Siete candidatos se enfrentan el 20 de marzo para definir al sustituto de Thomas Bach al frente del Comité Olímpico Internacional, con Sebastian Coe y Juan Antonio Samaranch como los grandes favoritos para quedarse con la más importante posición mundial del deporte. Estas son las tareas pendientes para la nueva cabeza del olimpismo.

Nunca se habían presentado tantos postulados para este cargo, que tiene prácticamente el peso de un jefe de Estado en la política y la diplomacia mundial, y cuyo mandato goza de una vigencia de cuatro años, con posibilidad de reelección inmediata.

Ciento nueve miembros COI (especie de notables con poder de voto para decisiones como esta, el programa olímpico o la sede de los Juegos), están reunidos en la cuna de esta justa, Grecia, para marcar en secreto sus boletas, luego de una intensa campaña que ha pasado por varios de los temas más escabrosos y divisivos en el deporte de hoy en día.

La fórmula ha sido cuestionada por uno de los favoritos, Sebastian Coe, quien lamentó a mediados de marzo la falta de transparencia del proceso y el escaso acceso a los miembros con facultad de elegir, más allá de los apenas 20 minutos que cada candidato tuvo para presentar su programa en enero pasado.

Estos son los siete aspirantes

Coe, presidente de World Athletics y antes de eso jefe del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, lucía como el hombre a vencer, pero la figura del hijo del expresidente que más decisivamente cambió el olimpismo mundial ha tomado más fuerza a medida que se acerca la hora de elegir.

Juan Antonio Samaranch padre estuvo 21 años al frente del COI, el segundo periodo más largo después de los 29 años de Pierre de Coubertin. Suyo fue el mérito de haber acabado con los boicots como medio de presión política y también la eliminación del amateurismo en el deporte olímpico.

Bajo su mandato se sumaron los tenistas profesionales y las estrellas de la NBA al firmamento de los Juegos de Verano, un impulso que marcó un antes y un después para estas justas.

Samaranch hijo, empresario y vicepresidente del COI, ha tratado de deslindarse de la herencia paterna, como una forma de construir una narrativa propia.

Ya ha transitado las posiciones más importantes de la entidad, pasando por las comisiones de coordinación con varios Juegos Olímpicos, Comunicaciones y Solidaridad Olímpica (que asigna presupuestos derivados de los ingresos por venta de entradas, derechos de transmisión, patrocinio y licencias), además de ser miembro del Consejo de Olympic Channel, la estación oficial del COI.

Kirsty Coventry, ministra de Deportes de Zimbabue y al igual que Coe campeona olímpica, lucía hasta no hace mucho como una fuerte aspirante a convertirse en la primera mujer y primera africana al frente del COI, pero sus opciones se han desvanecido, en medio de recientes denuncias de acoso a atletas y del posible uso de su programa Servicio Nacional de la Juventud como especie de milicias juveniles contra la oposición de su país.

David Lappartient, presidente del Comité Olímpico Francés y de la Unión Ciclista Internacional, ha acrecentado su prestigio con la decidida lucha por limpiar la imagen de su deporte, amenazada por el dopaje, y es el hombre que con menos ambages ha defendido la necesidad de aclarar la situación de los atletas rusos, con el argumento de que “las sanciones no pueden ser de por vida”.

Los otros candidatos son el príncipe heredero de Jordania, Feisal Al Hussein, el líder de la Federación Internacional de Esquí, el sueco Johan Eliasch, y el japonés Morinari Watanabe, presidente de la gimnasia mundial y autor de la rocambolesca propuesta de celebrar los Juegos Olímpicos en cinco ciudades de cinco continentes.

Inclusión vs deporte femenino: un camino que se bifurca

Avanzar en la agenda de la inclusión y profundizar en el camino de la no discriminación son misiones que en el deporte podrían estar reñidas con otra de sus tareas más apremiantes: la protección del deporte femenino.

El espinoso tema de la participación de las atletas transgénero en la categoría de mujeres había sido dejado en manos de las federaciones internacionales durante la gestión de Thomas Bach, pero la necesidad de tomar una posición desde el COI se puso de relieve durante los recientes Juegos Olímpicos de París 2024.

Dos atletas cuyos perfiles podrían encajar en el espectro del desarrollo sexual diferente (DSD), Lin Yu-ting e Imane Khelif, consiguieron medallas de oro en el boxeo, mientras la Asociación Internacional de este deporte (IBA) clamaba que en el pasado las había excluido porque en pruebas. cuya naturaleza no precisaba, habían arrojado cromosomas XY, que son exclusivamente masculinos.

Eso puso en el tapete la necesidad de una política de elegibilidad de género, que abarque no solo el tema de las atletas transgénero, sino también el de aquellas afectadas por alguna forma de DSD, como el hiperandrogenismo o la intersexualidad.

