Título original: The Conjuring: Last Rites. Año: 2025. Género: Terror.País: USA. Dirección: Michael Chaves. Guion: Ian Goldberg, Richard Naing, David Johnson. Elenco: Patrick Wilson, Vera Farmiga, Mia Tomlinson, Ben Hardy. Duración: 2 horas 15 minutos

“El conjuro 4” puede leerse como un ejercicio de clausura que busca equilibrar innovación y fidelidad. Como cierre de la franquicia, la película plantea interrogantes sobre la memoria mediática y la perdurabilidad de los arquetipos del terror sobrenatural en la cultura audiovisual contemporánea.

Para esta última entrega la dirección de Michael Chaves confirma y a la vez reelabora la estética que el realizador desarrolló en “The Conjuring: The Devil Made Me Do It” (2021) en cuanto a su predilección por el tempo contenido y una puesta en escena que restringe el exceso expresionista en favor de la atmósfera.

La condición de “últimos ritos” como dispositivo narrativo y temático, remite a la continuidad del universo, desde los episodios fundacionales de “The Conjuring” (2013) hasta los spin-offs de “Annabelle” (2014) y “The Nun” (2018), la escritura combina elementos con set pieces sobrenaturales, buscando cerrar arcos presentes en entregas previas sin sacrificar la autonomía dramática del filme.

Su dirección opera mediante una economía del plano que permite que el horror emerja de la falta de información reclamado bajo la dirección de fotografía de Eli Born quien dialoga con la continuidad visual de la saga y, al mismo tiempo, incorpora variaciones que se unifican con los efectos especiales los cuales combinan con medios prácticos de utilería física, herederos del trabajo tangible en entregas como “Annabelle: Creation” (2017).

A esto se le suma la partitura de Benjamin Wallfisch que actúa como catalizador psicológico de los motivos temáticos ya asociados a la saga y a la presencia demoníaca y la recodificación en función del cierre diegético.

Las actuaciones constituyen uno de los ejes afectivos de la película: Patrick Wilson y Vera Farmiga consolidan la evolución de Ed y Lorraine Warren como figuras afectadas por el desgaste vital y la carga moral de sus experiencias.

Wilson prolonga el arquetipo del investigador estoico, pero introduce matices de fragilidad que remiten a la progresión observada a lo largo de “The Conjuring” (2013) y su secuela; Farmiga, por su parte, profundiza el registro visionario de Lorraine.

“El conjuro 4” reitera los núcleos fundamentales de la franquicia como el conflicto entre fe y duda, la domesticidad como territorio vulnerable, el trauma como herencia intergeneracional y la figura del matrimonio como dispositivo ético y profesional.

El impacto cultural de la franquicia se constata en su capacidad para generar un universo expansible (spin-offs como Annabelle o La monja), un imaginario iconográfico (la muñeca, la figura del demonio, la estética de los archivos) y un modelo industrial de terror de gran presupuesto que dialoga con el mercado global.

Félix Manuel Lora

Profesor de cine

Periodista, crítico de cine, catedrático e investigador. https://cinemadominicano.com/author/fmlora/

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