República Dominicana recibe apenas el 0.06 % del flujo turístico global, el porcentaje equivale a 10 millones de visitantes, acercándose al objetivo de un extranjero por cada habitante. Sin embargo, este volumen también se traduce a masificación de los destinos.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) señala que La Altagracia acoge 2,240 visitantes internacionales por kilómetro cuadrado. A nivel nacional, a 2022 se registraron 150 extranjeros por kilómetro cuadrado, más de tres veces que los 38 visitantes registrados en 1995.
La “alta” cifra de visitantes en La Altagracia se debe a que la provincia ubicada en el Este es responsable de la llegada de 3,561,703 pasajeros durante enero-agosto del 2024, o sea, el 53.7 % del total, conforme datos del Banco Central dominicano (BC).
Además, el BID señala que este polo turístico concentra el 58 % de las estancias, es decir, uno de cada cinco alojamiento y seis de cada 10 habitaciones hoteleras.
No obstante, específica que la oferta “all inclusive” impide que los viajeros extiendan su experiencia fuera de los hoteles y así beneficien otros negocios, acción que dependerá del desarrollo de nuevas experiencias más allá del sol y la playa. Y no es para menos, el todo incluido es el predominante en República Dominicana, con más de 87,723 habitaciones distribuidas en 981 establecimientos hasta 2023, de acuerdo con la Oficina Nacional de Estadística (ONE).
Este modelo que ha desarrollado Quisqueya, similar a Jamaica y México, inició en la década de 1980 cuando llegó a Playa Dorada el hotel Jack Tar Village. En estas vacaciones el cliente paga un solo monto para alojamiento, entretenimiento y alimentos, cuyos precios inician en US$ 120 la noche.
La base del turismo es su riqueza natural, pero el sector es responsable de “un importante” uso de los recursos y servicios públicos. El organismo internacional especifica que esta industria consume el 43 % de la demanda energética, es responsable del 40 % de los residuos sólidos y el extranjero consume tres veces más agua que un dominicano.
El BID señala que el país debe adoptar buenas prácticas en gestión de residuos y proyectos de energías renovables y eficiencia energética en el sector turístico.
“Fomentar la inversión privada para desarrollar nuevos destinos, modelos de negocio y segmentos… Hay que consolidar incentivos ya existentes para empresarios y trabajar con ellos a fin de alcanzar mercados desaprovechados”, explica.
Además, el Environmental Performance Index afirma que el país está en los últimos lugares del mundo en preservación de servicios ecosistémicos. Asimismo, se registra una “pérdida importante de manglares” que se debe, en buena medida, a la actividad turística sin planificación ni ordenamiento y con concentración geográfica.
La tierra del larimar y el Pico Duarte enfrenta cada año eventos atmosféricos que ponen en riesgo la productividad y sacrifican las finanzas públicas debido a los efectos de las sequías, inundaciones y pérdida de biodiversidad.
De hecho, el Ministerio de Hacienda registró que los últimos tres eventos naturales de Isaías (2020), Fiona (2022), Franklin (2023) costaron al país US$ 819 millones. Estas condiciones climáticas afectó en un 60 % a sectores productivos, 20 % a la infraestructura y el 12 % a sectores sociales.
Si bien el sector turístico que emplea unas 300,000 personas, capta inversiones extranjeras superiores a US$ 1,000 millones, dinamiza áreas como agricultura y construcción, no puede detener los efectos del cambio climático, puede ser una industria que muestre liderazgo en la protección de la belleza natural, cita ONU Medio Ambiente.
Pero, la ONU Turismo indica que el sector es altamente vulnerable al cambio climático, por lo que implementar la sostenibilidad en el turismo no es tarea fácil y no es una opción, debe ser una realidad en las operaciones y la transformación.
En 2019 el Banco Central dominicano (BC) junto al Ministerio de Turismo (Mitur) enumeraron a los pasajeros no residentes que visitaban Quisqueya por motivo de ecoturismo. Para ese año, representaron el 0.5 % de los 6,446,036 que arribaron vía aérea. El monto es pequeño, pero aportaron 32,230 turistas que se alejaron del modelo tradicional de sol, playa y arena.