En Valencia se mezclaron por estos días la alegría y la indignación; la juerga y la protesta. Aunque la celebración tradicional de las Fallas invadió los barrios con música y pirotecnia, la gente se niega a olvidar lo que sucedió el pasado 29 de octubre, cuando 224 personas murieron en uno de los desastres naturales más letales de la historia de España.
Algunas de las más de 200 muertes en Valencia (España) pudieron haberse evitado, concluyó la jueza que investiga el fenómeno meteorológico de la DANA, que causó letales inundaciones en octubre pasado. Sus conclusiones contradicen el relato del Gobierno regional.
Tras esa tragedia, los municipios que luchan por resurgir encontraron pocas razones para celebrar su tradicional y multitudinaria fiesta de las Fallas. La mente y los recursos están ahora puestos en la reconstrucción emocional y material. Esta última tarea tomará al menos dos años, según un portavoz vecinal, que lamenta: “Nos hemos quedado sin nada”.
Por eso, la catástrofe por las inundaciones marcó esta edición de las Fallas. De hecho, la figura de Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana y señalado por la población de negligencia ante la tragedia, afloró en cada esquina a través de los populares 'ninots', con los que condenan su gestión de la DANA, concretamente la tardanza para responder a la catástrofe.
El jefe de Gobierno de Valencia, en la mira
Los 'ninots' son esculturas de cartón y madera de hasta dos metros de altura, cargadas de sátira y comedia, que se ensamblan a obras más grandes que se conocen como fallas —algunas pueden superar los 20 metros de altura y los 250.000 euros de valor—. Las fallas son el elemento central de las fiestas del mismo nombre, que atraen a un millón de visitantes cada año a Valencia.
Esta edición, los 'ninots' tuvieron como protagonistas a personajes como Elon Musk, Vladímir Putin o Pedro Sánchez. Pero el más representado es Carlos Mazón, mostrado con un chaleco de “desprotección civil” o en una lápida como un “cadáver político”.
La gestión de Mazón no solo es tema en las calles, también se investiga en los tribunales, específicamente en el juzgado de Instrucción Número 3 de Catarroja, un municipio donde murieron 25 personas por la riada.
La titular del juzgado, Nuria Ruiz Tobarra, conocida ya como la jueza de la DANA, citó a declarar a familiares de las víctimas, testigos y altos cargos de los Gobiernos nacional (del izquierdista PSOE) y regional (del derechista PP), liderados por partidos antagónicos que luchan por culparse entre sí.
Mazón ha defendido su gestión al argumentar que la tardanza en el envío de la alerta fue provocada por falta de información de la Confederación Hidrográfica del Júcar o por lentitud de la Unidad Militar de Emergencias (UME), ambos órganos del Gobierno nacional.
Además, el líder valenciano ha intentado transferir responsabilidades al Ejecutivo central, cuestionando los sistemas de medición de caudales o pluviométricas de la agencia meteorológica (AEMET). Pero, las actuaciones de los organismos señalados por Mazón han sido respaldadas en el auto de la jueza de Catarroja.
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La Justicia apunta al Gobierno regional
En un auto judicial emitido el 10 de marzo, Ruiz Tobarra desmontó los principales ejes del relato de Mazón, al concluir que la Generalitat no alertó a tiempo la población, a pesar de tener información suficiente; que la reunión de emergencia tardó en empezar y que la competencia de la gestión de la DANA era principalmente autonómica y no nacional.
La jueza describió como “tardía y errónea” la alerta emitida por la Generalitat Valenciana a los teléfonos móviles el día de la tragedia. El aviso llegó a las 20.11, si bien desde la mañana los medios locales ya transmitían imágenes de rescates y en la tarde las llamadas colapsaban los teléfonos de emergencia.
Este detalle no ha pasado desapercibido por los artistas falleros, quienes plasmaron en las esculturas el icónico mensaje, incluso en forma de una mano que emerge de una paella con el teléfono en la mano y una transcripción del aviso.
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Testimonios dramáticos
Los relatos de los vecinos que han testificado en el juzgado de Catarroja están plagados de crudos detalles sobre los últimos minutos de las víctimas de la DANA, arrinconados por el lodo mucho antes de que sonará la alarma en los teléfonos.
Una de estas historias fue narrada por una vecina del municipio de Benetúser, cuyo marido murió por la riada mientras intentaba salvar su vehículo.
“Los vecinos le oyeron gritar auxilio durante 40 minutos”, relató la viuda.
La jueza afirma que una alerta más temprana “no podía evitar daños materiales, pero muertes sí”.
Además, Ruiz Tobarra sostiene que el Gobierno tenía información “de sobra” y “por innumerables medios, en tiempo real” para alertar antes a la población, lo que contradice la versión oficial de la Generalitat Valenciana.
