La identidad nacional, tema central de la investigación presentada en formato de libro por la doctora Josefina Zaiter, revela un problema complejo y multidisciplinar, un reto para las ciencias sociales y, en particular, para la psicología social. La investigadora ha trabajado desde la psicología social, pero también desde la psicohistoria, para aproximarse a la conducta del sujeto dominicano.

Si aceptamos la afirmación de deMause con relación al término psicohistoria, estamos frente a un campo relativamente nuevo. Este estudio de Zaiter apunta a una mirada compleja que no se conforma con los métodos típicos de la psicología social ortodoxa, pues, como afirma Valdés en su libro Pensamiento Latinoamericano (2004), Zaiter nos brinda una revisión crítica de lo identitario nacional desde pensadores que encontramos en la tradición decimonónica dominicana.

En su estudio, la doctora Zaiter explora a tres intelectuales —Bonó, López y Hostos— cuyos enfoques de la conducta dominicana como objeto de estudio están marcados por el positivismo, a pesar de que sus discursos contenían trazos originales: la perspectiva biológica de López, el análisis de la clase obrera de Bonó y la cuestión moral de Hostos.

La identidad es una forma de memoria y, como tal, es siempre una lucha contra la amnesia que promueve cierta historia que se confabula y se engaña a sí misma. Una de las amnesias de lo identitario nacional es la herencia taína presente en la genética, si aceptamos una investigación publicada en el 2010 en el periódico Listín Diario. Sin embargo, los teóricos del discurso dominante borran esa presencia y su efecto en el cuerpo social e histórico.

Zaiter aborda el análisis de la identidad nacional denunciando estereotipos, sus derivaciones y sesgos, acercándose al difícil problema de lo negro. Según su abordaje de lo nacional, se expresan elementos de lo interracial en nuestra conformación étnica. Apunta que lo que ella llama "sesgo antihaitiano" no es suficiente para fundar la identidad dominicana.

Nos encontramos en esta investigación con que los estudios teóricos de la identidad se abordan desde cinco ejes que van desde el psicoanálisis de Erikson hasta la fenomenología de Merleau-Ponty, pasando por el interaccionismo simbólico de Mead. Estas heterogéneas miradas están diseminadas en el texto y constituyen su fundamento epistémico.

Se abre un espacio de debate en el texto a partir de la crítica a lo que la autora llama la sobredeterminación del concepto de "nación", y plantea que modernamente este concepto debe enfocarse desde las contradicciones económicas y las experiencias comunes, considerando la lengua, la mentalidad y las unidades culturales como parte del imaginario.

Josefina Zaiter: Identidad social y nacional 

Por tanto, la nación se asume como una emergencia sociopolítica en un marco territorial material y una cultura espiritual. Esto desemboca en la cuestión del sentimiento colectivo de pertenencia no solo territorial, sino también comunitario. La auto-adscripción como identificación es lo que la autora llama "perspectiva subjetiva". La nación como topos de la comunicación y el vínculo.

La participación popular es un fenómeno nacional que se relaciona en el texto con la construcción de lo nacional en contraposición al conservadurismo que coloca a la nación por encima del pueblo. A pesar de su crítica a los nacionalismos, analiza ideas como el nacionalismo cultural: "ideología que contribuye a la toma de conciencia de la realidad nacional. Los intereses y necesidades del grupo nacional impulsan esta ideología, lo que posibilita la constitución del sujeto nacional".

En el contexto dominicano, la autora se propone analizar los prejuicios, estereotipos y las distorsiones históricas, aproximándose al mestizaje como elemento aglutinador y eje de la complejidad de lo dominicano. Este aspecto ha estado marcado por una carga de prejuicios que Zaiter llama "sesgo negativo" y que promueve el comportamiento de la dependencia.

Maritza Montero, autora citada por Zaiter, plantea que este comportamiento se expresa en los llamados países del tercer mundo, una forma de alienación que limita la autovaloración. En las excolonias esta conducta reproduce la ideología dominante como expresión de las mentes colonizadas que no alcanzan voz propia. Como diría Spivak: los marginales no tienen voz.

Una de las dificultades de la conformación de lo identitario dominicano es que nuestro imaginario ha estado atravesado por la blanquitud de lo hispánico. Todavía hoy topamos con defensores de ese discurso que parecía haberse cerrado con Américo Lugo. Ante la imposibilidad de asumir la etnia de la excolonia, se genera la discriminación del discriminado como un fenómeno que espera ser estudiado en Hispanoamérica. Zaiter afirma que la identidad nacional se manifiesta contradictoria.

Esta investigación debería ser tema de discusión en las academias, poniendo sobre la mesa sus elementos de aclaración y confrontación en temas fundamentales para el autoconocimiento y sus escollos. Sin saberse, es difícil liberarse.

César Augusto Zapata

Psicólogo, poeta y educador

Piscólogo, escritor, poeta. Premio Internacional de Poesía Casa de Teatro 1994. Director de la Cátedra de la Edgar Morin, de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

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