Donald Trump, presidente de EE.UU., y Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel

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Donald Trump, presidente de EE.UU., y Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, en la Casa Blanca, en febrero.

Corrí desde la sala de prensa de la Casa Blanca, pasé por el pórtico de la entrada del Ala Oeste hasta nuestra posición de cámara en el césped, y me puse un auricular que me conectaba con el estudio.

Un momento después, el presentador me preguntó sobre los comentarios que acabábamos de escuchar del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Dije que estábamos atestiguando un cambio fundamental en la posición política de Estados Unidos después de décadas del conflicto palestino-israelí.

Era febrero de este año y Trump acababa de mantener conversaciones con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, el primer líder extranjero en ser invitado a la Casa Blanca desde la toma de posesión del mandatario estadounidense.

El presidente de Estados Unidos prometió que su país tomaría el control de la Franja de Gaza, después de haber prometido que el territorio sería "limpiado" y vaciado de su población palestina.

Trump estaba acaparando la atención del mundo con una propuesta que endurecía el apoyo de su gobierno a Israel y también trastocaba las normas internacionales, yendo en contra del derecho internacional.

Marcó un punto alto en la actual relación del Partido Republicano con Israel, a veces descrita como un apoyo "a toda costa".

La alianza entre los dos países se colocó en el centro de la atención internacional tras los ataques de Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023 y la ofensiva israelí en Gaza que le siguió.

Biden en Israel.

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Pocos días después del ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, Biden viajó a Tel Aviv para mostrar su solidaridad con Israel.

Durante la guerra, el gobierno del entonces presidente Joe Biden envió armas valoradas en unos US$18.000 millones a Israel, manteniendo niveles sin precedentes de respaldo estadounidense.

El período estuvo marcado por la intensificación, en Estados Unidos, de protestas en las que muchos de los manifestantes eran votantes tradicionales del Partido Demócrata.

Los efectos se convirtieron en el foco de una amarga guerra cultural centrada en las actitudes estadounidenses hacia Israel y los palestinos.

Cubrí manifestaciones en las que los manifestantes etiquetaron repetidamente a Biden como el "Genocida Joe", una acusación que él siempre rechazó.

En ese momento, Donald Trump calificó a los manifestantes de "lunáticos de izquierda radical" y, ahora, su gobierno está apuntando a la deportación de cientos de estudiantes extranjeros, a quienes acusa de antisemitismo o de apoyar a Hamás, una medida que está siendo enérgicamente impugnada en los tribunales.

Pero, como un demócrata que, de otro modo, podría haber esperado el voto de muchos de los que estaban molestos por su apoyo a Israel, ese mismísimo respaldo le fue políticamente costoso a Biden, de una manera que no había experimentado ningún presidente previo o, de hecho, Trump.

Jake Sullivan

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Como asesor de Seguridad Nacional de Biden, Jake Sullivan fue uno de los responsables de delinear la política del gobierno hacia Israel.

Uno de los principales responsables de la toma de decisiones del gobierno de Biden sobre las relaciones con Israel sigue dándole vueltas a las medidas que se tomaron.

"Mi primera reacción es simplemente: entiendo que esto ha evocado sentimientos increíblemente apasionados para los estadounidenses árabes, para los estadounidenses no árabes, para los estadounidenses judíos", dice Jake Sullivan, exasesor de seguridad nacional de Biden.

"Había dos consideraciones contrapuestas: una era querer frenar los excesos de Israel, tanto con respecto a las víctimas civiles como al flujo de ayuda humanitaria. La otra era querer asegurarnos de que no estábamos privando a Israel de las capacidades que necesitaba para enfrentarse a sus enemigos en múltiples diferentes frentes ".

Y agrega: "Estados Unidos apoyó a Israel materialmente, moralmente y de todas las demás maneras en esos días posteriores al 7 de octubre [de 2023]".

Donald Trump, presidente de EE.UU.

