los sirios". Por tanto, pidió que la región costera sea puesta bajo la supervisión de la ONU.
En medio de este panorama, crecen los temores de que se aviven aún más los enfrentamientos sectarios.
Gregory Waters, investigador asociado del Middle East Institute que ha realizado investigaciones en las zonas costeras de Siria, subrayó que aunque no espera necesariamente que el estallido de violencia a lo largo de la costa se convierta en una importante lucha sostenida entre ambos bandos, preocupa que resurjan tensiones sectarias y ciclos de violencia entre las diferentes comunidades civiles que viven a lo largo de la costa siria.
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Con Reuters, AP y medios locales
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