El primero en advertir sobre esa urgencia fue Sebastian Coe, que como presidente de World Athletics parte con la ventaja de que ya tiene un reglamento vigente al respecto, el que marginó del mediofondo a atletas como Caster Semenya, Margaret Wambui y Francine Niyonsaba.

Bach sigue restando importancia al tema y recientemente aseguró que el mismo está alimentado por noticias falsas, fabricadas probablemente en laboratorios rusos de desinformación. Pero, la mayoría de los candidatos a sucederlo se lo toman más en serio.

Al igual que Coe, Samaranch cree que es momento de que el COI fije una posición al respecto. Curiosamente, la única mujer candidata, Coventry, considera que la protección del deporte femenino pasa por la promoción en otros ámbitos, como la formación de entrenadoras y dirigentes, y que la elegibilidad de género debe seguir siendo materia de cada deporte de forma individual, con sus propias características intrínsecas.

Pero ahora se ha sumado también un componente político a este punto, porque el presidente estadounidense Donald Trump ha dado instrucciones a la directora de Seguridad Nacional, Kristi Noem, de “negar todas y cada una de las solicitudes de visa hechas por hombres que intentan ingresar fraudulentamente” para participar en los próximos Juegos Olímpicos, Los Ángeles 2028, refiriéndose a atletas transgénero.

Rusia: entre la neutralidad y la defensa de la Carta Olímpica

Para el atletismo, Rusia ha estado suspendida, con sus atletas participando en condición de neutrales, desde 2014, cuando estalló el escándalo del esquema de dopaje patrocinado desde el estado.

Hoy los rusos siguen estando marginados en casi todos los deportes, ahora como consecuencia de la invasión a Ucrania, pero la salida de Thomas Bach podría abrir la puerta a una flexibilización de las posiciones en torno a los deportistas rusos.

Según el esquema actual, solo pueden competir como Atletas Neutrales Individuales, una fórmula que excluye la representación nacional, veta a las selecciones de deportes de conjunto y condiciona la participación a no haber cumplido ningún papel en la guerra, sea a través de la afiliación al ejército ruso o apoyando la invasión.

Se espera que el nuevo presidente reconsidere la situación de los rusos antes de los próximos Juegos Olímpicos, Milán-Cortina 2026, pues se trata de una de las delegaciones más competitivas en justas de invierno.

 

 

Solo Sebastian Coe se ha negado rotundamente a la readmisión y, como presidente de World Athletics, ha asegurado que “el atletismo no estará del lado equivocado de la historia”.

Johan Eliasch, representante de una disciplina de invierno, incluso ha abogado por extender la condición de Atletas Neutrales a todas las federaciones en Milán-Cortina, lo que de ser aprobado permitiría la participación del poderoso equipo ruso de hockey sobre hielo.

La difícil convivencia en Los Ángeles 2028

La otra tarea cuesta arriba del presidente que tomará posesión en junio es prepararse para la espinosa convivencia con Donald Trump, que todavía será el mandatario en funciones para el momento de los Juegos de Los Ángeles 2028.

David Lappartient visualiza un eventual encuentro con Trump si llega a ser electo al frente del COI, y anticipa la necesidad de recordar el respeto de la autonomía consagrada en la Carta Olímpica.

“Hemos visto que a veces esas conversaciones no salen según lo planeado”, reconoció Lappartient en entrevista con la agencia Reuters.

Todos los candidatos coinciden en que el tema de la elegibilidad de género debe estar resuelto mucho antes de que genere un choque con Trump, que vetó la participación de atletas transgénero en el deporte femenino en programas con financiamiento federal.

 

 

Pero las restricciones migratorias cada vez más severas serán seguramente un escenario de discordia mucho más probable. Un borrador del Departamento de Estado que fuentes gubernamentales han compartido con The New York Times prevé limitar o incluso prohibir la entrada al país de ciudadanos de 43 países.

La lista de los vetados en el proyecto incluye a una de las naciones más competitivas de América Latina en el escenario olímpico, Cuba, y a Venezuela, una fuente inagotable de talentos para el béisbol de Grandes Ligas.

Siete de los países que aparecen en el listado estuvieron presentes en el medallero de París 2024, incluyendo la tierra de la campeona olímpica de 100 m planos, Julien Alfred (Santa Lucía) y la de la monarca de salto triple Thea Lafond (Dominica).

 

 

Otros temas pendientes para el próximo presidente serán el cambio climático, que afecta a ambas justas, pero más decididamente a las de invierno, la sostenibilidad de un evento cada vez más costoso y cuestionado como los Juegos Olímpicos, la conexión con las nuevas generaciones y el avance hacia la profesionalización total, luego de que el atletismo ofreciera premios en metálico a sus medallistas olímpicos.

France24

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