El pleno del Parlamento Europeo rechazó este jueves una moción de censura contra la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Aunque superó la votación, el episodio dejó serias críticas a su gestión. La moción, promovida por eurodiputados de extrema derecha, obtuvo solo 175 votos a favor frente a 360 en contra.
Tras la votación, Ursula von der Leyen publicó un mensaje en la red X en el que afirmó: "En momentos en que fuerzas externas buscan desestabilizarnos y dividirnos, es nuestro deber responder de acuerdo con nuestros valores".
Aunque la jornada representó una victoria política para la presidenta de la Comisión Europea, el debate previo, celebrado el lunes en el pleno, dejó en evidencia las fracturas dentro de la alianza que respalda su liderazgo.
El desenlace de la votación se daba prácticamente por descontado: Von der Leyen incluso mantuvo un viaje programado a Italia y no asistió al Parlamento Europeo.
El equilibrio político en la Eurocámara descansa sobre una alianza de tres bloques: el conservador Partido Popular Europeo (PPE), al que pertenece Von der Leyen; los Socialdemócratas (S&D); y el grupo liberal Renew.
Acusaciones a Von der Leyen
En el debate del lunes, sin embargo, los socialdemócratas y los centristas denunciaron el coqueteo del PPE y de la propia Von der Leyen con los partidos de la extrema derecha en temas como cambio climático, agricultura y transición verde.
La moción de censura fue lanzada por un eurodiputado rumano de extrema derecha, Gheorghe Piperea, quien critica la falta de transparencia de Von der Leyen y de la Comisión en el escándalo denominado "Pfizergate".
Von der Leyen nunca ha hecho público un intercambio de mensajes de texto con el CEO de Pfizer, Albert Bourla, durante la pandemia de coronavirus, cuando la Comisión negociaba la compra de enormes cantidades de vacunas a ese laboratorio.
Nunca antes se aprobó una moción de censura a la Comisión Europea, y lo más cerca que estuvo de ello ocurrió en 1999.
Antes de una votación que se perfilaba perdida de antemano, el luxemburgués Jacques Santer se adelantó y dimitió junto con toda la Comisión, tras un informe demoledor sobre su responsabilidad en casos de fraude.
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