Estudiar es una decisión impostergable porque representa la clave del crecimiento personal, económico y social en un mundo globalizado y competitivo. La educación no sólo proporciona conocimientos técnicos y habilidades necesarias para la inserción en el mercado laboral, sino que también contribuye al desarrollo del pensamiento crítico y la construcción de sociedades más equitativas.
El primer argumento que respalda la urgencia de estudiar es el impacto positivo de la educación en la movilidad social. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 2021), la educación es una herramienta indispensable para reducir la pobreza y promover la igualdad de oportunidades. Aquellas personas que determinan educarse y lo logran, tienen mayores posibilidades de obtener empleos bien remunerados y mejorar su calidad de vida.
Además, la educación fortalece el desarrollo económico y la estabilidad de las sociedades. De acuerdo con el Banco Mundial (2020), por cada año adicional de escolaridad, los ingresos individuales pueden aumentar entre un 10% y un 20%. Además, los países con altos niveles educativos tienden a presentar menor criminalidad, mayor participación ciudadana y sistemas democráticos más fuertes.
Estoy convencido, por experiencia propia y ajena, de que quien se compromete con su educación encuentra siempre el camino al éxito. Esta verdad resuena en cada una de mis clases de Lengua y Literatura en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, y es como señala Bonetti (2022), cuando dice que “la educación es la única forma de combatir la pobreza y vencer el subdesarrollo”.
A pesar de todo lo anterior, algunas críticas sugieren que la educación formal no garantiza el éxito, argumentando que existen casos de personas exitosas que han prosperado sin estudios avanzados. Sin embargo, estos casos son excepcionales y no representan la realidad de la mayoría. Está más que demostrado que la falta de educación limita significativamente las oportunidades laborales y el desarrollo profesional.
Otra opinión en contra de la urgencia de estudiar es la creencia de que la experiencia práctica es suficiente para progresar en el ámbito laboral. Aunque la experiencia es valiosa, la educación proporciona herramientas analíticas y técnicas que complementan y potencian la práctica, facilitando la innovación y el crecimiento en distintas profesiones.
En definitiva, reafirmamos que estudiar es una decisión impostergable porque garantiza oportunidades de crecimiento personal, económico y social. La educación mejora la movilidad social, impulsa el desarrollo económico y fortalece la estabilidad de las sociedades. Posponer los estudios puede tener consecuencias negativas en el futuro, por lo que es fundamental reconocer la educación como una prioridad.
Referencias:
Banco Mundial. (2020). The World Development Report: Education and Economic Growth. https://www.worldbank.org/en/publication/wdr2020
UNESCO. (2021). Education for Sustainable Development Goals: Learning Objectives. United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000247444
Bonetti, L. 2022, (6 de junio). La educación es la única forma de vencer la pobreza y el subdesarrollo. El Caribe https://www.elcaribe.com.do/panorama/ligia-bonetti-la-educacion-es-la-unica-forma-de-vencer-la-pobreza-y-el-subdesarrollo/
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