Finalmente, las dudas sobre quién tenía competencias para la respuesta ante la DANA quedaron disipadas con el escrito de la jueza: “Correspondía a las autoridades autonómicas alertar a la población, acordar las medidas pertinentes en el ámbito de protección civil, garantizar y minimizar las consecuencias de los efectos de las precipitaciones”.
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El fango sigue presente
En el municipio de Paiporta, conocido como la zona cero de la tragedia por su elevado número de muertos, aún no es tiempo de celebraciones ni fiestas.
De seis fallas que tradicionalmente se levantan, “este año solo ha sido una” y donada, cuenta el presidente en funciones de la junta de fallas del municipio, Héctor Martínez, antes de añadir: “Todos los casales —donde se reúnen los falleros— y almacenes fueron destrozados por completo, entonces hemos decidido no plantar (las fallas) para ahorrar ese dinero y comprar lo que hemos perdido”.
En Paiporta se cancelaron algunos pasacalles, no hubo orquestas, ni concurso de fallas y la cabalgata fue modificada para darle sentido de homenaje “en agradecimiento” a los voluntarios que colaboraron en la limpieza.
— ¿Cuánto tardará en llegar la normalidad a los casales?
— Un par de años, si no pasa nada más —calcula Martínez
— ¿En ese sentido, hay alguna petición para las administraciones?
— Ya no se trata de ninguna petición, se trata de que la ayuda tenía que llegar antes y tenían que ayudar a los comercios porque un pueblo sin comercio es un pueblo fantasma —sentencia Martínez, que cifra en un 60% los negocios que permanecen cerrados desde la DANA—. Por lo menos un 50% no ha abierto: los que no se han destrozado, los han reventado, porque han saqueado todas las plantas bajas. Si no responden los seguros, no creo que abran.
Los pocos locales que han abierto en Paiporta han sentido al abrazo de los vecinos, narra Martínez: “Estamos intentando colaborar todos: cada noche compramos un bocadillo a un bar distinto”. Y pocas cosas como las Fallas activan la economía de la Comunidad Valenciana, responsables del 0,14% del PIB de la región y del 0,29% de la capital.
“Comercio salva comercio” ha sido una de las frases que integraba el único 'ninot' que se salvó del fuego este año durante la noche de La Cremá, cuando las fallas ardiendo tiñen de naranja el cielo. La escena que representa dos ancianos en una cafetería en Paiporta ganó el premio al 'ninot indultado', así pasó de la hoguera a una sala del Museo Fallero.
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La DANA salpica en Europa
El efecto Mazón tras el paso de la DANA ha lastimado la imagen del derechista Partido Popular en la Comunidad Valenciana. Sondeos posteriores a la emergencia, elaborados por El País, La Razón y EsDiario, muestran un descenso en el apoyo electoral al PP que se pueden traducir en dos o tres diputados menos en el Congreso de los Diputados (de los 13 que tiene hoy el PP en Valencia). El líder de ese partido, Alberto Núñez Feijóo, ha aceptado tímidamente que se han cometido errores, pero no ha forzado desde Madrid la dimisión del valenciano.
El respaldo del PP a Mazón se ha hecho sentir incluso en la Eurocámara. El martes 18 de marzo, los partidos europeos a los que pertenecen el PP y el ultraderechista Vox —que gobernó Valencia en coalición con los populares hasta 2024— bloquearon la comparecencia de la Associació de Víctimes DANA ante el Parlamento Europeo para detallar las inconsistencias en la gestión de la emergencia.
La asociación de damnificados acusa en sus escritos a Mazón de “irresponsabilidad criminal”: “Nuestro presidente, quien pensábamos que nos debía proteger, ni nos avisó (a pesar de los científicos y los meteorólogos habían informado), ni estuvo a nuestro lado el día y las semanas posteriores, ni ha estado a la altura política”, se lee en la web del colectivo.
Fuego para dejar atrás el agua
Los valencianos han hecho de las Fallas un motivo para recordar, más que para olvidar. Cinco meses después de la tragedia, el agradecimiento a los voluntarios y la crítica al Gobierno se ha repartido por igual en los más de 800 monumentos que se han plantado en la ciudad.
Algunos, como Martínez, confían en que estas fiestas sean “un punto de inflexión”. “Aquí hay personas que lo han perdido todo o que están en shock porque han visto morir gente delante suyo, sin poder hacer nada y eso emocionalmente te toca mucho la cabeza”.
A pesar de que para algunos vecinos era demasiado pronto para hablar de festejos, Martínez subraya que “gracias a las Fallas la gente se está volviendo juntar para cenar, compartir, e incluso para poner música”.
El portavoz de los falleros de Paiporta se reconforta en sus raíces: “Nosotros los falleros luchamos todo el año para construir un monumento que al final quemamos y empezamos de cero otra vez. Con la DANA ha sido igual: se nos ha llevado todo y ahora tenemos que empezar de nuevo, no para hacer un monumento, sino todo: casales y viviendas. Los falleros estamos acostumbrados a renacer, tenemos que tirar para delante”.
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