Grace Spence Green sentada en una silla de ruedas, vistiendo un uniforme médico rosado, en un parque.

Alicia Canter
Grace Spence Green.

Una estudiante de medicina casi muere en un accidente tan extraño que parece inventado.

Un hombre se tiró desde una altura de 40 metros y cayó sobre ella.

La joven sobrevivió, pero quedó paralítica. Tuvo que reconstruir toda su vida desde cero y aprender lo que significa sanar realmente.

En 2018, Grace Spence Green vivía con su novio en Londres, la ciudad en la que había crecido, y su futuro parecía asegurado.

Tenía 22 años y estaba en cuarto año de la carrera. Solo le faltaba el último curso en la facultad y estaba deseando empezar a trabajar como médica.

Esta es su historia, contada en primera persona.

línea gris

BBC

El 17 de octubre de 2018 una amiga pasó por casa a recogerme y me dejó en un centro comercial del este de Londres. Ella quería hacer unas compras y yo desde allí podía tomar el tren para seguir mi camino.

Nos despedimos junto a unas escaleras mecánicas, caminé por el atrio principal y luego… desperté y vi las brillantes luces del techo del centro comercial.

Recuerdo gritar y no poder sentir mis piernas.

Estaba tirada en el suelo y un grupo de personas que me rodeaba me explicó que me habían golpeado. Había otra persona tirada cerca de mí y le decían que se había caído.

Una imagen tomada instantes después de que el hombre cayera sobre Grace Spence Green.

@FaridQureshi_UK
Una imagen tomada instantes después de que el hombre cayera sobre Grace Spence Green en el centro comercial Westfield de Londres.

Más tarde me enteraría de que esa persona, ese hombre, había saltado desde el tercer piso del centro comercial y había aterrizado en mi espalda.

Me trasladaron al hospital, a donde mis padres, mi pareja y amigos corrieron a verme. Todos habían sabido de la noticia.

Apenas había entendido lo que había sucedido y ya la gente estaba escribiendo artículos al respecto, con fotos mías sacadas de Google junto con las del hombre que había saltado.

La dificultad para comprender lo ocurrido

A causa de la colisión, mi columna vertebral se quebró por varios puntos. Se rompió la parte superior de mi cuello y también más abajo.

Pero las fracturas más graves fueron las de mi caja torácica, ya que empujaron mi médula espinal, que se dañó, y ahí es donde comenzó la parálisis.

En la universidad me habían enseñado sobre lesiones en la columna vertebral, pero yo seguía en estado de negación.

Agentes de policía junto al alcalde de Londres, Sadiq Khan, en el centro comercial Westfield en 2024.

PA Media
El Westfield del este de Londres es un centro comercial muy concurrido.

Me tomó semanas llegar a comprender qué me había sucedido.

Miraba hacia abajo y veía que no había sangre, no había moretones, solo uno en el dedo gordo del pie. No había nada que me permitiera sentir que me había pasado algo. Me veía igual.

Fue muy difícil cerrar esa brecha para mi cerebro. Sentía eso: yo no soy una de ellos, no soy discapacitada, no voy a estar en una silla de ruedas. Esa no soy yo.

Y recuerdo que una voluntaria de una organización benéfica que trabaja con quienes han sufrido lesiones de la columna vertebral vino a verme y me empezó a explicar el apoyo que iba a comenzar a recibir desde ese momento, y las cosas que debía hacer.

Para mí, era demasiado pronto. Era demasiado. Demasiado.

Allí quedó expuesto mi capacitismo (prejuicio ante las personas con discapacidad) internalizado y el sesgo que probablemente tenía sobre la discapacidad.

Encajar de nuevo en la sociedad

Cuando pude usar de nuevo en mi laptop, comencé a escribir en un documento de Word todos los días y algunas de las entradas tienen un tono muy enojado o son simplemente muy confusas. Pero fue muy útil escribir todo para anclarme a esta nueva y extraña realidad en la que me encontraba.

No sabía dónde encajaba en este nuevo mundo.

Ahora era otra cosa que no terminaba de entender.

Pasé a una unidad de rehabilitación de la columna vertebral, donde el objetivo es sacarte de la cama y sentarte en una silla de ruedas para que aprendas a vivir con ella.

Una vista del centro comercial Westfield en Londres.

Reuters
El hombre que se arrojó al vacío lo hizo desde el tercer piso, desde una altura de 40 metros.

Era tan abrumador, estaba todo tan regimentado. Empezaba a las 6 am, me dieron una carpeta gigante con toda la información sobre las lesiones de la médula espinal y todas las cosas en las que ahora tendría que pensar.

De repente estaba rodeada de muchas otras personas que acababan de sufrir lesiones en la columna vertebral y también estaban tratando de lidiar con su nueva realidad.

Pero creía que iba a salir triunfante de la unidad de rehabilitación, sin la silla de ruedas.

Caí en esa narrativa muy rápido, es todo lo que había visto en programas de televisión y en las películas: alguien que está aprendiendo a caminar de nuevo, con el apoyo de las barras paralelas, y finalmente vuelven a su vida anterior.

En el fondo estaba mi idea de parecer menos discapacitada.

Recuerdo que había un paciente en la unidad de rehabilitación que tenía una lesión más grave que la mía.

Sus manos también se habían visto afectadas, tenía mucha menos funcionalidad en las manos que yo, pero podía caminar.

