Son muchos los desafíos pendientes para las mujeres en el deporte, pero también muchas las conquistas en ámbitos tan diversos como la remuneración, la protección a la maternidad y la defensa contra el abuso. Estas cinco atletas han sido catalizadoras de un cambio que todavía está en marcha, pero que ya ha transformado sus disciplinas y la actividad en general.
Pocos deportistas cambiaron su entorno de la forma en que lo hizo Serena Williams en el tenis femenino, ninguna jugadora había atraído la atención que Caitlin Clark generó en el baloncesto universitario, Jenni Hermoso marcó un antes y un después con su denuncia contra Luis Rubiales, Allyson Felix transformó la discriminación en una nueva vida para las atletas madres y Simone Biles atrajo el foco sobre un tema escasamente abordado: la salud mental.
Sin el aporte de estas mujeres, muchas de las conquistas del deporte femenino en los últimos años, probablemente serían todavía tareas pendientes.
Serena Williams: la lucha por la igualdad
Fueron muchos los frentes en los que Serena Williams tuvo que enfrentar la discriminación y las desigualdades. Su batalla abordó desafíos sociales, raciales, económicos y de género. En todas, incluso la que marcó su retiro de las canchas, pudo proclamar la victoria.
La ganadora de 39 títulos de Grand Slam (incluyendo 23 individuales, la mayor cifra de la Era Abierta) no tuvo un origen privilegiado, a diferencia de la mayoría de los tenistas, y volverse una de las mejores de la historia fue una pelea cuesta arriba contra un entorno tan marcado por las ventajas sociales.
Sin embargo, una vez instalada en la cima, no dejó piedra por remover. Encabezó en 2017 una campaña por lograr la igualdad salarial entre hombres y mujeres, que hoy ha convertido al tenis en uno de los deportes en los que las brechas se han cerrado más, tanto que los cuatro torneos de Grand Slam entregan la misma bolsa en masculino y femenino.
Su impacto en el tenis fue tan grande que, en la cúspide de su carrera, uno de cada cuatro aficionados que asistían al Abierto de Estados Unidos eran afroamericanos atraídos por ella y su hermana Venus. Figuras como la campeona de ese torneo en 2023, Coco Gauff, identifican a Serena como la influencia más decisiva de su carrera.
Culminada su carrera deportiva, la niña afroamericana de Compton, uno de los vecindarios más afectados por la violencia de pandillas en California, terminó convertida en una exitosa empresaria, copropietaria de equipos de la NWSL, la WNBA e incluso de los Miami Dolphins de la NFL.
Se retiró a los 41 años, para tener a su segunda hija. En una muy sentida carta de despedida lamentó que las mujeres tuvieran que hacer esas elecciones, pero menos de tres años después de ese adiós, cuatro jugadoras han regresado de sus licencias de maternidad a la WTA, que ahora cuenta con guarderías y con 12 meses de permiso pagado para las raquetas que decidan ser madres.
Jenni Hermoso: una voz contra el abuso
Una acción que pudo haber sido normalizada o incluso justificada por otra víctima menos informada y comprometida, produjo una avalancha en el caso de Jenni Hermoso.
El beso no solicitado que recibió del presidente de la Federación Española Luis Rubiales, en la ceremonia de entrega de medallas del Mundial Femenino, terminó con Rubiales defenestrado de la entidad, suspendido por la FIFA, declarado culpable de agresión sexual y multado en los tribunales.
Hermoso se negó a dejar pasar el episodio que empañó el que debía ser un momento de celebración y reconocimiento para todo el equipo, y su lucha despertó la solidaridad y la combatividad de sus compañeras y del fútbol en general, tanto que incluso se sumaron dos jugadores del combinado masculino: Borja Iglesias e Isco Alarcón.
La máxima goleadora de la Roja no solo denunció a Rubiales por el “piquito” que él tanto trató de minimizar, sino que señaló también las presiones que recibió para dejar el episodio en el olvido, y eso produjo incluso un cambio en la dirección técnica de la selección, al forzar la salida del muy cuestionado Jorge Vilda.
La lucha de Jenni Hermoso por el respeto avivó un debate que puede provocar muchos cambios, más en el fútbol practicado por mujeres, como ya sucedió con la contratación colectiva de la Primera División española, que incluye protocolos contra el acoso.
El movimiento #SeAcabó que se desató en torneo a las denuncias de Hermoso, una especie de remezón similar al #MeToo del mundo del espectáculo, terminó propiciando que se revelaran otros episodios de acoso o agresión sufridos por mujeres futbolistas.
Así se puso el acento sobre la necesidad de generar mecanismos dentro del deporte para proteger a las atletas en su entorno laboral natural.
Simone Biles: el foco sobre la salud mental
De un momento de flaqueza vino la fortaleza que hizo de Simone Biles una leyenda. La gimnasta causó sorpresa cuando renunció a las finales de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, para las que ya estaba clasificada y en las era la gran favorita.
Su decisión la convirtió en una de las primeras grandes figuras del deporte que se atrevían a admitir públicamente su lucha con temas de salud mental, junto a la tenista Naomi Osaka, que ese mismo año se había retirado de Roland Garros y había decidido saltarse Wimbledon por la misma razón.
