El gobierno de Trump ha dejado claro que su objetivo es derrocar al gobierno de Maduro. No está claro cómo lo hará exactamente, pero el Caribe está presenciando la mayor concentración de equipo y personal militar desde la Crisis de los Misiles de Cuba en 1962. Sin mencionar el grupo de portaaviones liderado por el USS Gerald R. Ford y el Equipo Seis de Operaciones Especiales, que eliminó a Osama bin Laden. El objetivo declarado públicamente es que Venezuela es un centro de narcotráfico y que este hecho, en sí mismo, equivale a un ataque armado contra Estados Unidos, lo que justifica una respuesta militar. Sin embargo, muchos se preguntan:
¿Es este el verdadero motivo?
Existen varias versiones.
Primera versión: El gobierno de Trump afirma que el régimen de Maduro está vinculado con cárteles de la droga y tráfico ilegal; que Maduro es el presunto líder del Cártel de los Soles, una organización criminal venezolana que Trump designó como organización terrorista extranjera en febrero; y que Venezuela es un centro de entrada de drogas a Estados Unidos. La verdad, sin embargo, es que la mayoría de las drogas no provienen de Venezuela, sino de México y Colombia. Venezuela funciona más bien como puente o centro logístico para el tráfico de drogas desde Colombia hacia el Caribe, Centroamérica y Norteamérica. En cuanto al fentanilo, según la Evaluación Nacional de Amenazas de Drogas de la DEA de EE. UU. (2024), entre el 90 % y el 95 % de esta sustancia detectada en Estados Unidos proviene de México; los precursores son casi siempre chinos; y Venezuela, Colombia y otros países sudamericanos no tienen un papel significativo en este flujo sintético.
Segunda versión: Estados Unidos no reconoce a Maduro como presidente legítimo desde enero de 2019. Desde esta perspectiva, se argumenta que un cambio de régimen conduciría a una Venezuela más democrática, más compatible con los intereses y valores estadounidenses. Los críticos señalan, con razón, que Venezuela no es el único país con violaciones persistentes y profundas de las reglas del juego democrático. Entonces, ¿por qué el presidente estadounidense la ataca?
Controlar el flujo petrolero venezolano fortalecería a Estados Unidos en la competencia energética global
Una tercera versión: El petróleo. Esta es una de las hipótesis más respaldadas por los analistas. Según el Boletín Estadístico de la OPEP, Venezuela posee cerca del 18% de las reservas mundiales de petróleo. La principal zona es la llamada Faja del Orinoco, donde el petróleo es pesado pero abundante. Para Estados Unidos, especialmente para una estrategia energética orientada a la "independencia energética" y la competencia con la OPEP, el control de este recurso es de vital importancia. Controlar el flujo petrolero venezolano fortalecería a Estados Unidos en la competencia energética global; un cambio de régimen eliminaría la influencia de Rusia, China e Irán en América Latina; la política energética "Estados Unidos Primero" de Trump implica lógicamente buscar el dominio sobre los recursos del hemisferio occidental. Pero ¿por qué recurrir a la fuerza militar, cuando las negociaciones sobre el acceso de Estados Unidos a esos recursos han dado frutos? Como informó The New York Times en octubre, en virtud de un acuerdo negociado durante el verano, Maduro "ofreció abrir todos los proyectos petroleros y auríferos, tanto existentes como futuros, a empresas estadounidenses, otorgar contratos preferenciales a empresas estadounidenses, revertir el flujo de exportaciones de petróleo venezolano de China a Estados Unidos y reducir los contratos de energía y minería de su país con empresas chinas, iraníes y rusas". Es quizás el paquete de concesiones más generoso ofrecido por un adversario extranjero a una administración estadounidense en décadas. Y la diplomacia estaba lejos de agotarse cuando Trump abandonó abruptamente las negociaciones.
Cuarta versión: Un estudio del Atlantic Council de 2020 aporta cierta evidencia de que el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela tiene vínculos con el narcoterrorismo, incluyendo Irán y Hezbolá. Estados Unidos y sus agencias han expresado repetidamente su preocupación por el hecho de que Irán utilice el lavado de dinero y sistemas financieros paralelos (banca en la sombra, acuerdos petroleros, buques) para apoyar a grupos terroristas y por delegación. Un informe de la Corporación RAND de agosto de 2024 también afirma que Venezuela está siendo utilizada para impulsar a elementos terroristas y criminales, y que su alianza con Irán tiene graves consecuencias. ¿Podría esto haber provocado la activación del lobby israelí? Tal vez, pero no tenemos pruebas concluyentes de ello.
