En un discurso histórico, el presidente sirio Ahmed al-Sharaa defendió la gestión de su gobierno de facto, instalado en marzo tras la caída del régimen de Bashar al-Assad en diciembre. El primer presidente sirio en pisar la sede de la ONU desde 1967, al-Sharaa —exrebelde, exyihadista, exlíder de Al-Qaeda en Siria y jefe de Estado— afirmó que el país está en la senda de profundas transformaciones, acusó a Israel como agente desestabilizador y se comprometió con el diálogo.
“Siria está recuperando el lugar que le corresponde entre las naciones del mundo”, afirmó este miércoles 24 de septiembre Ahmed al-Sharaa, el nuevo presidente de Siria, en un discurso histórico y simbólico ante la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York, que también marcó la vuelta del país al organismo internacional: Se trataba del primer presidente sirio en poner un pie en la ONU desde 1967.
“Siria está recuperando el lugar que le corresponde entre las naciones del mundo”, afirmó el mandatario ante la reunión anual de líderes mundiales, en una intervención que fue seguida con expectativa por miles de ciudadanos sirios, que se congregaron frente a pantallas en ciudades y pueblos del país ondeando la nueva bandera del país.
En su discurso, al-Sharaa defendió la gestión de su gobierno de facto, que se instaló formalmente en marzo, tras dos meses de un mandato provisional encabezado por el político Mohammed al-Bashir. Dos meses antes, en diciembre, el régimen autocrático de la familia Assad, que gobernó el país con un control férreo y considerado despótico durante más de medio siglo, se desvanecía con la huida a Rusia del último de sus líderes: Bashar al-Assad.
“Desde el mismo momento en que cayó el régimen anterior, establecimos una política estratégica clara construida sobre tres pilares: diplomacia equilibrada, seguridad y estabilidad, y desarrollo económico”, dijo al-Sharaa, quien lideró el grupo paramilitar e insurgente Hayat Tahrir al-Shams (HTS).
El grupo lanzó junto a Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) una sorpresiva ofensiva militar que en cuestión de semanas hizo avances desde el norte y este del país, superando a las tropas del ejército sirio leales a al-Assad y haciendo su entrada triunfal en Damasco. Algunas estimaciones apuntan que el régimen represivo, que se radicalizó a partir de 2011 y durante 14 años de guerra civil, causó la muerte de un millón de personas y torturó a cientos de miles.
Siria requiere urgente el alivio de sanciones y ayuda financiera, y durante meses al-Sharaa ha buscado tranquilizar a Estados Unidos, la Unión Europea y países árabes, que vigilan de cerca cada paso del nuevo gobierno y piden respeto a derechos humanos, la protección de las minorías que hacen parte del tejido social del país y evitar el resurgimiento del extremismo islámico.
En enero, Washington emitió una exención con vigencia de seis meses para algunas sanciones para fomentar el ingreso de la ayuda humanitaria, pero la mayoría de las medidas contra el país —impuestas durante el régimen de Al-Assad—permanecen vigentes. En marzo, el gobierno emitió una declaración constitucional en la que incluyó garantías a los derechos de las mujeres y la libertad de expresión e inauguró un nuevo gabinete, que por primera vez incluyó a una mujer cristiana.
Antes conocido como Abu Mohammed al-Golani, Al-Sharaa es considerado una figura kafkiana, que se ha ido despojando de capas e identidades: En 2003 se unió a Al-Qaeda en Irak y operó como combatiente yihadista, disparando contra instalaciones estadounidenses tras la invasión de tropas al país. Más tarde, regresaría a Siria para fundar la filial de Al Qaeda en el país.
Por pasado rebelde islamista, que abrazó la yihad, y fundador radical de una facción de un grupo terrorista, es todavía visto con recelo —y desconfianza— por Estados Unidos, la Unión Europea y países occidentales, pese a que se ha dedicado durante 12 años a pulir su imagen pública para ganarse a los gobiernos internacionales y a las minorías religiosas y étnicas sirias, una tarea que incluyó un distanciamiento de Al Qaeda.
“Un nuevo Estado”, la rendición de cuentas por ola de violencia étnica y acusaciones contra Israel
El nuevo líder de Siria afirmó que su gobierno trabaja en "el establecimiento de un nuevo Estado, construyendo instituciones y leyes que garanticen los derechos de todos sin excepción” y afirmó que se habían creado comisiones para la justicia transicional y para investigar el destino de las personas desaparecidas, mientras se trabaja para elegir un nuevo Parlamento.
Según al-Sharaa, se han reestructurado las instituciones civiles y militares, se ha disuelto la burocracia anterior y se ha establecido un “gobierno de competencia” para fortalecer la participación ciudadana. También destacó el restablecimiento total de las relaciones internacionales y las nuevas asociaciones regionales y mundiales, como lo demuestra el levantamiento parcial de las sanciones.
El país celebrará el próximo 5 de octubre las primeras elecciones parlamentarias desde el derrocamiento de Al-Assad, pero la Comisión Electoral anunció el 23 de agosto que serían pospuestos en tres provincias: Sweida, en el sur y de mayoría drusa; en Raqqa y Hasaka, en el norte y noreste, ambos bastiones kurdos, y que han sido el terreno de una ola de violencia étnica desbordada.
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En julio, cientos de personas fueron asesinadas en Sweida en enfrentamientos entre combatientes drusos, tribus beduinas suníes y fuerzas gubernamentales. Varias semanas después, la mayoría drusa en Sweida reclamó el derecho a la autodeterminación y la celebración de un referéndum de independencia. La integración de las instituciones kurdas en las del gobierno central se ha visto obstaculizada por las diferencias entre ambas partes.
Al-Sharaa también se comprometió con rendición de cuentas, señalando que Siria había formado comisiones de investigación para investigar la reciente violencia sectaria y se había puesto a disposición de los investigadores de la ONU. “Garantizo que llevaré ante la justicia a todos los responsables del derramamiento de sangre”, afirmó.
Al mismo tiempo, denunció los continuos ataques israelíes contra territorio sirio como amenazas a la estabilidad regional y reiteró el compromiso de Damasco con el acuerdo de retirada de fuerzas de 1974. “Estamos comprometidos con el diálogo”, afirmó, pidiendo a la comunidad internacional que apoye a Siria frente a los ataques. “Continuando con la historia siria, declaro ante ustedes hoy el triunfo de la verdad sobre la falsedad”, dijo a los delegados.
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Las nuevas autoridades han sido criticadas por concentrar el poder en manos del nuevo líder, tras décadas de autocracia bajo el mandato de Assad y por no reflejar la diversidad étnica y religiosa del país. El país también afronta problemas económicos: Siria reevaluará su moneda y emitirá nuevos billetes sin la imagen de Assad y eliminando dos ceros, en un intento por restaurar la confianza del público en la libra, que se ha devaluado gravemente. Los billetes serán producidos por Goznak, la empresa estatal rusa de impresión de papel moneda.
Con Reuters, AP, AFP, EFE y medios locales.
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