El mundo está hoy más expuesto a fraudes a través de medios digitales. Avanza la tecnología, pero también se afinan los métodos para sustraer información y dinero a las personas. República Dominicana no escapa de este fenómeno.

En un estudio realizado por TransUnion, en el primer semestre de 2024, el país fue la segunda nación con más intentos de fraudes digitales en el hemisferio. El 16.1% de los consultados indicaron haber sido objeto de intentos de esta naturaleza. Solo Colombia registró un índice superior: 17.4%

Los intentos de timar a la población suelen llegar por la vía de correos electrónicos, mensajes de textos, foros en redes sociales y llamadas telefónicas.

El objetivo es casi siempre el mismo: tratar de que la persona aporte datos personales, sobre todo de acceso a sus cuentas e instrumentos financieros. Es decir, números de identificación, claves de acceso, nombre de usuario, datos de las cuentas y tarjetas, entre otros.

Esto supone un riesgo latente para todos los usuarios de aplicaciones financieras, en especial para las personas mayores o aquellas con poco conocimiento de las herramientas digitales.

Suplantación de identidad

Si los intentos descritos hasta ahora tienen una vía eminentemente digital, no se puede decir que es la única. En los últimos años, se combina este formato con modos que incluyen la presencialidad. El objetivo en muchos casos es suplantar la identidad de una persona, lo que se ha denominado “identidades sintéticas”.

Un ejemplo de ello puede ser una persona que recurre a otra para “gestionarle” un crédito por una aplicación o una plataforma digital.

Efectivamente hoy en día se pueden solicitar créditos por esa vía. Ocurre con bancos múltiples, bancos de ahorro y crédito, asociaciones de ahorro y préstamo, cooperativas y corporaciones de crédito. Más recientemente, también lo pueden hacer instituciones que operan casi exclusivamente en línea, como pueden ser los neobancos o las aplicaciones de microcréditos. Estos tienen que estar inscritos en la Superintendencia de Bancos de la República Dominicana o en ProConsumidor.

Lo que hacen los estafadores es tomar los datos de otra persona —nombre, cédula y hasta fotografía— y, efectivamente, solicitan el crédito; pero para recibirlo ellos, los timadores, y no la persona de la que han tomado los datos.

Así las cosas, los embaucadores disfrutan del dinero, mientras que la víctima queda endeudada con la institución financiera, neobanco o aplicación de microcrédito.

Formas de prevenir las estafas digitales

• Lo primero que hay que advertir, de cara a estas estafas que combinan presencialidad y medios digitales, es que solo el dueño de los datos debe solicitar su crédito en línea. No debe dejar que nadie más lo haga por ella, menos una persona con la que no tiene confianza.

• Nunca dar datos personales a propósito de llamadas telefónicas, mensajes de texto, grupos de Facebook o WhatsApp que pidan nombre completo, cédula de identidad, número de cuenta o tarjeta, usuario de internet banking, ni mucho menos, claves de cajeros o cuenta en línea.

• Los bancos y demás entidades financieras no contactan a sus clientes para pedir estos datos. Si se recibe una llamada o mensaje así, no hay que ofrecer ninguna información. Por el contrario, debe comunicarse con la entidad financiera correspondiente, pero siempre a través de los canales oficiales.

• Es necesario estar alerta a la posible suplantación de instituciones financieras en redes sociales. Muchos estafadores crean cuentas falsas en Instagram, TikTok o Facebook haciéndose pasar por bancos u otras entidades. Antes de interactuar, debe validar que el perfil esté marcado como verificado o que esté enlazado desde la página web oficial de la institución.

• Respecto a las apps financieras, es bueno agregar verificación biométrica o autenticación en dos pasos; es decir, que se requiera huella, rostro o un mensaje adicional al correo o celular del cliente para acceder con más seguridad.

• Es indispensable estar alerta a supuestos mensajes de instituciones oficiales. Por ejemplo, en momentos en que se hacen campañas para recibir bonificaciones o asistencias sociales, personas inescrupulosas pueden simular mensajes y formularios con un aspecto similar al de los oficiales con la intención de sustraer datos de los ciudadanos. Lo ideal es que la persona ingrese por cuenta propia a la página web que indiquen los medios oficiales, no responder a partir de mensajes no solicitados.

• Es importante descargar las apps de solicitud de microcréditos por medio de tiendas de aplicaciones oficiales para dispositivos móviles (como App Store y Google Play). Existen falsas aplicaciones que suplantan la apariencia de instituciones para sustraer información y acceder a instrumentos financieros.

• Los clientes deben verificar que los neobancos y aplicaciones estén registrados por instituciones de supervisión en el país, como pueden ser ProConsumidor y la Superintendencia de Bancos.

• En caso de haber sido objeto de un consumo, transferencia o transacción sin autorización, se debe reportar de inmediato a la entidad financiera y al Departamento de Investigaciones de Crímenes y Delitos de Alta Tecnología (DICAT).

Las apps financieras son una herramienta poderosa que facilita el acceso al crédito y la gestión del dinero, pero, su buen uso depende en gran medida de la educación digital y la prevención. La cautela es de las mejores herramientas para cerrarle el paso a estas estafas que son un peligro para los patrimonios personales y familiares.

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