Quinta versión: El de Cuba: el sueño dorado de Rubio. Si Washington logra derrocar a Maduro, es muy probable que su sucesor corte el suministro de petróleo a La Habana, y quizás también a Nicaragua, asestando otro golpe a la ya debilitada economía cubana, algo que Marco Rubio siempre ha deseado. Organizar el “fin de Cuba” ha sido el objetivo primordial de la política exterior de Rubio desde que fue elegido senador por Florida en 2010. El propio Trump no ha mostrado un interés real en Cuba desde que fracasaron sus planes prepresidenciales de abrir un hotel allí. Pero a pesar de las fantasías de Marco Rubio, la dependencia de Cuba con respecto a Venezuela ya no es tan grande, puesto que la producción petrolera en Venezuela ha aumentado drásticamente desde 2016. Venezuela está en declive debido a décadas de mantenimiento inadecuado de refinerías e instalaciones; corrupción y falta de repuestos; y la salida de socios extranjeros, lo que la obliga a importar gasolina.
Organizar el “fin de Cuba” ha sido el objetivo primordial de la política exterior de Rubio desde que fue elegido senador por Florida en 2010
Si Venezuela sufriera un ataque, ¿cómo sería?
¿Invadirían las fuerzas terrestres estadounidenses el país, como hicieron en Granada, con el pretexto de proteger la vida de 600 estudiantes estadounidenses que estudiaban en la pequeña isla, cuando en realidad temían que se convirtiera en una cabeza de puente cubano-soviética en el Caribe? ¿Bombardearían algunos depósitos de droga e instalaciones de producción, y tras esta demostración de fuerza se retirarían los Estados Unidos, empleando en tierra las mismas tácticas que ahora utilizan en el mar? ¿O intentarían los "Acosadores Nocturnos" secuestrar a Maduro, como hicieron con el presidente panameño Noriega, quien posteriormente fue juzgado en Estados Unidos? ¿O le harían a los militares una oferta irresistible: entregar a Maduro o ser destruidos?
La opción menos probable es una invasión y ocupación total de Venezuela, dada la promesa de Trump de mantenerse al margen de guerras extranjeras y abstenerse de intervenir en otros países. Además, Venezuela no es Granada, ni Panamá, ni Haití; es un país con una geografía compleja y una población de entre 24 y 27 millones de habitantes, según diversas estimaciones. En términos geopolíticos regionales, las intenciones de Trump han sido recibidas hasta ahora con un silencio sepulcral por parte de los presidentes de México y Colombia, no por simpatizar profundamente con las políticas de la administración estadounidense, sino porque saben que podrían ser los siguientes.
Venezuela funciona más bien como puente o centro logístico para el tráfico de drogas desde Colombia hacia el Caribe, Centroamérica y Norteamérica
El secuestro de Maduro parece probable si apareciera en público. Hasta el momento, no se ha registrado ningún caso en el que un jefe de Estado latinoamericano haya sido eliminado por el ejército estadounidense con un misil de precisión. Sin mencionar que Venezuela ciertamente cuenta con lugares donde los jefes de Estado pueden refugiarse en tiempos de guerra. En cuanto a las fuerzas armadas, Chávez, y posteriormente Maduro, les otorgaron tantos privilegios que nadie más podría ofrecerles más. Basta señalar que el mercado negro de alimentos en un país que importa la mayor parte está en manos de los militares; lo mismo ocurre con la gasolina y otras fuentes de energía. Sin mencionar que estos privilegios no solo benefician a los generales, sino que se extienden a todos los niveles, lo que explica el apoyo masivo al gobierno de Maduro: los militares venezolanos están conectados con poderosos intereses corporativos. Además, cuentan con el apoyo no solo del ejército, sino también de un tercio de la población.
Y no, es improbable que la guerra allí se limite a la protección de infraestructuras clave. Los militares venezolanos han aprendido la lección de sus aliados cubanos y probablemente se unirán a la población para librar una "guerra popular". Si a esto le sumamos entre 3.000 y 4.000 guerrilleros veteranos de las FARC (Colombia), un ataque militar directo no parece una tarea fácil. La situación en Venezuela es bastante delicada. No me sorprendería que provocara una ola de antiamericanismo en Sudamérica, aunque la ola de regímenes de izquierda se encuentra actualmente en retroceso. Los aranceles ya han conmocionado bastante a los países sudamericanos. ¿Acaso el despliegue de armas no les hará pensar que necesitan socios nuevos y más seguros?
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