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El presidente de Estados Unidos prometió que su país tomará el control de la Franja de Gaza.

Pero las encuestas de opinión sugieren que el apoyo a Israel entre el público estadounidense está disminuyendo.

Una encuesta de Gallup realizada en marzo de este año encontró que solo un 46% de los estadounidenses expresó su apoyo a Israel (el nivel más bajo en 25 años de seguimiento anual que hace Gallup), mientras que un 33% ahora dijo que simpatiza con los palestinos, el porcentaje más alto de esa medición. Otras encuestas han encontrado resultados similares.

Las encuestas, con todas sus limitaciones, indican que el cambio es en gran medida entre los demócratas y los jóvenes, aunque no exclusivamente.

Entre 2022 y 2025, el Centro de Investigación Pew halló que la proporción de republicanos que dijeron tener opiniones desfavorables sobre Israel aumentó del 27% al 37% (los republicanos más jóvenes, menores de 49 años, impulsaron la mayor parte de ese cambio).

Washington ha sido durante mucho tiempo el aliado más poderoso de Israel, desde mayo de 1948, cuando EE.UU. fue el primer país en reconocer al naciente Estado de Israel.

Pero, si bien es muy probable que el apoyo de Estados Unidos a Israel continúe a largo plazo, estos cambios en el sentimiento de los ciudadanos plantean preguntas sobre el alcance práctico y los límites políticos del férreo respaldo de EE.UU. y si las arenas movedizas de la opinión pública finalmente se trasladarán a Washington, con impactos políticos en el mundo real.

Un argumento del Despacho Oval

Para muchos, la estrecha relación entre Estados Unidos e Israel parece una parte permanente e inquebrantable de la infraestructura geopolítica.

Pero no siempre estuvo garantizada. Al principio, se redujo en gran medida a un solo hombre.

A comienzos de 1948, el presidente estadounidense Harry S. Truman tuvo que decidir sobre su enfoque hacia los territorios palestinos. El país estaba sumido en un derramamiento de sangre sectario entre judíos y árabes palestinos tras tres décadas de dominio colonial de Reino Unido, que había anunciado su intención de retirarse.

Truman estaba profundamente conmovido por la difícil situación de los sobrevivientes judíos del Holocausto varados en campamentos de desplazados en Europa.

En la ciudad de Nueva York, una joven Francine Klagsbrun, que más tarde se convertiría en académica e historiadora de la primera ministra israelí Golda Meir, observó a sus padres rezar por una patria judía.

Los miembros del recién creado Estado de Israel se reunieron para escuchar al primer ministro David Ben Gurion leer la "Declaración de Independencia".

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Estados Unidos ha sido el aliado más fuerte de Israel desde 1948, cuando se convirtió en el primer país en reconocer al Estado recién declarado.

"Crecí en un hogar muy judío y también muy sionista", explica. "Mi hermano mayor y yo salíamos a recolectar dinero para tratar de que Inglaterra abriera las puertas. Mi hermano iba en los trenes del metro y cuando todas las puertas se abrían, gritaba 'abran, abran, abran las puertas a Palestina’", recuerda.

El gobierno de Truman estaba profundamente dividido sobre si respaldar o no un Estado judío.

La CIA y el Departamento de Estado advirtieron contra el reconocimiento de un Estado judío. Temían un conflicto sangriento con los países árabes que pudiera arrastrar a Estados Unidos, con el riesgo de una escalada de la Guerra Fría con los soviéticos.

Dos días antes de que Reino Unido se retirara de los territorios palestinos, se dio una explosiva discusión en el Despacho Oval.

Clark Clifford, consejero de Truman para temas de política interior, argumentó a favor del reconocimiento de un Estado judío. En el otro lado del debate estaba el secretario de Estado, George Marshall, un general de la Segunda Guerra Mundial a quien Truman consideraba "el mejor estadounidense vivo".

