Desembocar las artes y la arquitectura en la historia dominicana en resumen de lapsos abarca desde principios, instalaciones efímeras y el preludio de institucionalidad. Decía Julio Cortázar: “La cultura es el ejercicio profundo de la identidad”. Esa voluntad y la percepción aguda de individuos guiados por técnicas o tecnologías vanguardistas nos invitan a una cita anecdótica. Sus actores, visionarios con imaginación, discurso y habilidad comunicacional de las humanidades, se manifiestan y dejan huella en el tiempo.
Iniciando en el precolombino
Destaca en el siglo XI el arte rupestre y la construcción vernácula con madera, paja y hojas que componían las comunidades indígenas. Los bohíos (circulares) y caneyes (rectangulares) para caciques se organizaban en un batey, resultando su comuna. La caoba, guano y barro utilizados en el arte y la arquitectura taína se caracterizaban por pictografías y petroglifos. De allí el arte más antiguo en La Hispaniola localizado en cuevas, trazando importancia espeleológica y el hallazgo de evidentes restos arqueológicos. Los tallados en piedra, maderas, dibujos y artículos personales de ornamentación personal y religiosa nos exponen nuestros primeros artistas, los “arawak”, grupo étnico de origen continental sudamericano. Navegantes de excelencia (en canoas y cayucos que elaboraban), creaciones del precolonial (4000 a. e. c.), previo a la llegada de Cristóbal Colón (1492). Los taínos demostraron principios de manufactura artística en piezas prehispánicas como el “Cemí de algodón”, etc. Destacan las Cuevas del Pomier (norte de San Cristóbal), de las más importantes de América, con miles de pinturas y grabados (Patrimonio de la Humanidad); la Cueva de las Maravillas (próxima a La Romana) con petroglifos y pictogramas; el Parque Nacional Aniana Vargas (en Sánchez Ramírez) con "La Guácara de Los Caluche"; Sierra Prieta (Santo Domingo Norte) con 100 petroglifos de trascendencia iconográfica; Cueva Iguani (Parque Mirador Sur), la Cueva de La Policía en la Ave. Cayetano Germosén en el Distrito Nacional, etc. La expresión creativa y espiritual se extinguió después de la conquista española y destacaban figuras antropomorfas y zoomorfas (humanas y de animales), como aves, reptiles y mamíferos. Símbolos y glifos que pueden tener significado ritual o ceremonial. En sinopsis: estilos y técnicas variables por región y época.
Período colonial (1492-1821-1844)
En 1492 se instala el primer asentamiento urbano en América, “La Isabela”, y se oficia la primera misa continental. Colón deja los primeros manifiestos escritos en sus diarios de navegación. Se construyó la primera ciudad europea en América, introduciéndose el renacentista y barroco, reflejados en el diseño de iglesias, monasterios y obras gubernamentales. La influencia española trajo la orfebrería y platería. El colonial piedra y ladrillo en la mampostería, instaurando ciudad. Se construye la Universidad de Santo Tomás de Aquino (1538), primera universidad de América (hoy Convento de los Dominicos). En la arquitectura militar: fortificaciones como la muralla defensiva perimetral (1543) con dos puertas de acceso y salida: la Puerta del Conde y la Puerta de la Misericordia. Destaca en esta síntesis la Torre del Homenaje y la primera calle: Las Damas (Colón). Entre algunos fuertes: Fuerte de la Concepción, San Lázaro, San José, San Gil, San Gerónimo, etc. En la construcción social: Hospital San Nicolás de Bari; en la arquitectura religiosa de orden eclesiástico: Catedral Primada de América, así como el Monasterio de San Francisco, Iglesia y Hospital de San Lázaro, Iglesia de Santa Clara, Templo de los Jesuitas (actual Panteón Nacional); Catedral de Santa Bárbara, Capilla del Rosario, Capilla de los Remedios, Las Mercedes, El Santuario de Boyá (Monte Plata) y la Capilla de la Logia Cuna de América. En la industria: El ingenio Diego Caballero, Boca de Nigua, Engombe, etc. Gubernamentales: Palacio de Las Casas Reales y de la Real Audiencia; Palacio Virreinal de Diego Colón; Palacio Consistorial (1502-1504), el primer cabildo que posteriormente en otro período reconstruido y reestilizado futuramente por Osvaldo Báez a ser pieza neoclásica. Oportunidad donde se abrieron puertas a artistas de todas las índoles, destacando Pascual Palacios en la ebanistería y donde Manolo Pascual realizó dos leones rampantes al pie de su escalera principal. Así como otros palacios, hospitales, que con el tiempo fusionan en la urbe el gótico, mudéjar, plateresco, renacentista, barroco y más adelante con el neoclásico. A este punto luego el Palacio de Borgellá (durante la dominación haitiana), situado al lado de la antigua cárcel pública. Como monumento del servicio público: “El Reloj del Sol”, etc. Al tiempo, se funda Samaná (1756) con casas de madera lamentablemente demolidas posteriormente (1971).
