El 21 de junio, Donald Trump decidió involucrar directamente a Estados Unidos en el conflicto entre Irán e Israel, bombardeando tres sitios que se presumen claves para el programa nuclear iraní. Los misiles han provocado dudas en todo el mundo, incluyendo al seno más fiel de la base política trumpista, que comienza a cuestionar las promesas de campaña de su elegido.
Donald Trump enfila a Estados Unidos a otra "guerra interminable", aunque había prometido no hacerlo. Después de semanas de tensión política mezclada con intentos diplomáticos fracasados, sumados a meses de una narrativa hostil en contra de Teherán, el presidente estadounidense materializó lo que se creía impensable en su segunda administración: atacar sitios claves del programa nuclear de Irán.
Durante su campaña, el mandatario criticó duramente la toma de decisión de algunos de sus antecesores en torno al Medio Oriente, prometiendo que, si llegaba nuevamente a la Casa Blanca, mantendría a Washington fuera de "guerras interminables" en la zona, a las que también ha calificado de "estúpidas".
No han pasado ni seis meses de su segundo mandato y Trump ya quebrantó una de sus principales promesas de campaña. El pasado 21 de junio, Washington lanzó un ataque sin precedentes contra tres sitios nucleares en Irán, aliándose directamente con Israel después de mantener un tono de diplomacia en la región.
Además del revuelo y la consternación internacional, los misiles de la Casa Blanca han expuesto serias divisiones dentro de la sociedad estadounidense, en la que ya es parte de la cotidianeidad el enfrentamiento de ideas debido a la alta polarización política que existe en la actualidad. Sin embargo, la división ha llegado a un terreno que, hasta ahora, era inhóspito: el conservadurismo.
Desde el ala más reservada del Partido Republicano hasta el centro del movimiento MAGA (’Make America Great Again'), múltiples voces dentro del sector conservador estadounidense – mayoritariamente aliado con Trump – han expresado dudas, preocupaciones y hasta descontento con la decisión del magnate neoyorquino.
En la previa del ataque, el mismo presidente reconocía la impopularidad que representaba un entonces hipotético ataque estadounidense contra Irán. "Algunos de mis seguidores no están muy contentos ahora mismo", mencionó Trump el pasado 18 de junio, cuando aún se debatía entre atacar, o no, a Teherán.
"Esta no es nuestra lucha": la disidencia detrás de Trump
En una insólita muestra de desacuerdo dentro de la derecha, la decisión de Trump por involucrar a Estados Unidos de lleno en otra guerra del Medio Oriente ha sembrado un sentimiento de discordia en las filas del trumpismo, hasta en aquellas figuras que parecían concordar con todos los movimientos del mandatario.
Desde rostros amparados por el trumpismo en el Congreso, hasta algunos de sus fieles escuderos, pasando por comunicadores que atraen a la juventud, decenas de voces conservadoras han criticado, tímidamente al menos, la nueva política del mandatario en torno a Irán e Israel.
Una de las mayores disidentes de la intromisión estadounidense es la congresista de Georgia, Marjorie Taylor Greene, quien durante los últimos años ha sido una de las aliadas más incondicionales del mandatario dentro y fuera del Poder Legislativo. En el discurso a la nación de Joe Biden en 2024, Greene portó una gorra con la leyenda 'MAGA'.
Sin embargo, la republicana no ha escondido su descontento con la decisión del mandatario. Días antes del ataque, Greene ya señalaba que "cualquiera que esté deseando que Estados Unidos se involucre plenamente en la guerra entre Israel e Irán no es 'America Primero'", según escribió en su perfil de Facebook el 15 de junio.
"Estamos hartos de las guerras extranjeras. De todas ellas", dijo.
Para muchos de los personajes más afianzados en el movimiento MAGA, la decisión del neoyorquino de entrar a la guerra en Irán se asemeja a la del expresidente republicano, George W. Bush, cuando lanzó una ofensiva en Irak durante el 2003. Alex Jones, teórico de la conspiración de extrema derecha y férreo defensor trumpista, expresó su preocupación por la semejanza.