El hombre que Truman admiraba tanto se opuso enérgicamente a que el presidente reconociera inmediatamente a un Estado judío debido a sus temores sobre una guerra regional, e incluso llegó a decirle a Truman que no votaría por él en las próximas elecciones presidenciales si apoyaba el reconocimiento.

Harry S. Truman en una alocución presidencial desde el Despacho Oval

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El presidente Harry S. Truman reconoció inmediatamente el Estado de Israel cuando fue declarado por David Ben-Gurion, el primer primer ministro israelí.

Pero a pesar del momento de extraordinaria tensión, Truman reconoció inmediatamente al Estado de Israel cuando fue declarado dos días después por David Ben-Gurion, el primer primer ministro del país.

El historiador Rashid Khalidi, un palestino nacido en Nueva York cuyos familiares fueron expulsados de Jerusalén por los británicos en la década de 1930, dice que Estados Unidos e Israel se fusionaron en parte por conexiones culturales compartidas.

A partir de 1948, dice, los palestinos tuvieron una desventaja diplomática crítica en Estados Unidos, con su reclamo de autodeterminación nacional marginado en una contienda desigual.

"Por un lado, estaba el movimiento sionista liderado por personas que son de origen europeo y estadounidense… Los árabes no tenían nada parecido", dice.

"(Los árabes) no estaban familiarizados con las sociedades, las culturas, los liderazgos políticos de los países que decidían el destino de Palestina. ¿Cómo podrías hablarle a la opinión pública estadounidense si no tenías idea de cómo es Estados Unidos?", señala Khalidi.

La cultura popular también desempeñó su papel, en particular la novela de 1958 y la posterior película de gran éxito Exodus ("Éxodo"), del autor Leon Uris.

Volvió a contar la historia del establecimiento de Israel a un público masivo en la década de 1960, la versión cinematográfica creó un retrato muy estadounidense de los pioneros en una tierra nueva.

Ehud Olmert, ex primer ministro israelí

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El ex primer ministro israelí Ehud Olmert dice que la guerra de 1967 fue un punto de inflexión que consolidó el profundo apoyo militar y político de Estados Unidos a Israel.

Ehud Olmert, que en ese momento era un activista político pero que más tarde se convertiría en primer ministro israelí, apunta a la guerra de 1967 como el momento en que el apoyo de Estados Unidos a Israel se convirtió en la profunda alianza que es hoy.

Esa fue la guerra en la que Israel, después de semanas de crecientes temores de invasión por parte de sus vecinos, derrotó a los países árabes en seis días, triplicando efectivamente el tamaño de su territorio y lanzando su ocupación militar sobre (en ese momento) más de un millón de palestinos apátridas en Cisjordania y Gaza.

"Por primera vez, Estados Unidos comprendió la importancia y el significado de Israel como una gran potencia militar y política en Medio Oriente, y desde entonces todo ha cambiado en las relaciones básicas dentro de nuestros dos países", indica.

Relaciones indispensables

Protesta en Italia en contra del plan de Trump para Gaza.

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La propuesta de Trump de desplazar a los palestinos fuera de Gaza para reconstruir ese territorio generó numerosas críticas.

A lo largo de los años, Israel se convirtió en el mayor receptor de ayuda militar extranjera de Estados Unidos.

El fuerte apoyo diplomático estadounidense, particularmente en Naciones Unidas, ha sido un elemento clave de la alianza; mientras que los sucesivos presidentes de Estados Unidos también han tratado de negociar la paz entre Israel y sus vecinos árabes.

Pero en los últimos años ha estado lejos de ser una relación sencilla.

Cuando hablé con Jake Sullivan, le planteé el tema de los árabes estadounidenses en el estado de Michigan que boicotearon a Biden y a su candidata a sucederlo, Kamala Harris, por el alcance de su apoyo a Israel durante el conflicto de Gaza, votando en cambio por Trump.

Rechazó la idea de que Biden haya perdido el estado debido a dicho respaldo.

