En memoria de mi hermano Julio Guzmán, víctima de los “incontrolables” del régimen de Balaguer el 1 de julio de 1970.

El calendario ha sufrido cambios a través del tiempo. Algunos cambios de diferentes tipos. Unas modificaciones han sido el resultado de añadirle un mes al cómputo de los meses. En otras ocasiones fue mediante el cambio de nombre de un mes. En esta entrega se insistirá sobre el mes de julio, sin descuidar otros aspectos con relación al origen de los cambios, o, del cómputo de meses en sí.
El vocablo mes guarda estrecha relación con mensis que parece y es algo conocido y estudiado ya en una entrega anterior. Este mensis en latín era luna. Esta voz del latín, así como el vocablo mes sirven también para mencionar el menstruo de las mujeres. Del mismo origen derivan los vocablos del español menstruo y mensual.
Vocablos conocidos y usados en el lenguaje común derivados del mismo origen son mesada, mesero, mensual. El último fue producto del latín tardío. Mensualidad, menstruar, menstruación; los dos últimos entraron en la lengua en el siglo XVIII.
El origen remoto del vocablo mes se remonta al sánscrito, lengua en la que servía para decir “él mide”, tanto como “medida”. Ya al llegar a la lengua persa tomó el nombre de una medida, luna; al llegar al armenio cobró la significación de mes. Puede notarse por este recorrido que tuvo meandros en su ruta hasta el latín, pero siempre apegado a “medida” de tiempo. Diccionario etimológico indoeuropeo de la lengua española (1997:102).
El vocablo mes entró en el idioma nuestro desde sus orígenes. Se hizo común en todas las lenguas románicas (romances) con las diferencias en las grafías que le imprimió el carácter de cada una de estas lenguas. En italiano mense, en francés mois, en portugués mes, con acento circunflejo sobre la vocal; hasta llegar al inglés month por la luna moon. En alemán mes es Monat, de la luna Mond.
El Diccionario de la lengua española despeja sin dejar duda lo referente a julio en su definición. Es el séptimo mes del año que consta de 31 días. Ese nombre lo recibió en honor de Julio César; esto es, tomado del latín, de Julius.
Fue el cónsul Marco Antonio quien hizo bautizar con el nombre Julius, el mes que pasó a ocupar la séptima posición en el calendario juliano. Antes, el mes siguiente al mes de junio se llamaba quintilis, porque correspondía al quinto mes del año, aunque ya ocupaba la posición número seis desde los tiempos de Julio César.
Ha de tenerse en cuenta que hasta la llegada de Numa Pompilio el calendario se componía de diez meses. El primer mes era marzo. Numa fue quien introdujo el año lunar y formó otros dos meses, enero y febrero. En última instancia marzo deriva de Mars, Marte, el dios de la guerra. Febrero fue un mes de expiación y sacrificios. Enero a su vez deriva de Jano, Janus, de allí que en portugués sea Janeiro. Este Jano era un dios de la mitología romana. Era bifronte, de dos frentes, del latín bifrons; con una cara miraba al pasado y con la otra miraba hacia el futuro. Se interpretaba que miraba al año que terminaba con una cara, y con la otra, hacia el año que comenzaba.
El mes de enero tiene una significación especial en la lengua portuguesa. El nombre del mes de enero tiene su origen en el latín ianuarius. Es importante en español, lengua en la devino enero, y, en portugués janeiro. Es el mismo nombre de la importante ciudad en Brasil, Río de Janeiro, que así es “río de enero”. La bahía de Río de Janeiro recibió este nombre porque fue encontrada por los navegantes portugueses el día 1 de enero de 1502.

El nombre febrero viene del mes latino conocido con el nombre februarius; ese era el mes de las purificaciones, conocidas por el nombre februa. En el festival de las februa, los celebrantes azotaban a la gente, sobre todo a las mujeres, para purificarlas. Esto hacían con tiras de piel de macho cabrío. El nombre para este mes se ha conservado con ligeras alteraciones en las principales lenguas modernas europeas. Palabrología (2014:20-1).
Este Julio César en cuyo honor se nombró el mes es el mismo que pronunció la famosa frase al atravesar el río Rubicón, Aleas iacta est, la suerte está echada. Esto así porque estaba prohibido entrar a Roma seguido de una armada y él entró seguido de sus hombres en armas. El mismo personaje pronunció otra frase famosa, veni, vidi, vici; llegué, vi, vencí. Cuando él eligió el mes que conocemos con el nombre julio, lo hizo porque él nació el 12 Quintilis del año 100 antes de nuestra era, es decir, en el mes que hizo nombrar en su honor.
¿El año solo tenía diez meses?
Sí. Todavía algunos meses del año conservan rasgos de los lugares que ocupaban en el calendario de diez meses. Septiembre lleva dentro la marca del siete, del lugar séptimo que ocupó hasta que Julio lo desplazó. De septem, siete. Piense en octubre. Sí, ese mes tiene señal del número ocho. Directo de octum, ocho. Noviembre, a su vez, lleva gérmenes que corresponden a la novena posición. Procede de novem, nueve. Diciembre era el último mes. Como solo eran diez lleva en su seno la decena; decem, diez. Ahora resultan evidentes las relaciones de las cifras y los nombres de los meses, ¿no es cierto?
Para quienes se interesan en los signos zodiacales, el mes de julio se asocia con Leo que es el quinto signo zodiacal. Este cubre del 23 de julio al 24 de agosto. Corresponde a la fuerza solar y a la constelación del León. Es la luz que penetra y trasciende el umbral de Géminis hasta el campo de Cáncer. Se relaciona este signo con los sentimientos y las emociones.
Reflexión final
Es probable que muchos de los lectores de este escrito hayan pensado que Julio César tenía un ego de dimensiones desmesuradas. Personalmente no pienso que sea algo que pueda discutirse. Hay que tener en cuenta que fue un gran guerrero. Sometió al imperio romano grandes extensiones del mundo conocido de su época. Estas conquistas le crearon un gran ascendiente sobre sus tropas.
No hay que extrañarse de que haya personas cuya personalidad y circunstancias los hayan empujado a sentirse ungidos, y, en consecuencia, deseen perpetuar su nombre a través de la historia. Para los dominicanos no resulta difícil citar un ejemplo cuando en la historia del siglo XX tuvieron un dictador que gobernó el país durante más de treinta años y bautizó la capital del país con su apellido, ciudad Trujillo.
Roberto Guzmán en Acento.com.do
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