En las letras francesas, la imagen del escritor comprometido estuvo representada, no solo en el escritor y filósofo francés Jean Paul Sartre, también en Albert Camus y Simone de Beauvoir. En Beauvoir, su deber fue más notorio con el feminismo moderno. La idea de compromiso, es de la defensa del ser en contra del poder, de que el escritor no debe mantenerse ajeno ante la problemática de su tiempo. La imagen del escritor comprometido, se forjó en Francia concluida la Segunda Guerra Mundial, principalmente, por lo que significó para los franceses la catástrofe de la guerra en el campo de las letras.
Durante el conflicto, Sartre y Camus asumieron un compromiso personal. Junto a André Malraux y otros miembros, fundaron en 1941 Combat, un diario clandestino de la Resistencia francesa, que sirvió de propaganda en la lucha contra el ocupante nazi y el gobierno de Vichy. Cuando la guerra terminó en septiembre de 1945, el luto y el dolor arropaba el mundo de las letras francesas. Algunos escritores murieron en la Resistencia luchando contra el invasor, otros a favor de este. Paul Nizan, quien fue amigo de Sartre, había muerto en 1940 en la batalla de Dunkerke enfrentando a los alemanes. En 1944, Antoine de Saint Exupéry, autor de la famosa novela corta El principito, desapareció en un vuelo de reconocimiento. También en 1944, murió en una emboscada Jean Prevost. A Robert Brasillach, quien colaboró con los nazis, lo juzgaron por traición y fue fusilado en febrero de 1945. En marzo de ese mismo año, tras atentar tres veces contra su vida, se suicidó Pierre Drieu La Rochelle, quien en su vida privada era un hombre promiscuo, y fue amante de la escritora argentina Victoria Ocampo. La causa de su muerte, pudo haber sido, que después de la liberación de Francia, al haber colaborado con los alemanes, lo embargara un sentimiento de culpa y se suicidó cuando fueron a buscarlo. Otros escritores estaban en el exilio. Entre estos, André Bretón, quien se fue huyendo de la ocupación nazi. Otro escritor exiliado fue Louis-Ferdinand Céline. Céline, conocido antisemita, después de haber sido héroe de guerra durante la Primera Guerra Mundial, en la segunda colaboró con la policía secreta alemana la Gestapo, ante la segura victoria de los aliados, abandonó Francia.
Como resultado del cataclismo que significó esta desafortunada situación, Sartre expresó: Esta brusca hecatombe de nuestros decanos ha dejado grandes vacíos. Estaba en lo cierto, no era para menos. Sin embargo, la Resistencia, en la cual participaron tanto cristianos, comunistas, revolucionarios y demócratas, unificaron su pensamiento con un solo propósito: el escritor tiene un compromiso, y es luchar contra el mal. Es decir, los miembros de la resistencia francesa, sin importar orientación ideológica o religiosa, fueron los precursores del compromiso. La lucha contra el mal, no es más que comprometerse con una causa. En ese sentido, el existencialismo, cuya corriente de pensamiento tuvo mayor incidencia después de la Guerra, amplió la idea de compromiso, la extendió a otros litorales. Una muestra de ello es lo siguiente: el conflicto terminó en septiembre de 1945, y en octubre, en un club de París, Sartre dictó una conferencia titulada El existencialismo es un humanismo. Esto significa, que ante el horror de la guerra, esta corriente de pensamiento, a pesar de sus detractores, surgió como el alma de los desesperados, fue la búsqueda de sentido ante la catástrofe. La proclama de que es un humanismo, es una manera de decir, que el existencialismo era el nuevo humanismo de la época. Aunque a Camus se le vinculó con el existencialismo, este afirmó que era absurdista. El absurdo en él, fue oponerse a lo injusto, a la mentira. Camus asumió una postura de defensa de la verdad frente a las ideologías. En el discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura en 1957, dijo, que escribir era un honor porque implica un compromiso. Apuntó además, que el escritor no está al servicio de quienes hacen la historia, está al servicio de quienes la padecen. Esto, también es una actitud del escritor comprometido. Por la misma razón de escritor obligado con una causa, Sartre rechazó el Premio Nobel de Literatura en 1964, pero desde un enfoque distinto.
Es importante señalar, que cinco años antes de Camus recibir el Nobel de Literatura, su relación con Sartre estaba interrumpida. En 1951, Camus había publicado El hombre rebelde, un libro de ensayos donde en uno de ellos, Camus se manifiesta en contra de la violencia en la lucha social. Sartre, en su revista Les Temps Modernes lo criticó, pues él la defendía como un mal necesario. Cercano al marxismo, acusó a Camus de traidor a la causa revolucionaria. Lamentablemente, por esta polémica como resultado de sus diferencias, estos dos gigantes de las letras francesas se dividieron, y la muerte sorprendió a Camus en 1960 en un accidente automovilístico.
Sartre no abandonó la responsabilidad asumida. En 1966, junto al filósofo y matemático británico Bertrand Russel, creó el Tribunal Russel, conocido también como Tribunal Russel-Sartre, un órgano de opinión internacional, cuyo propósito fue valorar y hacer investigaciones sobre la intervención de los Estados Unidos en Vietnam. A esto hay que agregar, que cuando se produjo el levantamiento estudiantil francés conocido como Mayo de 1968, Sartre estaba en las calles apoyando las protestas. Jean Paul Sartre y Albert Camus, como escritores comprometidos, representaron una época. Aunque con visiones diferentes, se comprometieron en contra del poder, tuvieron una legión de seguidores fruto de esas divergencias. Todavía hoy se cuestiona de quien tuvo la razón sobre el tema de la violencia, si Sartre o Camus A pesar de estas discrepancias, siguen siendo un símbolo del escritor comprometido.
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