
En medio de las presiones arancelarias de Donald Trump a Brasil aparece la figura de Eduardo Bolsonaro.
El tercer hijo de Jair Bolsonaro no solo es aliado del presidente de Estados Unidos y duro crítico de Luiz Inácio Lula da Silva, sino que se ha convertido en el principal adversario político del juez del Tribunal Supremo Alexandre de Moraes.
Radicado en Texas desde el 18 de marzo, momento en que anunció que tomaría una licencia a su cargo de diputado para vivir en Estados Unidos y construir apoyo internacional para su padre, Eduardo se presenta como un pieza clave en el vínculo de su familia con el gobierno republicano.
En ese sentido, Trump basó su amenaza de aranceles de hasta el 50% con Brasil, que es uno de los pocos países con los que Estados Unidos disfruta de superávit comercial, en críticas a la investigación judicial que enfrenta Jair Bolsonaro.
"Este juicio no debería estar ocurriendo. ¡Es una caza de brujas que debe terminar INMEDIATAMENTE!", cuestionó Trump en la carta dirigida a Lula da Silva, en la que expone una dura crítica a la Justicia de Brasil.

Dos semanas antes del anuncio arancelario de Trump, Eduardo Bolsonaro llamaba a "rescatar la libertad y la democracia" de su país ante un auditorio repleto en el sur de Florida.
"Mi rol en Estados Unidos es luchar por la libertad para rescatar a nuestra democracia", le dijo el diputado a BBC Mundo el último sábado de junio en la primera edición latina de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) en Hollywood, al norte de Miami.
El expresidente Bolsonaro ha sido inhabilitado por el Tribunal Superior Electoral para competir en las elecciones hasta 2030 y en este momento está siendo investigado Tribunal Supremo por tentativa de golpe de Estado en enero de 2023.
Pero además, Alexandre de Moraes es quien lleva adelante la causa que analiza el rol del diputado en la presunta intimidación desde el exterior a los magistrados judiciales, de acuerdo a la Fiscalía General de Brasil.

Para Anthony Pereira, director del Centro Kimberly Green de América Latina de la Universidad Internacional de Florida, la razón de este anuncio de Trump poco tiene que ver con el comercio o con la política exterior.
"Se trata de defender a un aliado político desacreditado [Jair Bolsonaro] y atacar al poder judicial de otro país", le dice a BBC Mundo Pereira, quien fue director del Instituto de Brasil del King’s College de Londres entre 2010 y 2020.
Lula da Silva, que respondió a Trump diciendo que "Brasil es un país soberano con instituciones independientes que no aceptará ser controlado por nadie", denunció el pasado mes la influencia de Eduardo Bolsonaro en Estados Unidos contra el gobierno de Brasil.
"Es lamentable que un diputado brasileño, hijo de un expresidente, esté allí pidiendo a Estados Unidos que se meta en la política interna de Brasil. Eso es grave. Es una práctica terrorista y antipatriótica", sostuvo el presidente a principios de junio en una rueda de prensa.
Quién es Eduardo Bolsonaro
Eduardo Nantes Bolsonaro, de 41 años, nacido en Río de Janeiro, es el tercero de los cinco hijos de Jair Bolsonaro y es la persona que se encarga de construir las relaciones internacionales de su padre.
A pesar de que sus hermanos Flávio y Carlos también ocupan cargos públicos, Eduardo tiene un lugar destacado en su familia y en la política brasileña.
En especial, después de que su padre quedara impedido de competir en las elecciones de 2026 por plantear dudas sobre la fiabilidad del sistema electoral mientras ejercía el cargo de presidente.
De acuerdo a las últimas encuestas de Paraná Pesquisas, publicadas por CNN Brasil, en un escenario donde Jair Bolsonaro no puede presentarse como candidato, su hijo Eduardo aparece en un empate técnico con el presidente Lula, solo un 2.5% por debajo del actual presidente.
"Si mi padre no puede presentarse por el motivo que sea, ahí estaré a disposición. Si él me dice que me necesitan para seguir adelante, ahí sería candidato", le confirmó a BBC Mundo el diputado.

Graduado en Derecho en 2008, Eduardo aprobó un examen público que lo convirtió en oficial de la Policía Federal, cargo que ocupó hasta 2015, año en que se volcó de lleno a la política.
El tercer hijo del exmandatario resultó elegido diputado federal por São Paulo en 2018, año en el que su padre ganó la presidencia, y reelecto en 2024 con más de 1.800.000 votos, lo que lo convirtió en el diputado más votado en la historia de Brasil.
En 2022 volvió a ser electo para un tercer mandato, aunque con menos votos que en la elección anterior, y desde marzo pasado se encuentra de licencia temporal de su papel en el Congreso para centrarse en desarrollar el apoyo internacional.
La decisión de dejar su país la tomó mientras estaba en Estados Unidos, después de que un grupo de diputados del Partido de los Trabajadores (PT) le solicitara a la Corte Suprema retener su pasaporte mientras avanzan las investigaciones contra su padre.

