El escritor franco-argelino Boualem Sansal fue condenado el jueves a cinco años de cárcel por un tribunal argelino, lo que provocó reacciones indignadas de políticos en Francia y tensa todavía más las relaciones entre Argelia y su antiguo gobernante colonial.
La detención en noviembre del escritor argelino Boualem Sansal, nacionalizado francés en 2024, ha escalado aún más la tensión entre Argelia y Francia, que mantienen una crisis diplomática desde el pasado verano.
Este jueves, la Justicia argelina lo condenó a cinco años de prisión y una multa de 500.000 dinares argelinos (unos 3.500 euros), según confirmó Mohamed Baghdadi, presidente del Colegio de letrados.
El afamado escritor, que pasó parte de la prisión preventiva en el hospital, fue detenido en noviembre en el aeropuerto de Argel tras afirmar en una entrevista con un medio de comunicación francés de extrema derecha que Francia cedió injustamente territorio marroquí a Argelia durante la época colonial.
Argelia consideró las declaraciones, que repetían una antigua demanda de Marruecos, como una ofensa a su soberanía nacional.
En el juicio celebrado la semana pasada, Sansal declaró que no había previsto las posibles repercusiones de sus comentarios sobre las fronteras de Argelia con Marruecos y negó cualquier intención de perjudicar a Argelia, afirmando que simplemente "expresó una opinión" en nombre de la "libertad de expresión", según reseñó el periódico argelino Echorouk.
La semana pasada, los fiscales de un tribunal de Argel solicitaron una pena de 10 años de prisión para el novelista, que tiene 80 años, según su editor francés Gallimard, y cuya obra ha seguido estando disponible en Argelia a pesar de sus críticas al gobierno.
Antes de la decisión judicial, los analistas habían sugerido que podría desempeñar un papel crucial en la resolución de la crisis diplomática entre París y Argel. Apostaban por una sentencia más leve o una condena seguida de un indulto del presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune.
Argelia ha culpado a la extrema derecha francesa de alimentar la disputa, argumentando que la diplomacia francesa está ahora dirigida por partidarios de la línea dura que favorecen a su rival regional, Marruecos.
Apoyo de desde diversas corrientes
Aunque Sansal era relativamente desconocido en Francia antes de su detención, el juicio ha desatado una ola de apoyo de intelectuales y funcionarios franceses, que incluso ha llegado a las calles.
El presidente francés, Emmanuel Macron, ha tachado de "poco serias" las acusaciones contra Sansal, pero ha expresado su confianza en la postura del presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune, al respecto.
Macron ha pedido en repetidas ocasiones la liberación del escritor, alegando su frágil estado de salud a causa de un cáncer.
La líder de los diputados de la Agrupación Nacional, Marine Le Pen, declaró en X que la pena de cinco años de cárcel "es en realidad, dada su edad y su estado de salud, una cadena perpetua".
Mathilde Panot, presidenta del grupo LFI en la Asamblea Nacional, dijo "El delito de opinión no debería existir. Pedimos una vez más su liberación inmediata".
Laurent Wauquiez, presidente de los diputados de LR y candidato a la presidencia de su partido, denunció en X una "condena inicua por parte de un régimen que odia la libertad" y pidió "el fin de la sumisión al régimen de Argel"
El exprimer ministro Gabriel Attal, del partido Renacimiento, criticó "una parodia de justicia", afirmando en X que "es Francia la que está en el punto de mira"
Lazos tensos
El sitio de noticias argelino TSA ha escrito que el juicio "no sólo trataba del destino de un hombre, sino también del futuro inmediato de las relaciones" entre Argelia y su antiguo gobernante colonial.
Los lazos entre ambos países se han tensado por cuestiones migratorias y desde que Macron reconoció la soberanía marroquí sobre el disputado territorio del Sáhara Occidental en julio del año pasado.
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Argel, que apoya las reivindicaciones del movimiento independentista Polisario sobre este territorio, retiró inmediatamente a su embajador y amenazó con represalias.
El Sáhara Occidental está controlado en su mayor parte por Marruecos, pero es reclamado por el independentista Frente Polisario, apoyado por Argelia, que busca un referéndum de autodeterminación respaldado por la ONU, que nunca se ha materializado desde el alto el fuego de 1991.
Por su parte, el primer ministro François Bayrou anunció el miércoles que revisará el acuerdo de 1968, que facilita la migración de ciudadanos argelinos a Francia, a menos que Argelia acepte recibir de vuelta a los deportados por las autoridades francesas.
Bayrou afirmó que se entregará a las autoridades argelinas una lista de sus ciudadanos que deben ser readmitidos en Argelia, y advirtió que si no se logra un progreso en un plazo de seis semanas, Francia se reserva el derecho de cuestionar dichos acuerdos.
Con EFE, Reuters y AFP
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