Simone enfrentaba los estragos de los llamados “twisties”, una especie de extravío espacial común en los gimnastas. También explotaba la tormenta interior que se había estado gestando a raíz de los abusos de Larry Nassar, el médico de la selección estadounidense que hoy purga prisión por haber agredido sexualmente a 265 atletas, entre ellas Simone.
Tres años después en París, fue un ave Fénix, la máxima estrella de los Juegos Olímpicos, con sus tres medallas de oro y una de plata, que la convirtieron en la gimnasta más laureada de todos los tiempos, contando también sus preseas en campeonatos del mundo.
Al reconocer y exponer sus fantasmas interiores, Simone Biles acabó con una cultura de represión de la vulnerabilidad en el deporte.
Antes de ella, todo atisbo de grieta en la fortaleza mental del campeón debía ser barrido bajo la alfombra. Hoy el estigma asociado a estas dolencias forma parte del pasado, y cada vez más atletas multiplican y practican el mensaje de que la salud mental también puede lesionarse y requerir atención.
“Nos hizo a todos dar un paso atrás y darnos cuenta de que no solo somos robots en la gimnasia”, reconoció su compañera en la selección estadounidense Jade Carey, que ganó el oro de manos libres en Tokio 2020.
Allyson Felix: las madres atletas llegan a la meta
Allyson Felix ya era la mayor ganadora de medallas mundiales del atletismo, había conseguido seis de sus siete oros olímpicos y era plusmarquista mundial como parte del relevo 4×100 estadounidense, cuando se embarazó de su hija Camryn.
Su patrocinador Nike se negó a ofrecer la garantía que Allyson pedía en caso de que su rendimiento mermara al regreso de la licencia materna, y en cambio redujo en 70 % su contrato del año siguiente. Ella no dudó y denunció al gigante de indumentaria deportiva en un artículo de opinión que publicó en el New York Times.
La lucha de la competidora olímpica más laureada del atletismo estadounidense cambió por completo el escenario para las madres atletas, que en París 2024 incluso tuvieron una guardería en la Villa Olímpica, por iniciativa de Felix y con apoyo del patrocinador oficial de los Juegos Olímpicos Procter & Gamble.
Aunque no logró reconquistar a Felix, Nike cambió su política, eliminó la cláusula de reducción salarial por maternidad y protegió el contrato de las atletas madres por 18 meses.
Hoy la mayoría de los circuitos deportivos ofrecen servicios para que las deportistas puedan tener cerca a sus hijos. Esgrimistas, atletas y tenistas tienen guarderías y salas de lactancia, y gran parte de esa transformación se debe a Allyson Felix, que entendió que la lucha por la igualdad también podía partir de una diferencia tan decisiva como la capacidad de gestar.
Desde su batalla con Nike, Felix ha estado dos veces en la lista de las 100 personas más influyentes del mundo para la revista Time, lanzó su propia compañía de artículos deportivos, fue electa a la Comisión de Atletas del Comité Olímpico Internacional, creó una agencia centrada en la promoción de la mujer deportista como imagen de marca y ha convertido al deporte en un espacio compatible con la maternidad.
Caitlin Clark: redefiniendo el juego
La WNBA se encuentra en un momento estelar, en gran medida, gracias a una joven de apenas 23 años, la Novata del Año Caitlin Clark, que ha provocado una auténtica revolución en el baloncesto femenino.
Lo hizo desde sus tiempos universitarios, porque antes y después de su récord de puntos para la NCAA con las Iowa Hawkeyes, su presencia llevó a imponer picos inéditos de asistencia en los estadios y de audiencia televisiva.
Las transmisiones de la final de la NCAA en 2024, su último compromiso universitario antes de convertirse en profesional, tuvieron una audiencia acumulada de 18,9 millones de espectadores, más que cualquier otro partido de baloncesto en los últimos cinco años, incluyendo la NBA.
Casi 2,5 millones de personas siguieron el draft de la WNBA, donde fue la primera selección, la transmisión más vista de esa liga en 24 años. Su partido de debut tuvo la mayor audiencia televisiva en cualquier canal de cable en la historia de la WNBA.
El llamado “efecto Caitlin Clark” también se reflejó en la boletería. Todos los estadios donde jugó en su última temporada universitaria registraron récords de asistencia, y el partido en el que rompió el récord de puntos para la NCAA marcó el promedio de precios más alto jamás pagado por entradas a un juego de baloncesto universitario femenino: 408 dólares.
La organización de investigación económica Common Sense Institute estimó que el producto interno bruto del estado de Iowa se incrementó entre 14,4 y 52,3 millones de dólares gracias a Caitlin Clark, y la WNBA también está beneficiándose con su presencia.
La venta de entradas para el Indiana Fever se incrementó en 1300% con respecto a la temporada anterior, la asistencia en general a todos los estadios fue 48% más alta que en 2023, animada por otras novatas estelares como Angel Reese o Cameron Brink, la audiencia televisiva creció 170% y la compra de productos alegóricos a la liga aumentó 601%.
Clark ni siquiera ha alcanzado su pico de rendimiento como profesional, así que todavía es mucho lo que esta ella puede seguir revolucionando su deporte.
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