Aún no está claro que el plan de paz para Gaza del presidente estadounidense se cristalice. A expensas de que Hamás se pronuncie sobre la propuesta de 20 puntos que incluye su rendición, la devolución de los rehenes que quedan y un gobierno supervisado por el propio Trump, la presión externa ha obligado a Netanyahu a aceptar, no sin condiciones y advirtiendo que no se establecerá un Estado palestino, pero el primer ministro israelí se ha mostrado ambiguo poco después de su entrevista con Trump.
Medido optimismo en Israel. Este plan comienza con la aceptación pública por parte de Netanyahu, a quien los familiares de los secuestrados acusaron repetidas veces de haber frustrado deliberadamente anteriores oportunidades de lograr la liberación de sus seres amados.
Cuenta, además, con el aval de países árabes y musulmanes, que incluyen a Arabia Saudita, Egipto, Catar y Jordania, pero también a Indonesia y Turquía.
Por otra parte, el plan promueve la retirada militar israelí total de la Franja y el despliegue de una fuerza multinacional hasta que se entrene una fuerza palestina alternativa, pero sin plazos claros, sin un mecanismo claro de implementación para la reconstrucción de la Franja y sin ninguna señal del inicio de un proceso político.
Junto con esto, logra para los palestinos la liberación de más de dos centenares de presos condenados en Israel a cadena perpetua por asesinatos y actos de terrorismo y 1.700 más, a cambio de los secuestrados israelíes.
Hamás, rendirse o ser conquistados
Las opciones de éxito del plan de Donald Trump para Gaza son difíciles de calibrar teniendo en cuenta la presión para ambas partes. Por un lado, para Hamás por exigirle rendirse y entregar enseguida a todos los rehenes, pero también para el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que probablemente tendrá que enfrentar las reticencias de sus socios radicales de Gobierno israelí.
El plan de Donald Trump plantea a Hamás el dilema más difícil desde el estallido de la guerra: rendirse o permitir que Israel conquiste la Franja de Gaza toda, con el apoyo estadounidense. Es la opción entre una conquista “suave” o una conquista violenta.
El primer ministro israelí dijo este lunes que se reserva el derecho de "terminar el trabajo" con las armas si Hamás bloquea o rechaza el plan.
Por su parte Netanyahu, quien en estos momentos está regresando a Israel, deberá enfrentar a sus socios extremistas que sueñan con nuevos asentamientos en Gaza y ya han iniciado una campaña para frustrar el acuerdo.
Netanyahu cuenta con la oposición para aprobar el plan de Trump en el Parlamento
Aún sin su voto, Netanyahu no tendrá dificultades de lograr su aprobación en el gobierno y la oposición ya le ha asegurado su apoyo en el Parlamento.
Las organizaciones de protesta popular que apoyan el fin de la guerra y el regreso de todos los israelíes cautivos se vuelcan a las calles y el propio Trump reconoció haber visto los carteles con su nombre, pidiendo su ayuda.
Además, si el acuerdo logra el regreso de todos los secuestrados, es un excelente negocio para Netanyahu, que ya se ha lanzado a una nueva campaña electoral.
Algunos analistas prevén el adelanto de las elecciones en Israel para el comienzo de 2026, y Netanyahu buscará la manera de aumentar su apoyo popular por medio del fin de la guerra y la liberación de los secuestrados.
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