Es evidente que existen diferencias en la manera de hablar de los habitantes de una zona geográfica y los de otra, así como entre las personas que han alcanzado un alto grado de instrucción y las que apenas han asistido a la escuela primaria en una misma región. Así, en algunos países del mundo hispánico se llama betarraga y durazno lo que en otros lugares es, respectivamente, remolacha y melocotón. Lo mismo ocurre con las diferencias socioculturales. En algunas zonas, unos hablantes conservan la /r/ al final de sílaba y de palabra (puerta, mujer), y otras personas de la misma región la cambian por una /l/, pronunciando puelta en vez de puerta, y mujel por mujer.

La última obra pintada por Oviedo fue una figuración efímera porque se plasmó en la cabeza de Juampa, el personaje del Carnaval de Cotuí. Fue la representación de la nave espacial Spunik, de la entonces Unión Soviética, concretada con tonos blancos, evitando el colorido de los matices del carnaval, con el cual no estaba de acuerdo.

Frente a esta diversidad, los estudios sociolingüísticos permiten demostrar que el factor sociocultural ejerce un poder de diferenciación lingüística mayor que el factor geográfico. Esto se comprueba al descubrir que las diferencias fonéticas, léxicas, etc., entre una región y otra se van reduciendo en la medida en que asciende el nivel sociocultural de los hablantes. Si, por ejemplo, se compara el habla en las ciudades de Santo Domingo y Santiago, es fácil encontrar muchas más divergencias en el modo de hablar de dos obreros de limpieza que entre dos abogados de las ciudades en cuestión. Un trabajador de la Capital con frecuencia pronunciará palte por parte, convirtiendo la /r/ en una /l/, y uno de Santiago dirá paite, vocalizando la /r/ en una /i/. Pero lo más probable es que los dos abogados coincidan en mantener la /r/: parte. Es un hecho que ocurre como consecuencia lógica de la acción niveladora que ejerce la educación, los viajes, las lecturas, etc. Se confirma de este modo que el factor sociocultural predomina y neutraliza el efecto del factor geográfico.

¿Qué cosa es el estilo en lingüística?

El estilo es el modo de hablar que usan los individuos para adaptarse a la situación, a lo que hacen en cada momento. La conducta lingüística consiste en un conjunto de hábitos sociales similares a la vestimenta, que se acomoda y se cambia de acuerdo con las circunstancias. Así como normalmente la gente se viste de una manera para jugar baloncesto y de otra para ir al trabajo, asimismo, nadie habla igual en la privacidad del hogar, con su mujer y sus hijos, que como lo hace en público, con el director de la escuela en una reunión de padres y maestros. En el primer caso, la pronunciación [paná] (en vez de ‘para nada’), suena normal; en la segunda situación, resultaría chocante, inaceptable y podría provocar reacciones negativas.

El estilo revela lo que está haciendo la persona: describiendo una pintura, dictando una conferencia, discutiendo acaloradamente. Es certera la frase de un reconocido sociolingüista: ‘No existen hablantes de estilo único.’ La afirmación se refiere a los hablantes nativos de edad adulta, que durante el día realizan diferentes actividades que los colocan en distintas situaciones. Se excluyen los niños, porque aún no han desarrollado la conciencia lingüística. Tampoco incluye a los extranjeros cuando hablan una segunda lengua sin el dominio propio de los nativos y son incapaces de realizar las variaciones requeridas en cada situación.

¿Qué significa tener conciencia lingüística?

La conciencia lingüística es el saber, el conocimiento que permite al hablante distinguir las formas aceptables de las que no lo son, y conocer si un uso es o no es apropiado en un momento dado. Por ejemplo, los hablantes que convierten la secuencia por ahí en ‘porái’, suelen tener conciencia, es decir, saben que esa forma de decir no es adecuada en ciertas ocasiones y que, si quieren hablar ‘mejor’, deben pronunciar ‘por ahí’. Es también la conciencia sociolingüística la que enseña que, especialmente en un ambiente desconocido, lo que se espera es llamar de usted a una persona mayor y de a un niño.

Este conocimiento es adquirido naturalmente a través de la educación, de las experiencias con otras personas, etcétera. Por eso, el grado de conciencia lingüística varía de un individuo a otro. Los hablantes con baja escolaridad suelen tener menos conciencia que los profesionales y un nivel de conocimiento inadecuado en ciertas áreas. Esto explica los casos de ultracorrección que a veces aparecen en el habla de algunas personas cuando dicen, por ejemplo, yos, en lugar de yo; o acerte, por aceite. Al hacerlo, el hablante manifiesta tener conciencia de que es incorrecto eliminar con mucha frecuencia la /s/ y convertir la /r/ en una /i/. Al intentar enmendar su modo de hablar, se equivoca y corrige una forma estándar que no requiere corrección.

También de un lugar a otro puede haber diferencias en cuanto a la conciencia que se tiene de ciertos fenómenos. Un mismo hecho lingüístico puede ser evaluado positivamente en una zona geográfica y negativamente en otra. Un buen ejemplo tiene que ver con la pronunciación de la /d/ intervocálica postónica, en palabras como acabado, complicado. En España, la eliminación de la /d/ en estos casos (acabao, complicao) es frecuente y se considera normal, incluso en el habla culta formal. No sucede así en muchos países de Hispanoamérica donde este fenómeno solo ocurre en situaciones de mucha familiaridad, pero no tiene aceptación en el habla educada y es visto como una señal de incultura o de poca educación.

Orlando Alba

Linguista

Orlando Alba es un lingüista dominicano, socio de Honor de la Asociación de Lingüística y Filología de América Latina, ALFAL, miembro de la Academia de Ciencias de la República Dominicana y académico correspondiente de la Academia Dominicana de la Lengua. Fue condecorado por el Estado dominicano con la Orden de Duarte, Sánchez y Mella, en el grado de Comendador. Ha sido catedrático de la PUCMM y de Brigham Young University. Su bibliografía incluye numerosos artículos en revistas especializadas y más de una docena de libros que analizan, principalmente, temas relativos al español dominicano. Con motivo de su jubilación, un grupo de colegas reconoció su carrera académica de más de 40 años con la publicación del libro ‘Estudios de lengua y lingüística españolas – Homenaje a Orlando Alba’ (Ed. Peter Lang SA).

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