José Francisco Peña Gómez murió cuando apenas contaba con 61 años. La intensidad de su carrera política y liderazgo lo expuso a una dinámica absorbente que redujo significativamente su esperanza de vida. Un cáncer terminó con su vida el 10 de mayo de 1998, apenas unos días antes de las elecciones de medio término mientras gobernaba el doctor Leonel Fernández y el Partido de la Liberación Dominicana.

Este jueves, 6 de marzo, José Francisco cumpliría 88 años de su nacimiento en La Loma del Flaco, Valverde. Hijo de Vicente Oguís y María Marcelino, Peña Gómez fue salvado de las hordas trujillistas por la familia Bogaert, que lo protegió y le dio calor familiar.

Viviendo vicisitudes, marginalidad, rechazo, racismo, odio y malquerencias, ese joven se educó y fue maestro, creció y se convirtió en locutor, trabajó como zapatero y aprendiz de barbero, desarrolló ideas redentoras y se convirtió en miembro del Partido Revolucionario Dominicano, luego de la llegada de los delegados perredeístas que regresaron del exilio el 5 de julio de 1961, luego de la caída de la dictadura.

Aunque Juan Bosch fue el gran líder del PRD, luego de su salida al exilio en Benidorm, España, Peña Gómez asumió como secretario general la conducción del PRD en los años más duros del represivo gobierno del doctor Joaquín Balaguer.

Peña Gómez demostró que la lucha política debía ser sin violencia. Vivió la experiencia de haber sido quien avisara por la radio del levantamiento militar contra el triunvirato en abril de 1965, y se identificó por completo con la democracia, con la social democracia y con la alternancia democrática en el poder. Se negó a las aventuras golpistas y fuera de la elección popular para cambiar un gobierno.

Fue perseguido y reprimido. Estudio en Francia, Estados Unidos, en Costa Rica y asumió una representación en el ámbito internacional que ningún otro político dominicano había alcanzado. Hablaba seis idiomas, y fue un hombre de convicciones, sin sectarismo, con vehemencia, que se identificó con las bases del pueblo dominicano, y que fue asumido como el más grande líder de masas de toda la historia dominicana.

Fue el arquitecto del triunfo del PRD en las elecciones del 1978, en el gobierno de su partido batalló duramente para que se asumiera la socialdemocracia, y fue también decisivo para que Salvador Jorge Blanco alcanzara la presidencia de la República.

En las elecciones de 1990 quiso ofrecer su apoyo al profesor Juan Bosch y al PLD, algo que no fue posible por el rechazo su antiguo maestro. Bosch no llegó al poder, pero hizo todo lo posible para que Peña Gómez no alcanzara la presidencia de la República, que ganó en las elecciones de 1994, pero que el fraude montado impuso una circunstancia especial.

En las elecciones presidenciales dos años después, forzadas por la presión del PRD, se enfrentó a Leonel Fernández, quien se convirtió en el candidato de la alianza de Juan Bosch y el PLD con Joaquín Balaguer y el reformismo, y no pudo alcanzar la presidencia. Un cáncer lo derrotó el 10 de mayo de 1998.

Peña Gómez es un ejemplo de líder responsable y abierto, de hombre de Estado, con amplia visión sobre el porvenir de los pueblos, y en particular del pueblo dominicano, al que amó y al que dedicó los años más productivos y grandiosos de su vida. Lo recordamos con cariño, respeto y admiración.