Pero ese apoyo aún provocó una marcada reacción negativa dentro de un sector del público estadounidense.

Una encuesta del Centro de Investigación Pew realizada en marzo de este año encontró que un 53% de los estadounidenses expresó una opinión desfavorable de Israel, un aumento de 11 puntos desde la última vez que se realizó la encuesta en 2022.

Protesta contra la política de Biden ante la guerra en Gaza. Un hombre porta un cartel que dice "Abandona a Biden".

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En Michigan, donde reside una de las mayores comunidades árabe-estadounidenses, hubo muchas manifestaciones contra Biden y, luego, contra su sucesora, Kamala Harris, a propósito de la guerra de Gaza.

¿Una relación especial desgastada?

En la actualidad, estos cambios en la opinión pública aún no han provocado un cambio importante en la política exterior de Estados Unidos.

Mientras que algunos votantes estadounidenses de a pie se están alejando de Israel, en el Capitolio los políticos electos de ambos partidos siguen estando mayoritariamente dispuestos a hablar de la importancia de una fuerte alianza con Israel.

Algunos piensan que un cambio sostenido y a largo plazo en la opinión pública podría conducir a una reducción del apoyo para el país, con lazos diplomáticos más débiles y una menor ayuda militar.

Este problema es sentido con particular intensidad por algunos dentro de Israel.

Varios meses antes del 7 de octubre de 2023, el exgeneral israelí y jefe del Directorio de Inteligencia Militar, Tamir Hayman, advirtió sobre la formación de grietas entre su país y Estados Unidos, en parte debido a lo que describió como el lento alejamiento de los judíos estadounidenses del sionismo.

El giro político de Israel a favor de la derecha nacional-religiosa ha jugado un papel clave en esto.

Desde principios de 2023, Israel se vio agitado por una ola de protestas sin precedentes entre los judíos israelíes contra las reformas judiciales de Netanyahu.

Muchos argumentaron que estaba llevando al país hacia la teocracia, una acusación que el líder siempre rechazó.

Algunos en EE.UU. que siempre habían sentido un profundo sentido de conexión con Israel observaban el panorama con creciente preocupación.

Un grupo de palestinos toman un tanque israelí después de cruzar la valla fronteriza con Israel desde Jan Yunis en el sur de la Franja de Gaza.

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Jake Sullivan dice que sigue luchando con la pregunta de si el gobierno de Biden podría haber hecho algo diferente después del 7 de octubre de 2023.

En marzo de este año, el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional, un importante grupo de expertos con sede en Tel Aviv dirigido por Hayman, publicó un documento en el que argumentaba que la opinión pública estadounidense había entrado en la "zona de peligro", en lo que respecta al apoyo a Israel.

"Los peligros de la disminución del apoyo estadounidense, particularmente porque refleja tendencias a largo plazo y profundamente arraigadas, no se pueden sobreestimar", escribió el autor del artículo, Theodore Sasson.

"Israel necesita el apoyo de la superpotencia mundial en el futuro previsible".

Ese apoyo a nivel político no ha hecho más que fortalecerse a lo largo de las décadas, pero es importante tener en cuenta que las históricas encuestas de opinión estadounidenses muestran que la opinión pública ha tenido altibajos antes.

Hoy, Dennis Ross, quien ayudó a negociar los acuerdos de Oslo con el presidente Bill Clinton, dice que la opinión estadounidense sobre Israel está cada vez más ligada a las agudas divisiones políticas dentro de Estados Unidos.

"Trump es visto muy negativamente por la mayoría de los demócratas, las últimas encuestas muestran un porcentaje de más del 90% de los demócratas con esta opinión negativa", señala Ross.

Donald Trump, presidente de EE.UU. y Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel

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La alianza entre EE.UU. e Israel ha quedado en el centro de la atención internacional desde los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023 y la respuesta militar de Israel.

"Existe la posibilidad de que el apoyo de Trump a Israel alimente una dinámica aquí que, al menos entre los demócratas, aumente las críticas a Israel".