Primera República (1844-1861)
El 27 de febrero de 1844, La Trinitaria nos independizó. Para 1854 se crea la Secretaría de Guerra, Marina y Obras Públicas; como frecuenta en contextos históricos, los avances en la construcción provienen de la ingeniería militar que hizo la civil. La influencia de estilos eclécticos, neoclásicos, neogóticos y, notablemente, la arquitectura victoriana popularizó los "bungalow" y la tipología antillana mayormente en "la novia del Atlántico", Puerto Plata (1857), destacando escasamente el victoriano en otras zonas como Boca Chica, Santiago y Moca con la llegada de ingleses, italianos, franceses y alemanes. Aquí destaca el constructor y ebanista Roderick Arthur y otros. En tanto, el restaurador de la República General Gregorio Luperón aportó al sector construcción por vínculos extranjeros para materialidad industrial como el acero y la madera. Para el siglo XIX, surgen los primeros artistas dominicanos de nueva generación en el área de la plástica. Nació el Ateneo Dominicano (1871) y luego (dic. 1941) la: "Primera Exposición Nacional de Artes Plásticas". Destacaba Abelardo Rodríguez Urdaneta, quien fue un gran maestro y pilar histórico.
Segunda República (1865-1916)
Mientras Barahona (1881), “la novia del Caribe”, se convierte en un distrito marítimo con los municipios de Santa Cruz de Barahona, Cabral, Duvergé, Enriquillo y Neiba, en 1883, con la llegada del español Juan Hernández Corredor y Cruz, fundó una escuela de dibujo y pintura; simultáneamente, Luis Desangles fundó su casa-taller en la Ciudad Colonial, centro frecuentado por: Eugenio María de Hostos, Américo Lugo, Francisco Henríquez y Carvajal y Emilio Prud’Homme. Desangles impartía clases de dibujo, pintura y escultura. Su influencia copó una nueva generación. El 27 de febrero de 1885 se organizó una exposición para mostrar los avances de la nueva generación en la Sociedad de Amigos del País (e. 1871), donde posteriormente, en su homenaje, se presentaron obras de Juan Hernández Corredor y Cruz y de sus alumnos. La premiación a cargo del fotógrafo S. D. Levy, Alejandro Bonilla y Francisco Aybar fue de conformidad. Para 1886, Juan Hernández Corredor y Cruz emigró. Entonces Luis Desangles asumió el rol de formar. En 1873, “Santo Domingo, Past and Present; with a Glance at Hayti" de Samuel Hazard representa en sus grabados un recorrido historiográfico urbano. Para 1887 inicia el ferrocarril conectando Sánchez-San Francisco de Macorís-La Vega, Puerto Plata (1897) y Moca-Santiago (1906).
En 1893, durante el régimen de Ulises Heureaux, Desangles fue exiliado. Pero cuando Ramón Cáceres (1906-1911) llega al poder, regresó a enseñar. Tras el terremoto de 1897, el belga Louis Bogaert dirigió la restauración de Santiago y posteriormente aportó con una gran cantidad de obras junto a su hijo Alberto. Para 1908, el escultor y maestro Abelardo Rodríguez Urdaneta, antiguo alumno de Juan Hernández Corredor, fundó una escuela (1908-1933) con formación en dibujo, pintura, escultura y fotografía. En 1907 se celebró la “Primera Exposición Nacional de Arte” en el Casino de la Juventud y, al año siguiente, Abelardo abrió una academia de dibujo, pintura y escultura. Entre sus alumnos: Celeste Woss y Gil, Delia Weber, Genoveva Báez, Aida Ibarra y Fernando 'Tuto' Báez. De gran legado (1890) contuvo un retrato al óleo de Duarte inspirado por obras de Bonilla, siendo la reproducción más reconocida. Solamente Ángel Perdomo y Abelardo eran los escultores conocidos. Se instala el Reloj de Montecristi (1895), obra del francés Jean Paul Garnier, abriendo paso a artes industriales. En Samaná (1901), La Churcha” o Iglesia San Peter fue construida con piezas traídas de Inglaterra. Es el edificio más antiguo del pueblo y de lo único que se salvó de las futuras devastaciones al patrimonio. Se construye el templo masónico Logia Restauración No. 11 (1909) en Puerto Plata, uno de los de mayor belleza del área del Caribe. Para 1910, Zoilo Hermógenes García logra el primer vuelo en el “poliplano” y para 1927 se realiza el primer vuelo comercial. A principios del siglo XX, la arquitectura en San Pedro de Macorís se vuelve un hito por el uso de hormigón, como el Edificio Morey (Antonio Manuel Leonor, 1916), de nuevos parámetros industriales. Antonín Nechodoma, quien introdujo el estilo de la pradera en el Caribe, diseñó varios edificios como la Catedral San Pedro Apóstol (neogótica), además de otras obras provinciales. Incluso renovaciones en el viejo palacio nacional. Nechodoma logra la Residencia Vicini (1912), “La Casa de los Vitrales”, siendo referente en la historia de vitrales policromados de la Escuela de Chicago. El uso de vitrales se extendió futuramente (40s y 50s) luego a iglesias como las de Humberto Ruiz Castillo en Santo Domingo, Moca y Puerto Plata, así como en algunas residencias con artistas estadounidenses, italianos, españoles, alemanes y cubanos. En paréntesis: En ciudad colonial, casas republicanas las convirtieron en coloniales.
