Miguel Ramírez, artista visual multidisciplinario, curador y museógrafo, resaltó la obra del artista dominicano Rubén Carrascto, al presentar en Nueva York la exposiciónde grabados Huella territorial.
Ramírez sostiene que cada obra es umbral de imaginería ignota en la impronta del creador Carrasco, a quien considera un diestro en descifrar coordenadas, bitácoras y mapas sintomáticos. "Como si se tratase del estudio y rastreo en la epidermis del cuerpo humano y sus memorias nerviosas vitales", precisa.
A continuación el texto completo de Miguel Ramírez, leído en la presentación de la exposición Huella territorial, en la Galería Amicus de Nueva York.
Rubén Carrasco. Huella territorial
Bienvenidos a la exposición Huella territorial del artista visual dominicano Rubén Carrasco. Una provocación y convocatoria de recorrido sensorial y experiencia lúdica, ante- frente -entre- múltiples paisajes visuales y poéticos, donde el grabado como medio gráfico y soporte matérico se convierten en exploración de testimonio personal y cartografía de memoria colectiva.
Prestemos atención al trazo maestro de cirujano y la fuerza expresiva en el dominio de las técnicas colográficas, con lo que el artista captura su relación íntima entre nociones de territorio y la atávica existencia de lo humano.
Reconocemos en Carrasco a un artista de profundidades reflexivas y criticas ante su entorno afectivo cercano, así como a sus proximidades de resonancias colectivas, poseedor de una inquietante imaginería cartográfica con las que logra traducir y revelar experiencias tanto físicas como emocionales.
Cada obra en particular es umbral de imaginería ignota en su impronta de creador, diestro en descifrar coordenadas, bitácoras y mapas sintomáticos, como si se tratase del estudio y rastreo en la epidermis del cuerpo humano y sus memorias nerviosas vitales. Cada trazo es un gesto originario, gravitación de sentidos, huellas que transfiguran el paso del tiempo sobre la vastedad de tierra, pero sobre todo en las pulsiones de los seres que la habitan.
En todo su cuerpo de obras confluyen fragmentos de geografías sitiadas, vestigios de cimientos atemporales, gestos de identidades étnicas, resonancias culturales diversas, dialogando mágicamente como alegorías figurativas, narrativas simbólicas y fabulaciones abstractas, siempre buscando y concretando su relato visual propio, donde lo local y lo universal se encuentran, se cuestionan, se bifurcan en cruces de camino.
¨Huella territorial¨ no es solo una exposición de grabados, sino un recorrido sensorial por la manera en que la creación gráfica puede traducir otros territorios de lenguajes visuales no reconocidos e identificados, procurando proximidad en lo esencial y proyectando lo cercano como posible premonición de resistencia y permanencia.
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