Pero espera que el apoyo de Washington a Israel, en forma de ayuda militar y lazos diplomáticos, continúe.

Y cree que si los votantes israelíes expulsan a su primer ministro y lo reemplazan con un gobierno más centrista, podría revertir parte de la inquietud que hay en Estados Unidos. Una elección general debería celebrarse en Israel antes de finales de octubre del próximo año.

Bajo ese nuevo gobierno israelí, argumenta Ross, "no habrá el mismo impulso hacia la creación de una anexión de facto de Cisjordania. Habrá mucho más acercamiento al Partido Demócrata y a los funcionarios de esa formación".

Una manifestación en Boston en la que se ve una pancarta que dice: "Trump te engañó"

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Dennis Ross dice que la mayoría de los demócratas tienen una visión muy negativa de Trump, y las encuestas recientes muestran que a más del 90% no les gusta.

Quienes ven una relación desgastada están prestando especial atención a las opiniones de los estadounidenses más jóvenes, un grupo que ha mostrado el cambio de opinión más marcado desde el 7 de octubre.

Como la "generación TikTok", muchos jóvenes estadounidenses obtienen sus noticias sobre la guerra a través de las redes sociales, y el alto número de muertes civiles causado por la ofensiva de Israel en Gaza parece haber impulsado la disminución del apoyo entre los jóvenes demócratas y liberales en Estados Unidos.

El año pasado, el 33% de los estadounidenses menores de 30 años dijo que sus simpatías estaban total o principalmente con el pueblo palestino, frente al 14% que dijo lo mismo sobre los israelíes, según una encuesta del Centro de Investigación Pew, publicada el mes pasado.

Los estadounidenses mayores eran más propensos a simpatizar con los israelíes.

Karin Von Hippel, presidenta de la Práctica de Seguridad y Defensa de la consultora Arden Strategies y exfuncionaria del Departamento de Estado de EE.UU., está de acuerdo en que existe una división demográfica entre los estadounidenses sobre el tema de Israel, que incluso se extiende al Congreso.

Una manifestación de jóvenes en favor de los palestinos en la Universidad George Washington.

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Muchos jóvenes estadounidenses obtienen sus noticias sobre la guerra de Gaza a través de las redes sociales.

"Los congresistas más jóvenes, hombres y mujeres, son menos instintivos y apoyan a Israel de manera reactiva", indica.

"Y creo que los estadounidenses más jóvenes, incluidos los judíos estadounidenses, apoyan menos a Israel que sus padres".

Pero se muestra escéptica ante la idea de que esto pueda conducir a un cambio serio a nivel político.

A pesar de los cambios de opinión entre la base del partido, dice, muchos de los demócratas más prominentes que podrían postularse para la presidencia en 2028 son "clásicamente partidarios de Israel".

Nombra como ejemplos a Gretchen Whitmer, gobernadora de Michigan, y a Pete Buttigieg, exsecretario de Transporte.

¿Y qué hay de Alexandria Ocasio-Cortez, la congresista famosa en Instagram que apoya los derechos de los palestinos desde hace mucho tiempo? Hippel responde sin rodeos: "No creo que un estilo Ocasio-Cortez pueda ganar en este momento".

En las semanas posteriores a la conferencia de prensa de Trump y Netanyahu de febrero en la Casa Blanca, le pregunté a Jake Sullivan hacia dónde pensaba que iba la relación entre Estados Unidos e Israel.

Argumentó que ambos países estaban lidiando con amenazas internas a sus instituciones democráticas que definirían su carácter y su relación.

"Creo que es casi menos una cuestión de política exterior que una cuestión de política interna en estos dos países: ¿hacia dónde va Estados Unidos y hacia dónde va Israel?", dice.

"La respuesta a esas dos preguntas te dirá hacia dónde va la relación entre Estados Unidos e Israel dentro de cinco, diez, 15 años".

Raya gris

BBC

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