Tercera República (1916-1966)
A principios del siglo XX comienza a definirse la pintura moderna, buscándose una identidad. Para la territorialidad, la primera intervención norteamericana (1916) introdujo el sistema Torrens (1920) para el registro de propiedad, una gestión centrada en infraestructura y administración. Algunas piezas proyectando estilos sureños estadounidenses, destacando más los comercios. Paralelamente, dramaturgos como Ulises Heureaux Jr. tuvieron una notable productividad en 1918, con su drama "Consuelo". Se desarrollaba una arquitectura doméstica ecléctica sin vanguardia, exceptuando el actual Gascue, con piezas como las primeras “Quintas”, o Casa de las Raíces, Casa Vapor, etc. Mientras las carreteras y puentes eclipsaban la urbanidad donde una arquitectura popular bioclimática era desapercibida frente al nuevo gigantismo estructural, la iniciativa del Faro a Colón va surgiendo. La Gran Exposición Nacional (Santiago, 1927) es inaugurada el 5 de mayo por el presidente Vásquez, mismo año de creada la Academia Dominicana de la Lengua. Gran precedente de la Exposición Iberoamericana de Sevilla (1929), donde se replicó para su pabellón el Alcázar Colón por obra de Martí Gallart y Canti.
El Ciclón de San Zenón (1930)
Hizo cambiar normas y fomentó reconstrucción sin interludio. Se incrementó el uso del hormigón. José Ramón Báez López-Penha destacó en regulaciones y en el desarrollo urbanístico post San Zenón. También en la formación profesional de los delineantes, ingenieros y arquitectos. El contraste entre monumentalidad vanguardista y la maderera popular era notable. La llegada de italianos (1928), posterior a “La Gran Guerra”, algunos traídos por el ingeniero militar Guido D’Alessandro Lombardi, ayudó en artes decorativas y construcciones militares cuando este creó “Los Zapadores” y comandó el Cuerpo de Ingenieros del Ejército Nacional. Con el tiempo, a estos les sustituyeron los artistas del exilio republicano español (1936-39). Para ese tiempo, J. López Mézquita llega y expone como retratista de figuras latinoamericanas hispánicas, incluyendo dominicanos.
Para 1931 se crea la Academia Dominicana de la Historia. Con el desarrollo del Consejo Administrativo del Distrito (1938), delineantes, técnicos, prácticos y los ingenieros-arquitectos emergentes ya incluían artistas plásticos. El modelo de arte trujillista era un zenit, pero de alter ego, al patrón “progresista” de la estratégica operación propagandística dictatorial, en un período de auge económico entre guerras y postguerras mundiales. Se erigen fortalezas militares como la Fortaleza San Fernando (Monte Cristi), obra de D’Alessandro, así como escuelas, hospitales, prototipos del partido trujillista, gobernaciones, palacios de justicia y puestos policiales que se proponen para “el Centenario”, iniciando su planificación desde la Junta Procentenario de la Fundación de la República (1932); en ese momento apenas éramos 1.4 millones de habitantes. D’Alessandro y José Antonio Caro proyectan uno de los tantos planos de la nueva ciudad (1937). El movimiento moderno deseaba posicionarse por una nueva generación de arquitectos, así como un “estado moderno” en la discursiva del entonces. Se crea el Archivo General de la Nación (1935), siendo su primer director Ramón Lugo Lovatón. Inicia un desencadenamiento de creación institucional público y privado. El ingeniero puertorriqueño Félix Benítez Rexach construye el Puerto de Santo Domingo (1935-1938). Para 1940 se crea la Secretaría de Educación, Bellas Artes y Cultos.
Como nexo conector a la segunda parte, el esfuerzo es lo que hace la grandeza de los pueblos. Y previo a la segunda parte, que destapa más aceleradamente antecedentes fidedignos con la historia reciente (en síntesis), vamos observando cómo la sucesión encaminada con avances se basa en el sacrificio de una población, sus visionarios y sus artistas.
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