Un hombre vulnerable, consumido por las adicciones y la enfermedad, muere de un paro respiratorio en la soledad de su casa, menos de tres semanas después de haber sido sometido a una cirugía cerebral. Siete personas estarán a partir del 11 de marzo en el estrado para establecer si tuvieron o no responsabilidad en que la vida de Diego Armando Maradona se apagara a los 60 años.

Los acusados responderán a la imputación de homicidio simple por dolo eventual, que está presente cuando el implicado no busca expresamente cometer el delito, pero su proceder, sea por acción u omisión, conduce a que éste se produzca.

Ese podría ser el caso del personal médico que estuvo a cargo de las últimas horas del 'Pelusa'.

Los imputados podrían enfrentar penas entre los ocho y los 25 años de prisión, si se prueba su responsabilidad en la muerte de Diego Armando Maradona, probablemente la figura más icónica del fútbol, ocurrida en noviembre de 2020, luego de una operación para reducir un edema craneal.

Así será el proceso

Se espera que el juicio dure poco más de unos tres meses y que en julio haya una decisión por parte de los tres jueces del tribunal de San Isidro, al menos en el caso de siete de los ocho acusados, porque la enfermera Dahiana Madrid pidió un proceso aparte con jurado, que comienza en julio.

Serán cinco demandas distintas, cuatro de ellas presentadas por los hijos del 'Pelusa': Dalma y Giannina, las mayores, en una querella común, y luego en acusaciones separadas Diego Fernando, Diego Junior y Jana, y la quinta por las hermanas de Maradona.

Los acusados son el neurocirujano Leopoldo Luque, la psiquiatra Agustina Cosachov (que firmó un certificado en el que declaraba a Maradona “vigil y orientado” sin haberlo revisado en persona), el psicólogo especialista en adicciones Carlos Ángel Díaz, la coordinadora médica Nancy Forlini, el de enfermeros Mariano Perroni, el médico clínico Pedro Di Spagna y el enfermero Ricardo Almirón.

Además del dolo eventual, responderán a imputaciones por abandono de persona, castigado con penas que van de dos a seis años, y homicidio culposo (por imprudencia o impericia), que prevé entre uno y cinco años de prisión.

Una acusación por estafa contra una novena persona, Matías Morla, abogado del exjugador del Napoli, intentada por los tres hijos mayores, fue rechazada por el tribunal, que se centrará en el proceso en las malas prácticas médicas que pudieron haber conducido al fatal desenlace.

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Dalma, Giannina y Diego Fernando acusaban a Morla de tener interés en preservar a Maradona en un estado de dependencia para facilitar el manejo de sus activos y propiedades.

Unos 120 testigos serán escuchados a lo largo del juicio, en audiencias que en principio se realizarán tres días a la semana, aunque la frecuencia podría reducirse a dos por semana, algo en lo que concuerdan acusación y defensa.

Habrá más de 120.000 piezas de evidencia, entre exámenes e informes médicos, prescripciones, mensajes de texto y notas de voz, a través de los cuales los fiscales y acusadores privados tratarán de demostrar que la muerte de Maradona fue el resultado de malas prácticas médicas.

Los últimos días de un ídolo

El principio del fin de Diego Armando Maradona probablemente se desencadenó el día de su cumpleaños número 60, el 30 de octubre de 2020.

Ese día estaba prevista una celebración para él en el estadio de Gimnasia y Esgrima, el último club que dirigió, pero en cambio fue la fecha en la que se encendieron todas las alarmas. Se le vio desmejorado, desorientado, incluso encorvado y necesitado de ayuda para caminar.

Tres días después, se informaba que se había detectado un hematoma subdural, un coágulo de sangre en el cerebro que puede ser resultado de un traumatismo. Fue operado en la clínica Los Olivos, y el neurocirujano a cargo, Luque, calificó la intervención de exitosa.

Fue un procedimiento “que no es de alta complejidad”, según el propio Luque, mientras el abogado del mítico 10 de la albiceleste, Morla, declaraba que “hay Maradona para rato”.

Pero las cosas se complicaron cuando el exjugador exigió que se le diera el alta médica para continuar la recuperación en internación domiciliaria, y salió de la clínica apenas ocho días después de la operación, a pesar de que el propio Luque reconocía que estaba atravesando por “episodios de confusión”, que podían estar asociados “a un cuadro de abstinencia”.

El 25 de noviembre, después de días de aislamiento durante los cuales se negaba a comer o recibir visitas, el corazón del 10 finalmente se apagó. La autopsia reveló que padecía cirrosis hepática, enfermedad renal crónica, agrandamiento del corazón y deterioro neurológico como consecuencia de sus adicciones.

De acuerdo con los fiscales, todos esos padecimientos eran del conocimiento de los miembros del equipo médico que hoy está en el estrado, quienes según la acusación “lo abandonaron a su suerte”.

En 2021, una junta médica interdisciplinaria designada por el Ministerio de Justicia argentino para analizar las circunstancias del deceso del 'Pibe' determinó que los hoy imputados actuaron “de manera inapropiada, deficiente e imprudente”.

Ese informe sirvió de base para el proceso que se inicia el 11 de marzo.

“Se va a morir, esto está mal”

El registro de conversaciones en las aplicaciones de mensajería del equipo médico es una de las evidencias que los fiscales pondrán sobre la mesa para demostrar que los acusados conocían el riesgo en el que se encontraba su paciente, y no hicieron nada para minimizarlo.

Frases como “se va a morir”, “esto está mal”, “podemos perder la matrícula” o “acomodemos la historia clínica”, pueden leerse en ese registro.

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17 de los 22 peritos que integraron la junta médica evaluadora estuvieron de acuerdo en la mala praxis.

Documentaron que las condiciones de la internación domiciliaria no eran las adecuadas, y señalaron que faltaban dispositivos de emergencia tan elementales como un desfibrilador o un cilindro de oxígeno.

El informe de esa comisión dejó uno de los testimonios más dramáticos de las horas finales de Maradona, al concluir que estuvo agonizando durante 12 horas, lo que evidenciaba que no estaba siendo monitoreado adecuadamente.

Adicionalmente, el neurocirujano Luque está acusado de haber falsificado la firma de Maradona para solicitar la historia clínica en la clínica Los Olivos antes del ingreso a esa institución.

En su defensa, los acusados argumentarán que el 'Pelusa' era un paciente poco cooperador, que se negaba a tomar la medicación de parte de los enfermeros, Almirón y Madrid.

Estos debían dejar esa tarea en manos del entorno de Maradona: su sobrino Jonathan Espósito y su asistente Maximiliano Pomargo, y no tenían manera de asegurarse de que efectivamente había recibido sus medicamentos.

Espósito, Pomargo y los abogados Morla y Víctor Stinfale, que estaban al tanto de esa situación, solo comparecerán ante el tribunal en calidad de testigos.

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La actitud de desconfianza de Maradona, que aseguraba que el equipo médico lo “controlaba”, podía ser consecuencia de probables padecimientos psiquiátricos asociados a sus adicciones o al periodo de abstinencia que atravesaba.

Los fiscales argumentarán en su acusación que estaban dadas todas las condiciones para que el psicólogo Díaz recomendara la hospitalización en un centro de rehabilitación.

En cambio, este habría escatimado información a la familia sobre el verdadero estado del paciente, y se limitó a recomendar volver a conectarlo con sus antiguos compañeros de la selección campeona del mundo, como una forma de mejorar su estado de ánimo y fortalecer su compromiso para superar las adicciones.

France24

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