La experiencia científica y artística del presente contexto plantea retos para los escritores. Cada época imprime su huella en las acciones materiales y espirituales del individuo humano. Se generan nuevas ideas, modelos, paradigmas y simbolismos que deben tenerse en cuenta en la producción de una obra de carácter científico o artístico-literario. Se pasa por un proceso donde interviene la emoción, sentimiento y pensamiento. Se manifiesta en el arte, la ciencia, la religión, las actitudes, las esperanzas, las utopías… Los campos epistemológicos se expresan con rupturas, disrupciones, cambios, tensiones y fundamentaciones, principalmente.
Centraremos la atención en los escritores y la literatura. Toda esta irrupción del desarrollo de la física cuántica, las inteligencias artificiales, las redes sociales y el calentamiento global, provoca un giro copernicano en las formas de interpretar los mundos interiores y exteriores de los individuos humanos, otras especies vivientes y el material planetario y cósmico.
Se puede llamar a este tiempo la época del devenir, las sustituciones y destituciones. Es como un desplazamiento de lo viejo por lo nuevo. No se puede comparar con el apocalipsis de las cosas, haciendo referencia a la destrucción de todo, como en el caso bíblico. Esta sería una alegoría que entraña arcanos religiosos, míticos, místicos y filosóficos, crecidos en un terrenal de dogmas y creencias construidas en la evolución del pensamiento y el espíritu del Homo sapiens. Nos referimos a una revelación, un descubrimiento de inteligencias nunca vistas que permiten los cambios de pensamientos, hábitos, actitudes, intereses y prácticas con lo clásico, lo tradicional y lo del presente.

La literatura
La literatura actual supera el “Había una vez…” o el “Érase una vez…”. La conceptualización del tiempo en el presente contexto, no es la misma que la vista por los ilustrados y los escritores visionarios del siglo XIX y mucho menos los del siglo XX. El modelo del tiempo lineal permanece como un flujo, un discurrimiento. Ese modelo mental marca nuestras vidas con la matriz del pasado, presente y futuro. Está tan entronizado que es difícil modificarlo como paradigma de la existencia en un mundo tridimensional. Ciertas características del tiempo, develadas por la ciencia, no son percibidas, ni utilizadas en su justa dimensión y naturaleza. En las obras artísticas, algunas de ellas han sido plasmadas por la esencia misma del arte y en ingenio imaginativo del individuo humano. En ciertos periodos y corrientes literarias los escritores imprimen sus concepciones del tiempo, principalmente para generar obras artísticas.
Como función de la mente humana, el pasado se puede trasladar al presente por medio de la memoria. Toda la visión más allá del presente sensorial y espiritual se puede traer con la generación de imaginarios entre los que figuran las esperanzas y las utopías.
Sin embargo, los estudios científicos han revelado que más allá de la concepción paradigmática del tiempo, manejada y percibida por el individuo humano actual, hay algo más allá. La física y las matemáticas han propiciado las rupturas de viejos modelos de percepción, que a muchos les cuesta asimilar, por los largos milenios de memorias acumuladas, vistos desde los aportes teóricos y prácticos, de la neurociencia, la epigenética, la psicología y otras disciplinas.
Cada día son más los escritores que asumen el tema, donde personajes y objetos son productos de las nuevas tecnologías, la mecánica e ingeniería cuántica. Personajes como robots, androides, plantas, flores y animales, están basados en estos tipos de inteligencias. Además, como técnica narrativa, las características del tiempo cuántico, afloran en nuevos textos. Rompen con las formas tradicionales del manejo del tiempo.

El tema cuántico
Uno de los libros que sigo “trata específicamente las funciones de ondas”. Es la novela Cuarentena (1992) de Greg Egan —prometo hacer un estudio específico sobre esa obra—. Dice, en uno de sus párrafos, lo siguiente: “Los colibríes de genes confeccionados, marca registrada por SI, revolotean como flechas de un lado a otro o flotan inmóviles sobre las flores”. Como se aprecia, estos colibríes son propios de la manipulación cuántica. Otra cita es: “Los jardines del Instituto Hilgemann permanecen todo lo verde que ha podido llegar a volverlos la ingeniería genética”. El texto narrativo nos remite a la creación de flores y jardines por medio de las inteligencias artificiales. Esta sería una forma de literatura con el tema cuántico.
Una novela que ha sido un éxito editorial es La puerta de los tres cerrojos (2018), de la escritora española Sonia Fernández-Vidal. De este texto el doctor Muhammad Yunus, Premio Nobel de la Paz, dice. “En esta novela, Sonia mezcla, por primera vez, la fantasía y la física cuántica. Y hace que la ciencia sea accesible y la narrativa para todos los lectores”. Por su lado, Alex Roviria sostiene que “Sonia es pura luz. Luz en su manera de mostrarnos los misterios y las maravillas de la realidad cuántica”. En uno de los diálogos de la novela se lee lo siguiente: “—Imagina que en un planeta situado a 519 años luz de distancia hubiese un astrónomo con un telescopio tan potente que pudiera ver con detalle lo que sucede en la Tierra. Si apunta hacia América, ahora mismo vería llegar a Colón con sus carabelas. No vería a los humanos de ahora, sino a los del 1492”.
La autora se expresa de manera figurada, pero deja una enseñanza de teoría científica, sobre las diferencias del tiempo que existe entre el hecho y el avistamiento, debido al recorrido del fenómeno óptico desde la distancia donde está el observador y el hecho mismo. Ejemplos como estos ilustran los famosos viajes en el tiempo de novelas y películas de ficción histórica y de carácter científico-teórico. Muchos de estos viajes no estarían basados en un conocimiento cuántico, con patrones físicos y matemáticos que obedecen a las ciencias, sino que suelen ser productos de la imaginación, con la misma base argumental, teniendo como plataforma elementos de magia.
Lo narrado en el parlamento citado de Sonia Fernández-Vidal, posee bases de pruebas científicas de carácter teórico, sostenido por los cálculos y partículas subatómicas que forman “un mundo cuántico”. En el texto, el personaje principal es Niko: Un adolescente descubre una puerta que da acceso a ese mundo maravilloso. Participa un elfo cuántico, una Hada y un poderoso sabio, el Maestro Zen-o. También, la elfa Irina y Kronos un relojero, entre otros. El tema explora y construye una conciencia cuántica, que atrae no solo a adolescentes, sino a adultos. (Continuará).
Domingo 17 de agosto de 2025
Publicación para Acento No. 159
Virgilio López Azuán en Acento.com.do
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