"Espero que este no sea el caso…", escribió el conspiranoico en sus redes sociales, al compartir una imagen en la que se pueden ver dos fotos unidas: de un lado, Trump ensangrentado con el puño en alto tras el atentado contra su vida. Del otro, una imagen generada por IA en la que se ve a Trump con Bush. El pie de foto dice: "Lo que votaste vs. lo que obtuviste".
Antiguos aliados como Steve Bannon – quien cumplió una condena en la cárcel por desobedecer una citación en la investigación del Congreso sobre el ataque al Capitolio –, también han mostrado su rechazo a los ataques contra Irán, sumándose a las dudas mostradas por nuevos rostros en el movimiento, como el podcaster Charlie Kirk.
La vieja guardia del Partido Republicano apoya la encrucijada de Trump contra Irán
La decisión presidencial de bombardear territorio iraní ha sacudido el escenario político dentro de la derecha estadounidense, insertando dudas entre los más fieles a la plataforma política trumpista, pero reconciliando a los miembros más veteranos, y tradicionales, del ala conservadora estadounidense.
Dentro del Partido Republicano no solamente hay señalamientos contra la decisión de Trump, ya que también existen simpatías provenientes de voces que, usualmente, son más reservadas con el proyecto político del presidente. Uno de ellos es Mitch McConnell, senador republicano que en el pasado ha llamado a Trump "despreciable".
Pero hoy, McConnell es uno de los defensores del bombardeo contra Irán.
"Lo que está sucediendo aquí es que algunos del movimiento aislacionista liderado por Tucker Carlson y Steve Bannon están angustiados porque podríamos estar ayudando a los israelíes a derrotar a los iraníes", dijo el senador veterano a CNN.
Otras figuras pesadas del partido, como Lindsey Graham, senador por Carolina del Sur, hacen eco de los comentarios de McConnell, afirmando que Irán es una de las mayores amenazas para la existencia, no solo de Israel sino de Estados Unidos, reforzando a su vez en el apoyo al presidente en su lucha por que Irán no tenga una bomba nuclear.
"El presidente Trump entiende la amenaza que el ayatolá, el líder supremo de Irán, Alí Jamenei representa para nosotros, no solo para Israel, y que, al final del día, ayudará a Israel a terminar el trabajo", sentenció Graham para Fox News.
"Lo elegimos porque se mantendría al margen"
Fuera de Washington, los votantes trumpistas también se encuentran divididos por la más reciente decisión del mandatario, quien llegó por segunda vez a la Casa Blanca bajo un discurso nacionalista y aislacionista, en el que los intereses domésticos serían priorizados por encima de la política exterior en su Gobierno.
Sin embargo, con la intervención estadounidense en Irán, muchos votantes resumen su sentimiento en una palabra: traición.
"No hay necesidad de guerra", mencionó Noel Estrada, votante trumpista de Colorado en una entrevista con el diario estadounidense 'The New York Times'.
Estrada, que se gana la vida arreglando máquinas expendedoras y cajeros automáticos en las montañas de Colorado, detalla que votó por el republicano en 2024 con fe de que el magnate cumpliera con sus promesas de bajar los precios de la comida, el combustible y el costo de vida general en el país. Sin embargo, en lugar de eso, Trump entró a una nueva guerra.
"Dijo que era un presidente amistoso y que no quería guerras. Y aquí estamos, seis meses después", expresó Estrada.
Ese descontento no solo se percibe en experiencias individuales, también a gran escala. Una encuesta conducida por Reuters/Ipsos demuestra que el 84% de los ciudadanos estadounidenses están preocupados por la escalada de la guerra entre Irán e Israel y el 49% de los entrevistados dijo estar en contra de los bombardeos estadounidenses.
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Además, la incertidumbre que genera el comportamiento trumpista le afecta al magnate en sus índices de popularidad. La misma encuesta demuestra que la aprobación de Trump roza el 41%, el nivel más bajo de su segunda administración.
"No hay muchas pruebas de que la base de MAGA esté entusiasmada con otra gran guerra en Medio Oriente. Creo que el presidente, en su último mandato, está escuchando a algunas personas que tienen ideas descabelladas y extravagantes sobre la política estadounidense en Medio Oriente, y que él no comparte su preocupación", apuntó Justin Logan, director de Estudios de Defensa y Política Exterior del Cato Institute, para ABC News.
Con AP, EFE, Reuters y medios locales
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