Tras la caída de Bashar al-Assad, la celebración del Nowruz, el año nuevo kurdo y símbolo de la resistencia, resonó con fuerza en las zonas kurdas de Siria, marcando el inicio de un nuevo ciclo esperanzador en medio de un contexto de tensiones y desafíos. Festividades vibrantes tuvieron lugar en ciudades como Qamishli y Kobani, donde miles de kurdas se reunieron en plazas y calles, vestidas con trajes tradicionales de colores brillantes.
La festividad del Nowruz, que simboliza renacimiento y unidad, se tornó este año en un escenario de reivindicación para las mujeres kurdas, que enfrentan retos significativos ante las recientes propuestas de enmiendas a la Constitución por parte del nuevo Gobierno, encabezado por el antiguo rebelde Ahmed al-Sharaa.
En medio de las ceremonias festivas, hubo un aire de determinación palpable, con mujeres alzando pancartas con eslogans como "¡Mujeres, vida, libertad!" y "Nuestra lucha no se detiene".
“Este Nowruz es un acto de resistencia"
"Lo que logramos en Rojava (también conocido como el Kurdistán sirio, en el norte del país) es un ejemplo de empoderamiento femenino. No permitiremos que este progreso sea revertido", declaró a France 24 Zilan Ahmed, una activista y líder comunitaria de la ciudad de Kobani.
“Este Nowruz es un acto de resistencia. Nos recuerda que estamos unidas en nuestra lucha por la justicia y la dignidad”, agregó Ahmed.
Las enmiendas propuestas por Al-Sharaa, que buscan centralizar el Gobierno en Damasco, plantean una incertidumbre sobre el futuro político y social de la región.
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Muchas kurdas temen que esta centralización del poder conlleve un debilitamiento de la autonomía que han disfrutado durante los últimos años, un periodo en el que se han implementado políticas innovadoras en favor de los derechos de las mujeres. Las reformas han permitido avances en representación política, protección contra la violencia de género y acceso a educación y empleo, logros que ahora sienten en riesgo.
El ascenso de Ahmed Al-Sharaa al poder ha significado una reconfiguración del equilibrio político en Siria. Con el respaldo de facciones internas y un discurso centrado en la estabilidad, su Gobierno ha adoptado una postura más rígida frente a la autonomía kurda, buscando reafirmar el control estatal en territorios que han operado con relativa independencia en los últimos años.
Analistas advierten que esta nueva Administración podría reavivar las tensiones con el grupo Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), una coalición predominantemente kurda que ha sido clave en la lucha contra el extremismo y en la Administración de Rojava.
Al mismo tiempo, el acercamiento del Gobierno sirio a potencias como Rusia e Irán podría traducirse en una presión mayor sobre las regiones kurdas para alinearse con la nueva política centralista.
Sitara Amed, una joven madre que participó en las festividades en la localidad de Qamishli, indicó en una conversación telefónica con France 24 que desea un futuro mejor para sus hijas, "libre de opresión".
"Este año es especial, porque no solo celebramos el Nowruz, también luchamos por nuestros derechos", destacó Amed.
Su declaración tuvo eco en muchas kurdas, reflejando un anhelo compartido de construir un futuro más equitativo.
Las mujeres kurdas han sido protagonistas en la lucha por la autodeterminación, no solo en el ámbito social, sino también en el militar y político. Su papel en las Unidades de Protección Femenina (YPJ) y en la administración autónoma de Rojava ha sido clave en la consolidación de un modelo de igualdad de género sin precedentes en la región. Sin embargo, la incertidumbre generada por el nuevo Gobierno ha despertado temores sobre un posible retroceso en estos avances.
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“Las mujeres tienen que ser parte de cualquier diálogo político que se desarrolle en el futuro de Siria”, enfatizó, por su parte, Ferhat Sham, activista y miembro de la organización de mujeres YPJ.
“No solo luchamos por nuestros derechos, sino también por la libertad y la dignidad de todo nuestro pueblo”. Este mensaje resonó en cada rincón de las celebraciones, que se convirtieron en un espacio no solo para la fiesta, sino también para la reflexión y la resistencia.
El papel de la mujer kurda ha sido históricamente un motor de cambio en la sociedad y su lucha sigue presente en distintos frentes. Grupos de activistas han denunciado el riesgo de perder protecciones legales claves, mientras que algunas voces internacionales han comenzado a alertar sobre el posible retroceso en los derechos de las mujeres en las regiones kurdas de Siria. La comunidad internacional observa con atención los acontecimientos en la región, mientras organizaciones de Derechos Humanos insisten en la importancia de preservar los avances logrados.
A pesar de la represión y la violencia que muchas han enfrentado simplemente por alzar la voz, las mujeres kurdas no se rinden. Las recientes manifestaciones han reforzado su compromiso con la lucha por la igualdad de género y la justicia social. En un contexto geopolítico incierto, la resistencia de estas mujeres sigue siendo un faro de esperanza para las generaciones futuras.
En este Nowruz, donde la resistencia se entrelazó con la celebración, se convirtió en un testimonio vivo del poder de la comunidad para enfrentarse a los cambios y defender su legado.
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