A pesar de que el 18 de marzo, el juez resolvió rechazar las medidas cautelares que buscaban retenerle el pasaporte, Eduardo Bolsonaro asegura que no se encuentra en condiciones de volver a Brasil.
"Yo no estoy en condiciones de volver a Brasil hoy porque Alexandre de Moraes me amenazó con quitarme el pasaporte porque estoy hablando con autoridades de la Casa Blanca y el Congreso", argumenta.
"Tenemos que sancionar a Alexandre de Moraes, tenemos que pararlo, para prevenir que el régimen se consolide. En este momento, las sanciones económicas que nosotros estamos pidiendo pueden ser efectivas, pero mañana no lo sé", insistía desde el escenario de la CPAC días antes del anuncio arancelario de Trump.
Qué hace en EE.UU.
"Mi amigo Eduardo Bolsonaro, ¡gracias! Saluda a tu padre. Tu familia es maravillosa", le dijo el 22 de febrero el presidente Donald Trump a Eduardo Bolsonaro desde el escenario de la CPAC en Washington.
Para el hijo del expresidente, ese es el momento en que se encendieron las alarmas en Brasil sobre las "buenas conexiones dentro Estados Unidos" que estaba construyendo el hijo del exmandatario.
Pero ese no ha sido el único gesto. El 21 de mayo, el secretario de Estado, Marco Rubio, aseguró ante la Cámara de Representantes que existe una "gran posibilidad" de que Washington sancione al juez Moraes.
Por esas declaraciones, cinco días después, la Procuraduría General de la República de Brasil solicitó a la Corte la apertura de una investigación policial contra el diputado Bolsonaro.
Según la fiscalía, Eduardo Bolsonaro estaría liderando una campaña de intimidación y persecución contra jueces del STF, fiscales y miembros de la Policía Federal que participan en investigaciones contra aliados de su padre y el propio expresidente.

Desde ese momento, el diputado busca que Estados Unidos sancione económicamente al magistrado de la Corte de su país "por ejercer su poder a favor de la persecución a la derecha".
"Recién ahí tendremos una ventana de oportunidad para resolver las cosas, aislar a Moraes y recuperar la normalidad en Brasil", le dijo a BBC Mundo.
En ese contexto, la respuesta de Trump ha ido mucho más allá de lo propuesto por Bolsonaro.
En lugar de sanciones impuestas a individuos o entidades concretas, el presidente amenazó con imponer aranceles a la economía de un país, lo que podría afectar a decenas de empresas brasileñas y complicar la imagen del expresidente en un momento delicado.
"Esta cacería de brujas –término utilizado por el propio presidente Trump– no es solo contra mí. Es contra millones de brasileños que luchan por la libertad y se niegan a vivir bajo la sombra del autoritarismo", dijo Jair Bolsonaro en la red social Truth Social, propiedad de Trump.
En su respuesta, Lula sostuvo que "el proceso judicial contra aquellos que planificaron el golpe de estado es de competencia solo de la justicia brasileña".
El vínculo con Trump
Donald Trump, quien en agosto de 2023 fue imputado por presionar a funcionarios para revertir su derrota electoral de 2020, mira lo que pasa en Brasil como una película repetida.
Para el editor de la revista Americas Quarterly, Brian Winter, experto en asuntos políticos de Brasil, la decisión de Trump responde a la afinidad política entre los presidentes.
"Creo que se trata principalmente del trauma del presidente Trump por sus juicios y de las similitudes con la familia Bolsonaro, lo que dificulta mucho la negociación", escribió Winter en la red social X.
"Trump está dispuesto a perjudicar este superávit comercial y los intereses económicos estadounidenses que lo sustentan para interferir en la política interna de Brasil", sostiene Anthony Pereira, de la Universidad Internacional de Florida.
Pero la amenaza de Estados Unidos a Brasil no responde solo a la simpatía política entre Trump y Bolsonaro.

Además, está la molestia que el presidente estadounidense arrastra contra la justicia brasileña relacionada a las restricciones a las empresas tecnológicas del país en Brasil.
Moraes entabló una cruzada por eliminar la desinformación y las teorías de la conspiración de las redes sociales de Brasil, algo que Trump considera como un atentado a la libertad de expresión que perjudica a las ideas de la derecha.
Tras un reciente fallo, las empresas tecnológicas pasaron a ser civilmente responsables en Brasil si no regulan de forma proactiva, antes de la determinación judicial, los "mensajes delictivos y ofensivos publicados por sus usuarios".
En ese sentido, Eduardo Bolsonaro dice que Estados Unidos debe sancionar a Moraes porque "la justicia brasileña se ha puesto a revisar las cuentas de ciudadanos estadounidenses".
Para Brian Winter, la forma para destrabar la crisis es que la justicia de Estados Unidos declare ilegales los aranceles o que la familia Bolsonaro le pida a Trump reemplazar la estrategia de aranceles por sanciones contra el magistrado, algo que ve como menos probable.
La pelea comercial se explica también por el enorme choque de intereses entre el presidente Trump y la justicia en Brasil, en el que Eduardo Bolsonaro despliega un rol influyente.

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