Hombres cocinando en grandes ollas

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Las cocinas comunitarias de ANERA alimentan en Gaza a unas 6.000 personas al día.

Es difícil conseguir comida caliente en la Franja de Gaza, pero un almuerzo para familias necesitadas en el sur está a punto de ser entregado en una carreta tirada por burros.

El plato de hoy es koshari (hecho con lentejas, arroz y una salsa de tomate picante) cocinado en ollas enormes en una de las dos cocinas comunitarias gestionadas por ANERA, (American Near East Refugee Aid), una organización humanitaria con sede en Estados Unidos.

"La gente depende de nuestras comidas; no tiene ingresos para comprar lo que queda en los mercados locales y muchos alimentos no están disponibles", dice Sami Matar, quien lidera el equipo de ANERA.

"Antes solíamos cocinar arroz con carne, con proteínas. Ahora, debido al bloqueo, no hay ningún tipo de carne ni de verduras frescas".

Dos meses después de que Israel cortara todos los suministros a Gaza, Matar advierte que las pocas decenas de cocinas comunitarias que quedan cerrarán en unos días.

"Los próximos días serán críticos. Creemos que tenemos provisiones para dos semanas, tal vez menos".

Sami Matar en el depósito vacío de ANERA

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Sami Matar mostró a un periodista local de la BBC el depósito vacío de ANERA.

El 2 de marzo Israel cerró todos los cruces fronterizos con Gaza, impidiendo la entrada de cualquier tipo de mercancías, incluyendo alimentos, combustible y medicamentos.

También reanudó su ofensiva militar dos semanas después, poniendo fin a un alto el fuego de dos meses con Hamás. Afirmó que estas medidas buscan presionar al grupo palestino para que libere a los rehenes que aún mantiene.

"Bloquear la ayuda mata"

Recientemente el Programa Mundial de Alimentos de la ONU y UNRWA, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, afirmaron que se han agotado todas sus reservas de ayuda alimentaria.

La presión internacional sobre Israel para que levante el bloqueo aumenta, con advertencias de que la hambruna masiva podría ser inminente y que matar de hambre intencionalmente a civiles constituye un crimen de guerra.

Hombres en la cocina comunitaria preparando paquetes de comida

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Cientos de miles de palestinos dependen de las cocinas comunitarias para su supervivencia.

"La ayuda humanitaria, y las vidas civiles que salva, nunca deben ser moneda de cambio", advirtió el jueves Tom Fletcher, jefe de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).

"Bloquear la ayuda mata de hambre a los civiles. Los deja sin atención médica básica. Los despoja de su dignidad y esperanza. Inflige un cruel castigo colectivo. Bloquear la ayuda mata", agregó Fletcher.

Cientos de miles de personas en Gaza dependen de las pocas decenas de cocinas que quedan para su sustento. La que ANERA gestiona en Khan Younis alimenta a unas 6.000 personas al día.

Pero si Israel no levanta su bloqueo, el más largo que ha impuesto jamás a Gaza, las cocinas -el último recurso para muchos- pronto no tendrán nada que distribuir.

"Antes recibíamos más de 100 camiones a la semana con paquetes de comida y kits de higiene. Ahora no tenemos nada", dice Matar mientras muestra a un periodista local de la BBC el depósito vacío.

"Nos cuesta conseguir alimentos como arroz, lentejas, pasta, aceite y sal para nuestras cocinas comunitarias. Es muy caro comprar un kilo de leña y necesitamos más de 700 kilos al día para cocinar".

Madre desplazada

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Una madre desplazada dijo que no había gas para cocinar ni comida para su familia.

Israel ha acusado a Hamás de robar y almacenar ayuda humanitaria para dársela a sus combatientes o venderla para recaudar fondos.

La ONU y otras agencias niegan que la ayuda se haya desviado y afirman contar con estrictos mecanismos de monitoreo.

"Trabajamos arduamente para evitar interferencias de cualquier parte. Contamos con un proceso de distribución preciso y sólido", dice Matar, mientras revisa las listas de beneficiarios de ayuda en su computadora.

"Tenemos una base de datos de cientos de miles de personas, incluyendo sus nombres, números de identificación y direcciones, así como las coordenadas de los campamentos. Esto evita la duplicación con el trabajo de otras organizaciones no gubernamentales y garantiza la transparencia".

Niños intentando conseguir comida en Gaza

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La presión internacional sobre Israel para que levante el bloqueo aumenta, con advertencias de que la hambruna masiva podría ser inminente.

Esta semana los trabajadores humanitarios informaron que hubo cinco casos de saqueo en almacenes y en el principal complejo de UNRWA en Gaza.

Un funcionario de la ONU afirmó que era una señal de la creciente desesperación de la gente y de "colapso sistémico".

