Un nuevo informe de la ONU reclama medidas urgentes para contrarrestar el retroceso mundial de décadas de logros conseguidos con gran esfuerzo en favor de las mujeres y las niñas, entre los que destaca la violencia en línea. Expertos en ciberabuso afirman que la regulación, la alfabetización digital y animar a los hombres a convertirse en aliados en las estrategias contra el abuso son fundamentales para crear espacios en línea más seguros.
El informe de la ONU de este año tiene un tono más pesimista. El reporte publicado conmemora los 30 años de la Declaración de Beijing –un acuerdo histórico firmado por 189 países que supuso un cambio fundamental en la lucha por los derechos de las mujeres y las niñas- y se publica en el marco de las marchas del Día Internacional de la Mujer que se celebran este fin de semana.
El documento señala una creciente tendencia contra los derechos de las mujeres, destacando los impactos de los conflictos en curso, la pobreza, el rápido repunte de la inteligencia artificial (IA) y los cambios políticos sísmicos que han precipitado un retroceso.
En 12 países de Europa y Asia Central, el informe revela que el 53% de las mujeres adultas en línea han sufrido alguna forma de violencia de género facilitada por la tecnología al menos una vez.
Según el Instituto Europeo de la Igualdad de Género, la violencia y el abuso en línea adoptan muchas formas, siendo las más extendidas el ciberacoso, el ciberhostigamiento, la incitación al odio de género y el abuso no consentido de la imagen íntima.
Aunque los hombres pueden ser víctimas del ciberabuso y la violencia, las pruebas abrumadoras demuestran que las mujeres y las niñas son las más vulnerables.
“Hay una tendencia al alza de la violencia en línea contra las mujeres”, afirma la profesora Elena Martellozzo, investigadora y directora asociada del Centro de Estudios sobre Malos Tratos y Trauma de la Universidad de Middlesex.
“La misoginia va en aumento y el comportamiento sádico por parte de niños y hombres jóvenes crece en la red”.
“La inteligencia artificial ha supuesto una enorme amenaza para las mujeres y las niñas”, afirma en referencia a la tecnología 'deepfake', capaz de manipular imágenes, audio o vídeo, lo que dificulta distinguirlos de los contenidos auténticos.
“Hay aplicaciones que pueden desnudar a alguien; cómo se permite siquiera que existan”, condena.
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Amenazas de la "manosfera"
El repunte no es sorprendente si se tiene en cuenta que la esfera digital se ha convertido en un caldo de cultivo para la incitación al odio y ha dado lugar al término "manosfera", una red de contenidos misóginos generados por un grupo específico de hombres, en su mayoría jóvenes, cuya influencia en línea está moldeando las actitudes públicas hacia las mujeres y alimentando la violencia.
“No es un problema nuevo culpar a las mujeres de todo tipo de problemas en la sociedad, pero ahora está mucho más exacerbado por el hecho de que ahora se les anima y han encontrado una forma de intercambiar opiniones más poderosas”, afirma Devran Gulel, investigadora de la Universidad de Portsmouth, sobre los espacios en red o “manosfera” utilizados predominantemente por hombres jóvenes descontentos.
Añadió que el denominador común de los usuarios era la "instrumentalización de las plataformas en línea para acosar a las mujeres, sembrar desinformación sobre cuestiones de género y normalizar la misoginia bajo el disfraz de los llamados temas masculinos".
Campañas coordinadas de acoso contra las mujeres -especialmente las que desempeñan funciones públicas- son solo algunos de los comportamientos que tienen lugar en la "manosfera".
“A medida que las mujeres han ido ganando derechos y libertades han empezado a reclamar espacio y en el espacio público y, por supuesto, algunos hombres no han estado contentos con esto porque han empezado a perder sus privilegios”, dijo Gulel.
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Límites de la regulación
Los legisladores de la Unión Europea también aprobaron la Ley de Servicios Digitales, que obliga a las plataformas digitales europeas a retirar los contenidos ilegales de sus sitios web.
Pero la normativa ha tenido sus limitaciones y, como era de esperar, se ha topado con la resistencia de los gigantes tecnológicos, que siempre han dado prioridad a la libertad de expresión.
En enero, Meta puso fin a su relación con las organizaciones de verificación de hechos eliminando a los moderadores, cuya función incluía la supervisión y eliminación de contenidos abusivos. La propia junta de supervisión de Meta ha expresado su preocupación por el impacto de los cambios.
Desde el anuncio, Gobiernos y expertos en ciberseguridad han presionado a Meta y a otras plataformas tecnológicas para que estudien las repercusiones de la eliminación de los moderadores.
“La regulación es el paso correcto, pero la cuestión es hacerla cumplir. Necesitamos medidas jurídicamente vinculantes, no solo códigos de conducta o directrices”, afirmó Gulel.
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Hacer transparentes los algoritmos
“Necesitamos transparencia en el diseño de los algoritmos, para saber que estas plataformas no se benefician de la misoginia 'online’”.
Martellozzo coincide en que, sin abordar la cultura más amplia del abuso, la misoginia y la pornografía en línea, estas medidas solo abordarán parte del problema.
“Lo que la legislación no hace es abordar el problema de la proliferación del odio o la distribución generalizada de abusos contra las mujeres. Así que se puede intentar solucionar el problema diciendo: 'sí, esto es ilegal', pero sigue habiendo un grupo de personas dispuestas a hacer estas cosas”.
Se espera que el Reino Unido legisle en breve para penalizar la creación de 'deepfakes' sexualmente explícitos, con el fin de hacer frente a la violencia en línea dirigida contra mujeres y niñas.
Martellozzo afirma que penalizar la violencia en línea es un paso adelante fundamental, sobre todo teniendo en cuenta las limitaciones y los retos de la regulación, pero advierte del peligro de confiar demasiado en estrategias sin medidas preventivas.
Texto adaptado de su original en inglés
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