Donald Trump lo logró (por algo hasta se disfrazó de papa en pleno Concilio Vaticano): ¡Hoy es el máximo jefe de la Iglesia católica! Para que esa Iglesia, la más amplia y mejor organizada del mundo, deje de ser mediadora y mire hacia Washington antes de fijar su posición frente a cualquier conflicto internacional; para que no se deje engatusar de ningún enemigo de los Estados Unidos, sea de derecha o de izquierda (sobre todo de esta última); para que cada púlpito sirva para difundir las ideas en que se apoya el sistema capitalista con todos sus aranceles y agresiones y para que la Casa Blanca sea bendecida cada domingo con una misa.

EN ESTA NOTA

Ramón Colombo

Periodista

Soy periodista con licenciatura, maestría y doctorado en unos 17 periódicos de México y Santo Domingo, buen sonero e hijo adoptivo de Toña la Negra. He sido delivery de panadería y farmacia, panadero, vendedor de friquitaquis en el Quisqueya, peón de Obras Públicas, torturador especializado en recitar a Buesa, fabricante clandestino de crema envejeciente y vendedor de libros que nadie compró. Amo a las mujeres de Goya y Cezanne. Cuento granitos de arena sin acelerarme con los espejismos y guardo las vías de un ferrocarril imaginario que siempre está por partir. Soy un soñador incurable.

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