En un contexto de climatoescepticismo creciente de varios responsables políticos en Europa y en Estados Unidos, Francia reunió esta semana a los científicos más destacados del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (GIEC) para respaldar su trabajo.
El GIEC entrega cada 5 o 7 años informes científicos de referencia para los gobiernos, y se divide en tres grupos: el Grupo I, que estudia las causas físicas del calentamiento global; el Grupo II que se dedica a evaluar en los impactos de este fenómeno global, mientras que el Grupo III compila los datos científicos sobre la mitigación del cambio climático.
RFI conversó con el climatólogo peruano Eduardo Calvo, uno de los vicepresidentes del tercer grupo de trabajo del GIEC.
RFI: El gobierno de Estados Unidos retiró su apoyo financiero e institucional a los científicos que estudian el clima. ¿Qué impacto he tenido esta decisión para la ciencia climática?
Eduardo Calvo: Sobre la mayor parte de países, esto no ha tenido un impacto relevante. Sin embargo, [para Estados Unidos], una de las grandes economías, gran donante para el fondo del fideicomiso del GIEC, y fuente de múltiples científicos altamente valorados y respetados, pues lo que nos hemos visto es que ha habido un recorte en todo el financiamiento y no sólo el financiamiento, sino también el apoyo laboral, profesional a los participantes.
Escuche el audio de la entrevista con Eduardo Calvo, climatólogo peruano:
RFI: El gobierno de Estados Unidos prohibió a los científicos estadounidenses participar en algunas sesiones intermediarias del GIEC. ¿Cómo han logrado mantener su presencia estos destacados científicos estadounidenses en los grupos de trabajo?
Eduardo Calvo: Por suerte hay muchas entidades de diferentes niveles, también de gobiernos de los diferentes estados, gobiernos locales y sobre todo la comunidad científica y de investigación que les ha brindado un gran apoyo. Como vemos, la mayoría de ellos hoy están aquí y tenemos por suerte la posibilidad de contar con su valiosa experiencia.
RFI: Se están cumpliendo 10 años desde que se firmó el Acuerdo de París, este pacto clave para luchar contra el cambio climático en el que la comunidad internacional se compromete a limitar a +1.5 °C el aumento de la temperatura global. Esta cifra fue fijada por los climatólogos como usted. ¿Por qué se eligió esta referencia precisa?
Eduardo Calvo: El [umbral de] 1.5°C se convirtió en un esquema emblemático que sería lo que nos permitiría mantenernos dentro de los umbrales que consideramos seguros. En realidad, el acuerdo de París habla de no superar los 2°C en un primer lugar o mantenerse tan debajo de los 2°C como se pueda y en algunos pasajes hace la mención de que nuestra primera valla de seguridad debería ser 1.5°C. Lo cual se veía como un objetivo aspiracional sumamente difícil.
Lamentablemente 2024 ya nos muestra de que, como un año individual, pues este el número ya ha sido superado.
RFI: ¿Puede darnos ejemplos de cómo los sistemas naturales se ven afectados por el aumento de la temperatura global?
Eduardo Calvo: Uno de los temas que aquí vamos a tener en discusión con los autores [del GIEC] es acerca de estos que les llamamos puntos de inflexión, puntos de quiebre en inglés los conocemos como “tipping points”. Tenemos, por ejemplo, esta posibilidad de la sabanización de la Amazonía. Un representante islandés habló también del posible colapso de la circulación oceánica en el Atlántico, que afectaría gran parte de Europa occidental y a Europa en general. Ese representante islandés decía qsue presentaba una amenaza existencial para su país.
RFI: La curva actual de las emisiones de gases de efecto invernadero y las políticas climáticas nos llevan a un aumento catastrófico de las temperaturas de +2,8 °C a finales del siglo. ¿Cómo haremos una vez que superemos 1,5°C para revertir esta peligrosa curva ascendente?
Eduardo Calvo: Lo más preocupante es el aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero y estamos viendo con suma preocupación de que ya esto es difícilmente manejable por los sistemas naturales. Entonces hoy ya estamos preparando diversos tipos de trabajo que incluyen el uso de diferentes técnicas de geoingeniería.
En algunos casos hay gente que está optando por la gestión de la radiación solar. En otros estamos hablando de las posibilidades de hacer manejos de corto plazo con los forzantes climáticos de vida corta [como el metano] para reducir las emisiones por ese lado.
O estamos hablando de la captura, uso y almacenamiento del carbono, que es otra de las alternativas en las que recientemente una serie de avances importantes.
Pero lo que necesitamos es que estos avances se puedan masificar a la brevedad posible. Todas estas tecnologías y nuevas ideas están a nivel de prototipo, están a nivel de laboratorio y tienen que demostrar que son comercialmente viables.
Mientras tanto, lo que sí estamos viendo es redoblados esfuerzos por buscar alternativas de reducción de emisiones que traen múltiples beneficios. Sobre todo, por ejemplo, el transporte en grandes ciudades se ve muy beneficiado, si es que se opta por vehículos eléctricos o no motorizados.
RFI: …La electrificación del transporte es una solución mucho más accesible e inmediata que podemos implementar frente a la geoingeniería que es controvertida.
Eduardo Calvo: Tiene sí una serie de detractores y sobre todo existen los temores de algo que no ha sido desplegado previamente.
Lo que se hace es más bien buscar las opciones de mitigación [del cambio climático] que hacen mucho sentido porque tienen cobeneficios, como por ejemplo la restauración de suelos o de áreas forestales o de zonas costeras degradadas, en las cuales los almacenes de carbono naturales se han visto disminuidos. Y que, si se recuperan, pues puede influenciar significativamente de una manera positiva tanto sobre la mitigación del cambio climático como, en algunos casos, por ejemplo, defendiendo los humedales costeros para la propia adaptación al cambio climático, pero con otros impactos beneficiosos para la salud, para también los ecosistemas.
RFI: ¿Usted lleva más de 30 años en el área de la ciencia climática, cuando vemos que los esfuerzos de la lucha contra el cambio climático son insuficientes, ¿cuál es su sentimiento para el futuro?
Eduardo Calvo: Yo creo que a pesar de que lo que vemos resulta preocupante, existe un optimismo cautivo de que ha habido innovaciones no solo en lo tecnológico y científico, sino también en lo social y también en el modo económico de manejar el tema. La misma banca hoy día está preocupada de si sus inversiones en tecnologías contaminantes no se van a ver deterioradas con el tiempo.
Ya sabemos que dicen que el animal más temeroso es el capital.
RFI: ¿Y esto es buena señal para la salud del planeta Tierra?
Eduardo Calvo: Pues sí, porque si los niveles de preocupación crecen y si tenemos también con el mismo cambio generacional. Una conciencia aumentada sobre el problema, pues eso significará una intensificación de la búsqueda de soluciones.
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