La Superintendencia de Bancos (SB) concluyó su programa piloto para implementación de la taxonomía verde, en el que se clasificaron los créditos de seis entidades financieras de acuerdo con los criterios de sostenibilidad establecidos en este instrumento. Este programa se desarrolló con el apoyo de la Corporación Financiera Internacional (IFC, por sus siglas en inglés) y el Banco Mundial.

Los resultados fueron presentados este miércoles, ante representantes de la IFC y de las entidades de intermediación financiera, por Cesarina Reyes, subdirectora de Monitoreo de Riesgos de la SB, y Dawilvi Peña, especialista senior de riesgos ambientales y sociales.

Detallaron que, durante el levantamiento, que se extendió por seis meses, la institución analizó 7,545 operaciones de crédito, lo que convierte este proyecto de taxonomía verde en el más amplio de América Latina y el segundo en su tipo en toda la región.

A partir de esta primera etapa, se concluyó que la gestión ambiental de las entidades financieras se encuentra en una fase de desarrollo, con esfuerzos crecientes para integrar sus políticas ASG (ambientales, sociales y de gobernanza), sus productos financieros verdes y sus mecanismos para la gestión de riesgos climáticos.

También fue identificada la necesidad de reforzar la comunicación y el compromiso en diferentes niveles, asegurando que las políticas de sostenibilidad se reflejen en todas las áreas operativas y estén alineadas con los objetivos específicos de la taxonomía verde.

¿En qué consiste la taxonomía verde?

La taxonomía verde es un sistema de identificación y clasificación de actividades económicas y activos que contribuyen sustancialmente al logro de los objetivos ambientales y climáticos del país. Está concebida como una herramienta que favorece la financiación de los proyectos menos nocivos o que tengan un impacto neutro sobre el planeta.

Como paso previo a la creación del proyecto piloto, la SB realizó una encuesta diagnóstica a 43 entidades supervisadas, sobre su gestión de los riesgos climáticos, ambientales y sociales, y para conocer la situación de las finanzas verdes en el país.

Un compromiso compartido

Durante la actividad de este miércoles, el intendente de Bancos, Julio Caminero, precisó que la institución ha asumido un compromiso con la gestión responsable de los riesgos ambientales, sociales y de gobernanza, y que procura seguir avanzando en la aplicación de este programa.

Igualmente, Frida Ruiz, representante residente de la IFC, destacó el rol protagónico del sector financiero en incentivar la transición hacia modelos productivos cada vez menos nocivos para el medio ambiente.

Al disertar sobre la importancia de los sistemas de administración de riesgos ambientales y sociales (Saras), el experto en finanzas verdes Miguel Herrera subrayó que el mayor impacto de las entidades financieras se encuentra en la evaluación de los proyectos que serán financiados. “El mayor impacto que las entidades financieras pueden generar se encuentra en los criterios que utilizan para la evaluación ambiental vía créditos”.

Asimismo, Rodrigo Pereira Porto, consultor del Banco Mundial, analizó los aportes de la taxonomía verde en el sector financiero de otros países.

Al cierre del evento, Carlos Rijo, director del departamento de Monitoreo de Riesgos, y José Guillermo López, subgerente de Supervisión de la SB, esbozaron los próximos pasos de la institución en gestión de riesgos ambientales, sociales y climáticos.

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