Ganó dos torneos WTA 1000 de manera consecutiva, dejando en el camino a las mejores raquetas del circuito, disparó servicios por encima de 200 kilómetros por hora, escaló al sexto lugar del ranking mundial, ya suma una medalla olímpica y tiene apenas 17 años. Es Mirra Andreeva, una sensación juvenil que promete llegar mucho más lejos.

Andreeva, la menor de dos hermanas rusas que han irrumpido con fuerza en el escenario del tenis femenino,sumó el 16 de marzo su segundo título seguido en la máxima categoría de torneos regidos por la WTA, cuando se repuso de un set en contra para derrotar a la líder del escalafón mundial, Aryna Sabalenka, en la final de Indian Wells, luego de dejar en el camino a otras cuatro cabezas de serie.

Tres semanas antes se había coronado también en Dubái, otro evento WTA 1000, y, sin contar lo que haga en el Open de Miami, consiguió 12 victorias en fila. Esa es la mejor seguidilla para una jugadora esta temporada, así como sus 19 victorias son más de lo que ha conseguido cualquier raqueta del circuito este año.

Hacía un buen rato que Andreeva había dado indicios de su talante ganador. Cuando llegó a la final de dobles femeninos de los Juegos Olímpicos junto a Diana Shnaider -y logró una plata que fue la única presea rusa en París 2024-, ya había impresionado sobre la arcilla de Roland Garros, eliminando a Sabalenka en cuartos de final del segundo Grand Slam del año.

 

De las 10 primeras del mundo con las que ha jugado, solo Coco Gauff, Madison Keys y Quinwen Zheng han salido incólumes ante ella. Todas las demás, incluyendo a Iga Swiatek y Elena Rybakina, han cedido alguna vez ante Andreeva, lo cual no deja de ser llamativo, porque es una atleta que tiene apenas 29 meses participando en el circuito de la WTA.

Pisando cada vez más firme

Andreeva impresiona con una serenidad y una capacidad de tomar decisiones bajo presión que no se esperaría de una atleta tan joven. Luego de su victoria en Indian Wells, la rusa explicó la razón de que su nivel haya mejorado tan rápido.

La diferencia, a su juicio, está en que ahora se cree capaz de “ganar partidos importantes contra grandes jugadoras”, un enfoque que dista de su propósito anterior de “ganar el mayor número de juegos posible, porque no tenía nada que perder”.

Parte de esa madurez precoz le viene de trabajar con Conchita Martínez, una de las entrenadoras más exitosas de la WTA, un circuito que la reconoció como la mejor técnica del año en 2021.

Campeona de Wimbledon como jugadora y cinco veces ganadora de la Fed Cup (hoy denominada Billie Jean King Cup) como capitana de España, Martínez ya dirigió en el pasado a la hispano-venezolana Garbiñe Muguruza, que de su mano llegó al número uno del mundo.

 

A Andreeva la llevó a ser la semifinalista más joven de Roland Garros desde 1997, poco después de iniciar su alianza, y también a ganar su primer título en Rumania.

Juntas diseñaron un plan para que la joven rusa pudiera irrumpir en 2025 entre las 10 mejores del mundo. Y les tomó apenas siete semanas y un pequeño despiste llevarlo a la realidad.

Resulta que Andreeva y su compañera de la final de dobles en París 2024, Shnaider, olvidaron el plazo límite para inscribirse en el torneo de parejas de Dubái, y eso dejó a la adolescente concentrada en un único objetivo: el evento de sencillos. La victoria allí aceleró el propósito inicial de su alianza con Martínez.

Sin apresurar el desarrollo

Al mismo tiempo que juega al más alto nivel, Andreeva cursa en línea las últimas materias que necesita para completar la escuela secundaria. Su padre administra sus ganancias, porque ella todavía no tiene edad legal para abrir una cuenta bancaria en su país.

Mirra no se apresura: sabe que enfrenta un tenis en el que la precocidad no es una obligación, aunque sí ayuda.

La rusa es la jugadora más joven que irrumpe en el top-10 desde que la checa Nicole Vaidisova lo hizo 2007, y lo mismo para el top-6, que no tenía una clasificada de tan pocos años desde que Maria Sharapova llegó a esa posición en 2005.

 

Es también la tercera raqueta con menos edad que se corona en Indian Wells, después de Martina Hingis en 1998 y Serena Williams en 1999, y la más joven de todos los tiempos en dominar un WTA1000, una categoría de torneos solo superada por los Grand Slams.

Pero Andreeva puede mantener la perspectiva, y sabe que, a diferencia de la suiza y la estadounidense, no tiene que ganar ocho títulos de Grand Slam todavía en su adolescencia, como ella misma lo declaró, porque el circuito ha cambiado.

El desarrollo físico es ahora un valor importante para mantenerse competitivo, y por eso las explosiones precoces no son ya tan frecuentes. Andreeva y la australiana Maya Joint son las únicas jugadoras menores de 20 años entre las primeras 100 de la WTA.

Sus criterios para valorar los progresos son más ajustados a esos nuevos tiempos, y a sus propios estándares. Un indicador para ella es, por ejemplo, la facilidad con la que ahora puede enfrentarse a su hermana Erika, cuatro años mayor, pero apenas número 95 en el ranking, que según el relato de ambas le ganaba sin atenuantes hasta no hace mucho.

Una superdotada del tenis

El juego de Andreeva ha ido evolucionando. Cuando irrumpió en el circuito con 15 años, ya destacaba por la sutileza de sus tiros, la colocación de su revés a dos manos, la inteligencia para tomar decisiones, y los muchos recursos que su variedad de golpes le proveía.

Pero a medida que se asentaba en la WTA y a la vez ganaba forma física, empezó a mostrar una potencia demoledora que hoy es uno de sus elementos distintivos.

Se convirtió en una jugadora con un gran repertorio y a la vez con una fuerza demoledora, y esa es una gran combinación en tiempos en los que las grandes dominadoras del tenis son dos raquetas que se destacan por su potencia: Aryna Sabalenka e Iga Swiatek.

 

“No tiene debilidades, se mueve bien y convierte la defensa en ataque. Tiene todas las armas, un buen toque y también una técnica realmente buena”.

Martina Navratilova

Ahora Andreeva puede enfrentarse a ambas de tú a tú desde la línea de fondo, porque ha ganado en poder y velocidad, y responder con argumentos desde la red, porque también tiene una capacidad de reacción única en el circuito y una variedad de golpes que le permite adaptarse a muchas situaciones diferentes.

Además, ha desarrollado un servicio demoledor, que se llegó a medir en 202 kilómetros por hora en la final de Indian Wells ante Sabalenka, y esa es una cualidad inusual en una tenista tan joven, que todavía no ha alcanzado todo su potencial.

Una voz tan autorizada como la de Martina Navratilova se encargó de encomiar las virtudes de Andreeva, a quien compara con Carlos Alcaraz: “No tiene debilidades, se mueve bien y convierte la defensa en ataque. Tiene todas las armas, un buen toque y también una técnica realmente buena”.

Para otro veterano que ahora está en posición de entrenador, Andy Murray, Andreeva es una combinación de dos ex número uno del mundo: Hingis y la belga Kim Clijsters. Se las recuerda “la forma en que se desliza y dispara el golpe de derecha desde diferentes posiciones. Ella es tan completa como cualquiera del Tour”.

France24

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