El mes del teatro prosigue. Las pesquisas fotográficas teatrales continúan avanzando. Estas indagaciones quizás revelen aspectos no tan conocidos o evidentes de nuestra historia teatral dominicana, y quién sabe si mundial.
Mientras tanto, para seguir completando las páginas visuales de nuestro teatro, necesariamente hemos de consultar, nuevamente, los archivos gráficos del fotógrafo Mariano Hernández sobre la obra del Teatro Gayumba. Esta colección fotográfica es, indiscutiblemente, un pedazo fundamental de la historia fotográfica del teatro dominicano. Su estudio y conservación, material e intangible, merecen el esfuerzo.
Por cierto, loable e indispensable aporte a la cultura teatral, el del Centro Cultural BanReservas, que realizó el año pasado la exposición fotográfica “Gayumba: la magia en escena”, de la que luego se publicó, bajo el mismo título, un hermoso catálogo con las fotografías de Hernández y la historia de tan emblemática agrupación teatral.
En esta fotografía de la obra “Don Quijote y Sancho Panza”, vemos a Manuel Chapuseaux interpretando a don Quijote. Una pechera de cátcher se convierte en armadura. Un embudo se transforma en casco. Una tapa de olla sirve de escudo y un palo de deshollinar es una peligrosa lanza. Una foto visualmente hermosa, estéticamente bien compuesta, teatralmente icónica.
Por más de 33 años el Gayumba presentó su versión del Quijote y por más de 33 años Hernández fotografió al grupo en esta y tantas otras obras. Uno, como cronista teatral y el otro, como cronista visual, Mariano y Gayumba son muestra y testigos de la constancia.
Este es posiblemente un caso único en la historia del teatro y la fotografía mundial. ¿Que un fotógrafo haya registrado por más de tres décadas a un mismo grupo de teatro? ¿Existe algún caso parecido? Que digan o contradigan los expertos en fotografía porque yo no conozco un caso igual. Un binomio foto teatral legendario.
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