La decisión del gobierno de Donald Trump de bombardear las principales centrales nucleares iraníes ha traído consigo preocupación y advertencias sobre el peligro de una escalada de grandes proporciones. Mientras los líderes del mundo piden retomar el diálogo, Hamás expresa su solidaridad “con nuestros hermanos de la República Islámica” y los hutíes aseguran que están listos para “atacar barcos y buques de guerra estadounidenses”.
Donald Trump confirmó este 21 de junio que su país había bombardeado instalaciones nucleares en Fordow, Natanz e Isfahán, una vuelta de tuerca que lleva aún más al límite la volátil situación en Medio Oriente, y que ha desatado preocupaciones en la mayoría de los líderes mundiales que se han pronunciado hasta el momento.
El grupo islamista palestino Hamás, que ha sido el blanco de los ataques israelíes contra la Franja de Gaza desde el 7 de octubre de 2023, emitió un comunicado condenando las acciones militares estadounidenses.
Hamás calificó estos hechos como la muestra de “una obediencia ciega a las agendas de la desobediente ocupación sionista, una flagrante violación del derecho internacional y una amenaza directa a la paz y la seguridad internacionales".
Por su parte, los rebeldes hutíes, milicias islamistas que operan en Yemen, aseguraron que están listos “para atacar barcos y buques de guerra estadounidenses en el mar Rojo", una declaración que anticipa una ruptura del alto el fuego con Estados Unidos alcanzado el 6 de mayo, con la mediación de Omán.
El jefe del Comité de Política Exterior del parlamento iraní, Abbas Golroo, afirmó en una publicación en la red social X que los ataques estadounidenses justifican el retiro de su país del Tratado de No Proliferación Nuclear, invocando el artículo 10 de ese acuerdo.
Esta norma faculta a los miembros a abandonar el tratado, en caso de que consideren “que acontecimientos extraordinarios han puesto en peligro sus intereses supremos".
La representación iraní ante la ONU dirigió una carta al Consejo de Seguridad del organismo multilateral en la que pide que “Estados Unidos y el régimen sionista de Israel sediento de sangre” respondan por sus acciones.
El mundo árabe en alerta
La región del Golfo Pérsico ha respondido a la ofensiva estadounidense en Irán con cautela, pero también con rechazo.
Bahréin, que alberga una base militar estadounidense, ha advertido a sus ciudadanos que eviten usar las carreteras principales para “permitir a las autoridades pertinentes utilizarlas de manera eficiente”.
Qatar alertó sobre “repercusiones catastróficas” a nivel regional, Omán estimó que el ataque “ampliará la guerra” y constituye una violación del derecho internacional, y la cancillería de Arabia Saudita publicó un comunicado en el que pide a la comunidad internacional “redoblar los esfuerzos para alcanzar una solución política que garantice el fin de la crisis".
Por su parte, el primer ministro del Líbano, Nawaf Salam, destacó la importancia de “adherirnos estrictamente al interés nacional supremo”, que es evitar que el país se vea “involucrado en la confrontación regional en curso de cualquier manera”.
El portavoz del gobierno de Irak, Basem al Auadi, indicó en un comunicado que la ofensiva “expone la estabilidad regional a graves riesgos", y Pakistán también condenó las acciones de Estados Unidos y reivindicó el “legítimo derecho (de Irán) de defenderse en virtud de la Carta de Naciones Unidas”.
Reino Unido estaba al tanto
El secretario de Negocios y Comercio de Reino Unido, Jonathan Reynolds, reveló al canal ‘Sky News’ que el gobierno de Keir Starmer fue informado de los ataques antes de que se ejecutaran, aunque no se le solicitó ayuda.
En todo caso, Reynolds aseguró que el gobierno británico tomará "todas las medidas necesarias" para defender a sus aliados clave si percibiera que estos están siendo amenazados, y reveló que para ello el país ha trasladado activos militares a la región.
El canciller alemán Friedrich Merz hizo un llamado a Irán a entrar en “conversaciones inmediatas” con Estados Unidos e Israel, y aseguró que su gobierno está trabajando activamente para conseguir una solución diplomática al conflicto.
La jefa de la diplomacia europea Kaja Kallas anunció una reunión de ministros de Exteriores para discutir la situación este 22 de junio, pero reiteró que “no puede permitirse a Irán desarrollar un arma nuclear, porque sería una amenaza para la seguridad internacional”.
En términos similares se pronunció el primer ministro de Japón Shigeru Ishiba, quien cree que “es necesario detener el desarrollo de armas nucleares por parte de Irán”, pero al mismo tiempo hizo votos por un desescalamiento el conflicto.
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