En un comunicado, en respuesta al llamado lanzado el 27 de febrero por su fundador, encarcelado desde 1999, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) anunció este 1 de marzo un alto el fuego con Turquía, tras cuatro décadas de lucha armada. A ojos del politólogo Nicolas Monceau, profesor de la Universidad de Burdeos, la importancia de esta decisión es histórica, pero las modalidades aún están por determinar.
Por Achim Lippold
RFI: El PKK aprobó el llamado lanzado por su líder histórico, Abdullah Öcalan, para el cese de las hostilidades con Turquía y la apertura de conversaciones con vistas a su disolución. ¿Cuál es el alcance de esta afirmación?
Nicolas Monceau: Esta declaración del líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán, Abdullah Öcalan, tiene un significado histórico, ya que después de 40 años de guerrilla y enfrentamientos en Turquía, pide el desarme y la disolución de esta organización. Ya ha habido varios llamados a un alto el fuego en el pasado. Ha habido seis ceses al fuego que se han establecido y luego se han roto. Pero por primera vez, con esta nueva convocatoria, se abren perspectivas mucho mayores para el país, en términos de seguridad, por supuesto, y también en términos políticos. Todo depende de cómo se lleve a cabo este desarme y la disolución del PKK en los próximos meses, y de la evolución política que hoy inaugure este anuncio histórico.
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RFI: ¿Realmente podemos considerar que todo el PKK está detrás de este llamado, o puede haber divisiones internas, como fue el caso en Colombia con las FARC? ¿Podría haber grupos que no sigan el llamado de su líder?
Nicolas Monceau: Siempre existe el riesgo de que una parte de la organización, o ciertos componentes quizás más radicalizados, no sigan el llamado de su líder histórico y no respeten este deseo de desarme y disolución, especialmente en Turquía. Entre las nuevas generaciones de kurdos, aquellos que se han comprometido con este movimiento o que están cerca de este movimiento pueden no reconocerse en este llamado, o considerar que la situación política en el país no es favorable para esta decisión histórica. También hay una importante dimensión regional, ya que una de las incógnitas es determinar hasta qué punto los kurdos en Irak y Siria lo seguirán o no. Y luego, siempre existe el riesgo de incidentes o provocaciones que puedan ocurrir. Ya sea del lado de ciertos grupos dentro del PKK, o también del lado de las fuerzas de seguridad. Esto podría llevar a una reanudación de los enfrentamientos.
RFI: El hecho de que el partido esté respondiendo al llamado y aprobando esta declaración de alto el fuego, ¿no significa que hay muchas posibilidades de que se respete la tregua?
Nicolas Monceau: Hay una gran incógnita sobre las condiciones para respetar esta tregua. En 2013 empezó una tregua de dos años, que estalló en el verano de 2015 con la reanudación de los enfrentamientos. Esto ha abierto una nueva secuencia de violencia política muy fuerte en Turquía. Aquí queda una fragilidad, por las razones que hemos mencionado. Por ejemplo, la cuestión de si el llamado al desarme y a la disolución es respetado por todos los miembros o simpatizantes del PKK. También debe ser aceptada tanto por los círculos políticos como por la sociedad turca. Ya se está observando, desde el jueves pasado, que hay divisiones. La oposición al presidente Erdogan o al gobernante AKP, especialmente en los círculos nacionalistas y de extrema derecha, ya ha expresado su oposición, mientras que el CHP ha respaldado el llamado a una tregua. Pero en cualquier caso, hay fuertes divisiones a nivel político. Último punto: la sociedad turca. La población turca está traumatizada por estos 40 años de guerrilla. Cabe recordar que ha habido más de 40.000 muertes, numerosos desplazamientos de población y destrucción en el este del país. También tiene que haber una aceptación de esta tregua y, por lo tanto, una necesidad de preparar a la opinión pública, para acompañar a la opinión pública, en esta dirección.
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RFI: ¿Qué compensación podría dar el Gobierno turco al PKK?
Nicolas Monceau: No se sabe casi nada sobre las garantías o disposiciones legales que el Gobierno turco podría haber ofrecido o proporcionado a cambio de este llamado a una tregua. Hay varias cuestiones políticas importantes que se están debatiendo y que están en el centro de los acontecimientos futuros. Está la cuestión de la suerte del líder del PKK, Abdullah Öcalan, de si seguirá encarcelado o si, a largo plazo, podría ser liberado. También está la cuestión más amplia del reconocimiento de los derechos y libertades políticas de los kurdos que viven en Turquía. El reconocimiento de la diversidad cultural y lingüística de la población que vive en este país. Y estas son cuestiones políticas muy, muy importantes, ya que este reconocimiento de los kurdos como una minoría por derecho propio, una minoría cultural y lingüística, iría en contra de toda la construcción del Estado-nación turco, más bien centralizado y "jacobino", desde la fundación de la República de Turquía por Atatürk en 1923. También llevaría a cuestionar, o al menos a considerar, una revisión del estatuto de las minorías en Turquía, que se estableció en el Tratado de Lausana en ese año, y que en ese momento sólo reconocía a tres minorías en el sentido cultural, a saber, las minorías griega, armenia y judía. En el fondo, por lo tanto, hay cuestiones políticas muy importantes, que implican cambios fundamentales en la construcción y evolución del Estado.
RFI: Más allá de Turquía, ¿cuáles podrían ser las repercusiones de un alto el fuego en la región, en Siria e Irak en particular?
Nicolas Monceau: En lo que respecta a Siria, también hay mucha incertidumbre sobre la situación de las organizaciones kurdas, las Fuerzas Democráticas Sirias, particularmente en el norte del país, desde la caída del régimen de Bashar al-Asad en diciembre pasado. La cuestión también es si estas FDS se incorporarán o no a un futuro ejército sirio que se está reconstituyendo, si se pueden establecer acuerdos para garantizar o no la autonomía al territorio kurdo en el norte de Siria. Y entonces, la perspectiva de una intervención militar por parte de Turquía, que se ha mencionado muchas veces en el pasado, podría resurgir. Si esta tregua se aplica en Turquía y se mantiene estable, sin duda habrá consecuencias y repercusiones muy fuertes en los problemas a los que se enfrenta Siria hoy en día.
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