Y recuerdo sentir mucha envidia de él, lo cual ahora me parece extraño porque necesito mis manos para poder hacer mi trabajo.

Una vista del centro comercial Westfield en Londres.

Reuters
Al caer desde esta altura, el hombre, identificado como Amsumana Sillah Trawally, aplastó el cuerpo de Grace Spence Green.

Lo que realmente me impactó fue que me hicieron la resonancia magnética de la columna vertebral y me hablaban de lo que sería mi recuperación en cuanto a movilidad y otras cuestiones.

Al ver la resonancia magnética de mi columna vertebral, noté que algo andaba muy mal.

Fue el comienzo de la ruptura de la negación; estaba entendiendo la gravedad de mi situación.

El transcurso a la aceptación

Después de que me dieran el alta, iba a un centro de neurofisioterapia en las afueras de Londres, para aprender a pararme sin ayuda.

Conducir hasta allí, completar la sesión y regresar me tomaba cinco horas.

Lo hacía dos veces por semana, y para entonces ya había tenido muchas sesiones para trabajar las habilidades necesarias en una silla de ruedas como parte de la rehabilitación.

Empezaba a sentirme bastante cómoda en mi silla de ruedas y recuerdo que, de camino a una de esas sesiones, pensé: ¿para quién estoy haciendo esto?

Sentía que no lo estaba haciendo para mí misma. No importaba si podía recuperar un ligero movimiento o no. Mi lesión no iba a desaparecer.

Todas las otras cosas que la gente tal vez no ve, como problemas de continencia, de la piel, dolor neuropático, nada de eso iba a acabar.

Me di cuenta de que iba por ese camino por los demás, que me preguntaban: ¿vas a volver a caminar?

Grace Spence Green en 2019.

Grace Spence Green
Grace Spence Green en 2019, un año después del accidente.

Pensaba que las personas discapacitadas tienen menos calidad de vida porque eso es lo que me enseñaron.

Después de lo que me pasó, mi vida de repente era mucho más pequeña porque no conocía a ninguna persona discapacitada que viviera una vida común, que tuviera familia, pareja, un buen trabajo. No tenía a nadie en quién verme reflejada.

Comencé a seguir a personas discapacitadas en las redes sociales y fue muy importante para mí verlos publicando sobre su vida normal y pensar que yo podría tenerla también.

Hablé con un médico que era usuario de silla de ruedas y marcó una gran diferencia en mí, porque me hizo ver que yo también podría trabajar como médica.

Ahora, tener esta cicatriz tan visible me ayuda en mi trabajo porque es obvio que he sido una paciente, y me doy cuenta de que los pacientes son mucho más abiertos conmigo.

Los desafíos del día a día

Todavía quedan algunos desafíos cotidianos que son cosas básicas.

Muchos lugares no tienen baños accesibles, y eso instantáneamente es un gran factor excluyente.

Muchos lugares tienen escalones y no hay rampa, y luego me dicen: "Oh, no tenemos muchas personas discapacitadas aquí". Y yo pienso: ¡claro que no! Si no lo has hecho accesible.

Eso es increíblemente frustrante. O tener que dar la vuelta en una calle para encontrar por dónde cruzar.

Es un recordatorio constante de que no estoy diseñada para este mundo.

Grace Spence Green en 2019

Grace Spence Green
Grace Spence Green haciendo ejercicios de rehabilitación.

Del hombre que cayó sobre mí sé muy poco y no tengo ningún interés averiguar más. Creo que la gente busca algún tipo de justicia restaurativa o ver si lo he perdonado. Pero no lo perdoné porque no existía ningún enojo, para empezar.

Me dijeron que había saltado, luego fue a la cárcel y más tarde fue deportado. Y eso me molestó porque no quería que hubiera más ramificaciones de este hecho.

Mi pareja y mi familia pueden haber sentido ira, o cualquier otra emoción, pero me dejaron el espacio para decidir cómo quería sentirme.

No puedo decir lo mismo de muchas otras personas, ni siquiera de muchos trabajadores de la salud que me estaban cuidando. Allí sentí un ambiente abrumador de rabia ajena.

Cuando estaban al lado de mi cama, decían: "Yo hubiera querido matar a ese hombre". Y no sabía cómo reaccionar ante este tipo de ira de los demás.

La aleatoriedad de lo que pasó fue tal que me ayudó a no sentir ninguna ira.

Pero la gente a menudo no lo entiende.

Pasé por muchos "qué hubiera pasado si…". ¿Qué hubiera pasado si hubiera estado allí dos minutos antes o dos minutos después? ¿Qué hubiera ocurrido si…?

Me di cuenta de que probablemente él estaría muerto si no hubiera frenado su caída.

También me hizo pensar: ¿y qué tal si me hubiera muerto ese día?

Se sentía como un ciclo sin fin y no estaba llegando a ninguna parte con estos pensamientos.

Así que me permití sanar.

*Este artículo está basado en un episodio del programa radial Outlook, del Servicio Mundial de la BBC, presentado por Asya Fouks y producido por Florian Bohr y Andrea Kennedy. Puedes escucharlo en inglés en BBC Sounds.

Grace Spence Green acaba de publicar un libro titulado To Exist As I Am. A Doctor’s Notes on Recovery and Radical Acceptance ("Existir como soy. Apuntes de una doctora sobre la recuperación y la aceptación radical", traducción libre).

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BBC

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