Una de las enseñanzas claves para el academicismo periodístico realizada por los reporteros de The Washington Post, Bob Woodward y Carl Bernstein, para el caso Watergate (1972-1974), fue establecer la premisa que ha catapultado y elevado lo que hoy conocemos como periodismo de investigación: seguir la ruta del dinero (“follow the money”, en inglés).
Esta máxima del oficio debe ser también útil para el Ministerio Público de la República Dominicana, que ha consolidado el expediente de SeNaSa a través de la Operación Cobra, y que poco a poco está revelando el impacto indignante del desfalco.
Por suerte, la procuradora general de la República Dominicana, Yeni Berenice Reynoso, ha manifestado que la segunda carrera profesional que tenía en la mira era el periodismo, por lo que de seguro conoce el impacto que tuvieron aquellos reportajes para los fiscales independientes Archibald Cox y Leon Jaworski.
Y es que al comenzar a desnudar esta trama de corrupción administrativa y fraude millonario, que supera los 15 mil millones de pesos, cuya mente siniestra —al parecer— es únicamente el médico ortopeda y exdirector de SeNasa, Santiago Hazim, se debe enfilar la pregunta en ¿para qué se utilizó tanto dinero? Pero además, por la preservación de la democracia: ¿Dónde estaban los macro organismos centinelas del erario público?
Esta máxima del oficio debe ser también útil para el Ministerio Público de la República Dominicana, que ha consolidado el expediente de SeNaSa a través de la Operación Cobra, y que poco a poco está revelando el impacto indignante del desfalco.
Sin dudas, esta es una oportunidad para el Ministerio Público reivindicar su independencia tan proclamada, no solo recuperando cada peso sustraído -que es de suma importancia- sino también mostrando la intención final de embolsarse los recursos de la salud de la población más vulnerable de la República Dominicana, y la labor de las agencias fiscalizadoras.
Watergate mostró cómo, a través de nominillas, los republicanos buscaban asegurar el poder político. Hasta ahora, la Operación Cobra presenta que en SeNasa, mediante sobornos y desfalcos, se quería —“aparentemente”— solo asegurar beneficios económicos particulares… pero hay que seguir la ruta final del dinero.
“Follow the money” redefinió la política estadounidense. La Operación Cobra puede ser, para la República Dominicana, el punto de inflexión que muestre si nuestras instituciones, nos referimos a la Cámara de Cuentas, Contraloría General de la República y la Dirección de Ética e Integridad Pública, entre otras instancias que debieron alertar a tiempo, son capaces de enfrentar la corrupción con contundencia.
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