Recientemente leí una noticia que me llamó profundamente la atención, publicada por Mercado Audiovisual Latinoamericano. En ella se detalla cómo Netflix y Embratur —la Agencia Brasileña de Promoción Internacional del Turismo— han firmado una alianza estratégica para impulsar el turismo mediante contenido audiovisual producido en Brasil.
Este acuerdo no es un simple patrocinio ni una campaña temporal. Es una estrategia a largo plazo que busca conectar el cine y las series brasileñas con la promoción turística del país, reconociendo que el contenido que vemos en pantalla influye directamente en las decisiones de viaje de millones de personas en todo el mundo. Como señaló el presidente de Embratur, Marcelo Freixo: “Muchas personas deciden sus destinos de viaje basándose en una película o serie que han visto”.
La alianza incluye:
- Producción de contenido audiovisual con enfoque turístico —documentales, series y películas que destaquen regiones específicas del país.
- Una guía de viajes basada en locaciones de las producciones de Netflix más vistas, con itinerarios culturales y naturales.
- Promoción cruzada entre Netflix y Embratur, con campañas visuales y piezas de marketing digital que vinculen destinos reales con historias de ficción.
- Proyección internacional de Brasil como marca país a través del cine, mostrando no solo su geografía, sino también su cultura, diversidad, talento y riqueza identitaria.
En resumen, es un plan para convertir el audiovisual en un embajador turístico, cultural y económico. Y lo más importante: es una fórmula replicable.
¿Y República Dominicana?
Esto me lleva a reflexionar: ¿y República Dominicana? ¿Qué estamos haciendo con nuestro cine, que ya es vibrante, consolidado y respaldado por una legislación robusta? La respuesta es: bastante, pero aún podemos hacer más.
No estamos empezando desde cero. Desde el rodaje de El Padrino II en nuestro territorio, pasando por superproducciones como XXX: Return of Xander Cage con Vin Diesel, Shotgun Wedding con Jennifer Lopez o Arthur the King con Mark Wahlberg, hasta la filmación continua de realities y series extranjeras, nuestro país se ha consolidado como un set de filmación vivo. Semana tras semana, cámaras graban en nuestras playas, montañas, ciudades y pueblos, generando empleo, inversión y
Ley 108-10: Pilar de Nuestra Economía Naranja
Este desarrollo ha sido impulsado por la Ley 108-10 para el Fomento de la Actividad Cinematográfica, promulgada en 2010, considerada una de las políticas públicas más exitosas del país. Esta ley es un pilar de nuestra economía naranja, el sector que integra creatividad, innovació
Gracias a esta legislación:
- Se han creado decenas de empresas cinematográficas.
- Se ha profesionalizado el talento local, tanto técnico como artístico.
- Se han generado miles de empleos directos e indirectos.
- Se ha atraído inversión extranjera de grandes estudios y plataformas.
- Se ha colocado a República Dominicana en el mapa del cine global.
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Cine Dominicano sin Fronteras
El cine dominicano ya no es local: es global.
Nuestras películas viajan a festivales de prestigio, ganan premios en los cinco continentes y nuestros cineastas participan activamente en mercados internacionales de alto nivel, como Cannes, Berlinale, San Sebastián, Toronto, Guadalajar
Cada vez más producciones nacionales son adquiridas por plataformas internacionales, proyectadas en cines extranjeros y debatidas por la crítica especializada. Esto demuestra que nuestra industria está lista para ocupar un lugar destacado en el escenario mundial.
Cada historia, cada locación, cada personaje que aparece en nuestras pantallas contribuye a la imagen que proyectamos como nación. El cine es también una herramienta de diplomacia cultural y promoción turística. Lo que Brasil ha logrado con Netflix es un excelente caso de estudio, pero República Dominicana no necesita copiar exactamente ese modelo.
Aunque nuestro mercado no represente el mismo volumen de suscriptores que Brasil el cual en esa parte nos permita competir en esta oportunidad en especifico, tenemos condiciones únicas para desarrollar una estrategia audiovisual propia, alineada con nuestro turismo, identidad nacional y nuestras fortalezas creativas.
Ya contamos con el talento, la ley, la infraestructura y, sobre todo, con el compromiso de una comunidad audiovisual sólida y en constante crecimiento ya solo queda seguir rompiendo fronteras y fortaleciendo la industria con la mirada fuera del cajón.
El ejemplo de Brasil nos deja una lección clara: el mundo está lleno de oportunidades similares. Existen numerosas alianzas, fondos, festivales y plataformas en las que los países que apuestan por el audiovisual y su vínculo con el turismo pueden integrarse y destacar.
Pero para poder participar junto a los grandes, debemos seguir fortaleciendo nuestra industria cinematográfica. El cine es una de las industrias más influyentes a nivel mundial —cultural y económicamente—, y República Dominicana tiene lo necesario para seguir avanzando, no solo como un destino de rodaje, sino como un actor clave en la economía creativa global.
Fuente de la noticia internacional:
Netflix y Embratur anuncian acuerdo de cooperación para impulsar el turismo audiovisual en Brasil — Mercado Audiovisual Latinoamerican
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