El izquierdista Yamandú Orsi, delfín del exmandatario Pepe Mujica, fue investido este sábado 1 de marzo como nuevo presidente de Uruguay hasta 2030, en una ceremonia celebrada en el Palacio Legislativo frente a representantes de los diferentes países invitados.

"Yo, Yamandú Orsi, me comprometo por mi honor a desempeñar lealmente el cargo que se me ha confiado y a guardar y defender la Constitución de la República", fueron las palabras leídas por el nuevo mandatario.

Orsi aseguró este sábado, tras ser investido, que quiere encabezar un Gobierno "que se caracterice por el principio de humanidad".

"El sentido humano será el espíritu con el que se aborden las soluciones a los distintos problemas del país, pero también el modo de ejercer el servicio público, de poner oído ante cada problema o angustia de nuestro pueblo. De entender al que piensa distinto", indicó Orsi.

En ese sentido, el flamante presidente dijo que la única ambición del Gobierno "está íntimamente ligada a la búsqueda de la pública felicidad".

"La democracia también goza de buena salud cuando sus instituciones son sólidas, cuando la justicia es igual para todos y cuando se defiende a ultranza el mandato republicano de la independencia entre poderes", exclamó.

Orsi sucede a Luis Lacalle Pou para liderar hasta 2030 un país de 3,4 millones de habitantes, uno de los más estables y prósperos de la región, que este primero de marzo celebra 40 años de democracia ininterrumpida.

"¡Sabremos cumplir!", aseguró el delfín de Mujica, al ganar en noviembre con la promesa de beneficiar a los más desfavorecidos con "un cambio seguro que no será radical".

Orsi, un profesor de historia de 57 años que gobernó durante una década Canelones, el departamento más poblado del país después de Montevideo, llega a la Torre Ejecutiva con un 44% de expectativas favorables sobre su gestión, según una encuesta de Opción Consultores.

Juan Carlos Martínez, un trabajador de la construcción de 70 años, se mostró esperanzado. "Va a gobernar para los pobres, no para los ricos", señaló a la AFP.

Romina Maciel, de 20 años y empleada de una empresa de limpieza, confió en que su sueldo mejore, que pueda sentirse "más segura" y "que no haya gente viviendo en la calle".

La de Orsi es la octava investidura presidencial desde 1985, cuando terminó una dictadura cívico-militar de 13 años que dejó unos 200 detenidos-desaparecidos, una herida aún abierta para muchos.

"Espero que finalmente se haga justicia", afirmó Claudia, una enfermera de 59 años que prefirió no dar su apellido.

Orsi, el tercer mandatario de izquierda en Uruguay después de su mentor Mujica (2010-2015), y el fallecido Tabaré Vázquez (2005-2010 y 2015-2020), juró lealtad a la Constitución hacia las 14:00 (17:00 GMT) ante el Parlamento en pleno.

Luego se trasladó en auto eléctrico hasta la céntrica Plaza Independencia, donde Lacalle Pou le entregará la banda presidencial y quedará oficialmente investido en el cargo.

Delegados de más de 60 países, entre ellos el rey de España y los presidentes de Alemania, Armenia, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay y República Dominicana serán testigos de la asunción.

El presidente Javier Milei faltará debido a la inauguración de la nueva legislatura en Argentina.

Orsi ya sostuvo varios encuentros bilaterales el viernes, cuando compartió un asado con los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil, Gabriel Boric de Chile y Gustavo Petro de Colombia.

Mujica, de 89 años y enfermo de un cáncer irreversible, no se perderá la asunción de su discípulo y prevé además reunirse con su amigo Lula.

Retos y metas

Orsi enfrenta no pocos desafíos.

En lo político, lidiará con un Parlamento dividido, en el que el gobernante Frente Amplio (FA) solo controlará el Senado y habrá voces antisistema en la Cámara baja. Pero según analistas, la interna del oficialismo le generará aún más problemas.

"Dedicará más tiempo y energía a gestionar a sus partidarios acérrimos que a tratar con sus oponentes políticos", escribió el economista Arturo Porzecanski en la revista Americas Quarterly, advirtiendo tensiones con la "poderosa" central sindical Pit-CNT, afín al FA.

Orsi deberá atender las demandas sociales sin incrementar el déficit fiscal, que alcanzó en 2024 el 4,1% del PIB, y en momentos en que la falta de lluvias amenaza con afectar el crecimiento, estimado en 3% para este año.

El nuevo presidente tendrá el reto de abatir la criminalidad vinculada en gran parte al narcotráfico, algo que pese a intentos no logró Lacalle Pou. Uruguay tiene una tasa de homicidios de 10,5 cada 100.000 habitantes, y unos 16.000 presos con bajo nivel educativo y difícil perspectiva de reinserción social.

Por otra parte, las políticas proteccionistas del presidente estadounidense Donald Trump impactarán en Uruguay "a través del potencial menor crecimiento en China", dijo a la AFP Nicolás Saldías, del EIU, la unidad de análisis de The Economist.

Según Porzecanski, "Orsi hereda una economía y un país cuyos fundamentos son muy sólidos".

Lacalle Pou, un abogado de 51 años que deja el cargo con 54% de popularidad, destacó que su gobierno "cuidó los recursos públicos", fue "humanista" y buscó ir "a todos los rincones del país".

"Lo volvería a vivir, corrigiendo errores", aseguró el viernes, emocionado ante una multitud que lo aclamaba.

Con la voz quebrada, la agente de viajes Cecilia Antía, de 60 años, lamentó que en Uruguay no se permita un segundo mandato presidencial consecutivo. "¡Lo necesitamos!", exclamó entre seguidores que esperan que sea reelecto en cinco años.

France24

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