La Junta Monetaria aprobó modificaciones al Reglamento de Sistemas de Pago y Liquidación de Valores que permitirán que las transferencias del público se acrediten en menos de 10 segundos, a cualquier hora y día de la semana, informó la semana pasada el gobernador del Banco Central (BCRD), Héctor Valdez Albizu.

El sistema nacional de pagos instantáneos

La República Dominicana está entrando en una fase decisiva de transformación financiera. Lo que hace pocos años parecía futurista —pagos inmediatos, transferencias sin necesidad de números de cuenta, y comercios que aceptan QR como si se tratara de una tarjeta— hoy se perfila como la próxima normalidad. El Banco Central ha comenzado a dar pasos firmes hacia un sistema nacional de pagos instantáneos. Ese movimiento, sumado al crecimiento de pagos digitales y al papel estratégico de las remesas, anuncia una reconfiguración profunda de cómo circula el dinero en el país.

La clave de esta transición estará en el nuevo Sistema de Gestión de Pagos Instantáneos (SGPI) del Banco Central, una infraestructura que transformará el ecosistema financiero dominicano al permitir transacciones en segundos, a cualquier hora y con mayor simplicidad. La introducción de alias para enviar dinero —sustituyendo la necesidad de largas cuentas bancarias— y la reducción de costos para los comercios y consumidores son señales claras de un cambio de paradigma. Un alias puede ser tu número del celular o tu correo electrónico. En economías como Brasil, donde nació el famoso PIX, una plataforma pública de pagos instantáneos provocó un aumento masivo en la adopción digital, facilitó la formalización económica y redujo el uso de efectivo. Colombia lanzó su nuevo sistema nacional de pagos instantáneos, Bre-B, que reemplazó a Transfiya en octubre de 2025. Bre-B ya muestra una rápida adopción, con más de 82 millones de llaves digitales registradas, y permite transferencias inmediatas entre bancos y billeteras digitales, 24/7. La República Dominicana está encaminada hacia un escenario similar, con la ventaja de poder diseñar su modelo aprendiendo de la experiencia internacional.

Del QR al dinero programable: la nueva batalla por los pagos en República Dominicana

La oportunidad

El terreno ya está preparado. Más del 70% del comercio electrónico nacional se realiza desde teléfonos móviles, lo que sugiere una predisposición natural del consumidor dominicano a usar el celular como principal instrumento de pago (el dominicano es como el resto del mundo “mobile first”). Además, el crecimiento sostenido de los servicios financieros digitales, respaldado por la expansión de la banca en línea y la irrupción de bancos digitales locales, demuestra que el usuario ya adoptó lo digital; ahora exige velocidad, seguridad y conveniencia.

En ese marco, las remesas se convierten en una pieza estratégica. La República Dominicana es un país profundamente marcado por los flujos desde su diáspora. Según el BCRD, la RD recibió en los primeros 10 meses de 2025 US$ 9,878 millones en remesas: este monto es 10,8% mayor respecto al mismo período de 2024 y representa aproximadamente el 10% del producto interno bruto. A pesar de ese volumen, la mayor parte de esos fondos se sigue retirando en efectivo. Con pagos instantáneos plenamente operativos, será posible convertir muchas de esas remesas en pagos directos del remitente a comercios y servicios en el país. Esto significa menos efectivo en circulación, menos costo para las familias y mayor seguridad. La digitalización de remesas —y su conexión futura con modelos de pagos transfronterizos más eficientes, incluso apoyados en monedas digitales o “stablecoins” reguladas— será un motor de inclusión y dinamismo económico.

A este panorama se suma una variable clave: la apertura gradual hacia el Open Banking. Como mencioné la semana pasada en esta columna, el país ya explora estándares técnicos para intercambio de datos financieros con consentimiento del usuario. Cuando esta infraestructura conviva con pagos instantáneos, el efecto será profundo: más competencia entre bancos y fintechs, mayor capacidad para que nuevas empresas ofrezcan servicios financieros sobre rieles comunes, y una experiencia más transparente para el usuario, que podrá comparar productos y mover su dinero donde mejor le convenga.

Los desafíos

Sin embargo, las oportunidades solo se materializarán si se resuelven tres desafíos centrales. Primero, la interoperabilidad real: no basta con tener tecnología; los sistemas deben comunicarse entre sí sin restricciones. Un QR emitido por una entidad debe poder pagarse desde cualquier billetera digital del país. Segundo, el acceso justo a la infraestructura: el sistema de pagos debe funcionar con reglas claras y tarifas equitativas para bancos y actores no bancarios. La competencia solo florece cuando nadie controla unilateralmente las puertas de entrada. Y tercero, la protección al usuario: en un entorno de pagos instantáneos, la respuesta institucional frente a fraudes y errores debe ser tan rápida como la transacción misma. La confianza es el pilar invisible que sostiene cualquier red de pagos.

Si el país logra articular estos elementos —tecnología abierta, regulación moderna, interoperabilidad obligatoria y protección efectiva— veremos una democratización real del dinero digital. Los comercios, especialmente las mipymes, contarán con liquidez inmediata sin depender de largos ciclos de liquidación ni tarifas excesivas. Las familias podrán mover su dinero de forma más libre y económica, y la economía digital tendrá un impulso estructural.

Esta transición no se trata, únicamente, de modernización tecnológica. Es una decisión estratégica sobre quién controla los rieles del dinero y cómo se distribuyen los beneficios de un sistema financiero más eficiente. El efectivo no desaparecerá mañana, pero su predominio será cuestionado por alternativas más ágiles y seguras. En el bolsillo del ciudadano, la competencia entre bancos, fintechs y nuevos modelos de pago se traducirá en algo muy simple: más opciones y menor costo.

Conclusión

Estamos ante la oportunidad de pasar del QR como novedad al dinero programable como hábito nacional, donde cada pago sea rápido, transparente y accesible. El reto está en hacer que esta revolución digital no quede en manos de unos pocos, sino que se convierta en un bien público que impulse productividad, inclusión y movilidad económica.

El futuro de los pagos en República Dominicana no será una copia de otros modelos. Será una versión propia —caribeña, creativa y competitiva— siempre que se mantenga el principio más importante: que la tecnología esté al servicio de la gente, y no al revés.

EN ESTA NOTA

Armand Toonen

Director Ejecutivo del Holland House Caribbean. Consejero Independiente

Armand Toonen, PDEng MSc CPIM MBA, es actualmente Director Ejecutivo del Holland House Caribbean, Consejero Independiente e inversionista. Armand tiene treinta años de experiencia en multinacionales de clase mundial que operan en servicios financieros, telecomunicaciones y alta tecnología en Europa, América y Asia. En la Republica Dominicana trabajo como Vicepresidente en Orange, AGL, Banco Santa Cruz y Altice. Historial comprobado como CEO, CCO, CMO, COO, CSO y consultor. Experiencia en “growth hacking” mediante redefinición de estrategias, transformación (digital), fusiones y adquisiciones y creación de equipos de alto rendimiento. Armand tiene un doctorado y varias maestrías en administración de empresas, ingeniería industrial y logística. Se preparó entre otros en Harvard Business School y Hemingway para el rol de consejero. Ex miembro del Programa de Liderazgo Global de Vodafone.

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