Sin gas para cocinar

De regreso en la cocina al aire libre, Matar prueba la comida de las ollas humeantes para comprobar su calidad. Se envuelven los paquetes para su distribución; cada uno alcanza para hasta cuatro personas.

Todos los trabajadores reciben comida para sus familias hambrientas.

Un hombre mayor con muletas sostiene dos paquetes con comida

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Cada paquete de comida alcanza para hasta cuatro personas.

El resto es trasladado en una carreta tirada por burros por las bulliciosas calles hasta al-Mawasi, un abarrotado campamento de tiendas de campaña para desplazados en la costa, donde decenas de monitores de campo supervisan la distribución.

Un hombre mayor que camina con muletas parece aliviado mientras sujeta dos paquetes de koshari para alimentar a su familia de siete miembros. "Gracias a Dios, esto será suficiente", dice.

"Ni me preguntes por la situación", continúa. "Solo estamos vivos porque la muerte aún no nos ha llevado. Juro que he estado buscando una hogaza de pan desde la mañana, y no he encontrado ninguna".

"La situación es trágica y sigue empeorando", comenta una madre con aspecto de agotamiento. "La vida aquí es humillante. Tenemos hombres que no pueden trabajar. No hay ingresos y todos los productos son carísimos. No podemos comprar nada".

"En este momento, esto es excelente", dice sobre la comida caliente que acaba de recibir. "Porque no hay gas para cocinar ni comida. Cuando queremos tomar una taza de té, recojo hojas para encender un fuego".

Ha pasado más de un año y medio desde que comenzó la guerra en Gaza, tras los ataques liderados por Hamás en el sur de Israel, que mató a unas 1.200 personas y más de 250 fueron tomadas como rehenes. Unas 59 siguen cautivas y se cree que hasta 24 de ellas están vivas.

La campaña militar israelí ha matado a más de 52.400 personas en Gaza, en su mayoría mujeres, niños y ancianos, según el Ministerio de Salud de la Franja. Más del 90% de los 2,1 millones de habitantes se han visto forzados a desplazarse, y muchos han debido huir en repetidas ocasiones.

"Intolerable"

La ONU advirtió que la situación actual "es probablemente la peor que ha existido" debido al bloqueo, la nueva ofensiva y las órdenes de evacuación que han desplazado a unas 500.000 personas desde el 18 de marzo, y afirma que, según el derecho internacional, Israel tiene la clara obligación como potencia ocupante de permitir y facilitar la ayuda a la gente en Gaza.

Hombres con un carro tirado por un burro distribuyendo comida

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ANERA distribuye comida a las tiendas de campaña en al-Mawasi en lugar de obligar a la gente a hacer cola en la cocina.

El viernes pasado el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró haberle dicho al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que "tenemos que ser buenos con Gaza" y dijo haberle presionado para que permita la entrada de más alimentos y medicamentos a la Franja.

No hubo respuesta oficial al respecto, pero a principios de esta semana el Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel rechazó las críticas de Reino Unido, Francia y Alemania, que describieron el bloqueo como "intolerable" en un comunicado conjunto e insistieron en que "esto debe terminar".

El organismo afirmó que más de 25.000 camiones con casi 450.000 toneladas de mercancías habían entrado en Gaza durante el alto el fuego. Y añadió que "Israel está monitoreando la situación sobre el terreno y no hay escasez de ayuda".

Suwar Ashur, de 5 meses, recibe tratamiento por desnutrición en el Hospital Nasser en Khan Yunis, Gaza, el 1 de mayo de 2025.

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Suwar Ashur, de 5 meses, recibe tratamiento por desnutrición en el Hospital Nasser en Khan Yunis, Gaza, el 1 de mayo de 2025.

Las autoridades israelíes han indicado que planean modificar el sistema de distribución de ayuda.

Por ahora, los suministros se acumulan en los cruces fronterizos de Gaza a la espera de que se permita su ingreso, mientras que dentro del territorio, los trabajadores humanitarios racionan cuidadosamente lo que queda.

En el campamento de al-Mawasi los niños se reúnen juguetonamente alrededor de Sami Matar y los trabajadores de ANERA, quienes reparten los últimos paquetes de comida del día.

Muchos están extremadamente delgados, y ha habido nuevas advertencias de desnutrición aguda en Gaza, especialmente entre los menores.

Sami Matar junto a un niño que come

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Sami Matar hizo un llamado a Israel para que reabra los puntos de entrada a Gaza.

"No sé qué pasará si se acaban nuestros suministros", dice Matar, abrumado por la responsabilidad de su trabajo.

"Tener que interrumpir esta ayuda vital para la gente sería estresante y deprimente para mí y para mi personal".

"Hacemos un llamado urgente", continúa. "Mírennos, vean nuestra desesperación, comprendan que el tiempo se acaba. Por favor, solo necesitamos que reabran los cruces".

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