Un refrán popular dice: “es mejor estar solo que mal acompañado”. Es algo que hemos escuchado muchas veces y que tal vez hemos repetido en alguna ocasión.
Se ha establecido que la población mundial es de más de 8 mil millones de personas. Hay ciudades muy pobladas, por ejemplo: Tokio con 37,274,000 habitantes, Delhi con 32, 065,760 y Ciudad México con 22.752.000, de acuerdo con cifras del 2024 o 2025. Es importante señalar que podría haber más sensación de soledad en esas grandes ciudades que en pequeñas aldeas. Es muy habitual, descubrir que alguien se siente muy solo, pese a que durante el día está inmerso en un verdadero mar de personas.
La soledad que nos afecta no es física, no tiene que ver con las personas que nos rodean sino con nuestra posibilidad de conectar nuestro mundo interior con ellas. No estamos solos porque los demás no están con nosotros sino porque nosotros no estamos con ellos, parece lo mismo, pero es totalmente diferente.
Es posible estar compartiendo todo el día con alguien y sentirse terriblemente solo. Puede resultar sorprendente descubrir que la compañía de algunas personas hace sentir mayor soledad que el no tener a alguien cercano.
Ciertamente no todos tienen la capacidad de brindar verdadera compañía. ¿Cómo saber si estamos mal acompañados? Lo importante no es quién o quiénes estén con nosotros, el otro puede ser cualquiera, lo importante es el valor que tenga para nosotros, el impacto que haga en nuestras vidas. Todos pueden considerar que tu pareja es maravillosa, pero si fuera evidente que a su lado no logras sentirte bien, hay dos posibilidades: no tienes la compañía adecuada o no eres la compañía adecuada.
Anteriormente, la mujer a nivel social se encontraba mucho más limitada y tenía grados muy altos de dependencia del hombre; aunque tuviera matrimonios de larga duración, no podía realmente realizarse como persona y solamente colaboraba con la vida de otros. Afortunadamente los tiempos han cambiado y la mujer ha tenido la posibilidad de desarrollarse, pero no todos los hombres tienen la capacidad de relacionarse con mujeres realizadas y con personalidad propia, eso ha hecho que a menudo, la mujer ha optado por evitar casarse, aunque cada vez tenga vidas sociales más plenas.
Además de hombres machistas, hay también mujeres machistas, que entienden que su deber es anularse para convertirse en sombras del esposo. Ese tipo de mujer puede creer que su destino es aguantar.
Hay personas que suelen tener buenas relaciones con casi todos los que se relacionan, el común denominador que presentan es que verdaderamente se interesan en los demás.
En aquel que no es amigo de nadie, cree que sólo él tiene la razón, no logra relaciones satisfactorias con sus parejas, y presenta una especial habilidad para descubrir los aspectos negativos de todos, sus momentos de mayor crecimiento son cuando logra mirarse al espejo, analizarse a sí mismo y descubrir que quizás lo ve todo obscuro porque su mundo interior carece de luz. Los conflictos que llevamos dentro. afectan severamente nuestra visión del mundo, empañando el cristal con el que miramos, sólo entender esto puede cambiar vidas. Es preciso limpiar tu casa antes de pretender limpiar la casa ajena.
Es posible que creas que tu pareja es la persona más maravillosa del universo, pero si tu vida a su lado es ingrata, lo recomendable es que analices si realmente es tu mejor opción. Un rico manjar podría ser la delicia de casi todos, pero si te produjera alergia, definitivamente no te conviene.
Cuando la soledad duele, no es el mejor momento de buscar pareja. La relación que inicia por desesperación podría ser una cura peor que la misma enfermedad. Ciertamente es importante saber qué se espera del otro, pero también qué se piensa aportarle. Porque las relaciones unilaterales no son gratas ni duraderas. Beneficiarse de otro sin aportar a cambio y siendo una carga, en biología se conoce como parasitismo.
Es preciso señalar que la soledad es también positiva en nuestras vidas y ocasionalmente necesitamos estar solos y disfrutar de esa soledad. Cuando estamos solos y no nos molesta, comenzamos a desarrollar una relación satisfactoria con nosotros mismos. Muchos grandes personajes de la historia, antes de enfrentarse al mundo se fueron a desiertos y montes, a conectarse consigo mismos y con su espiritualidad.
Cuando consideramos nuestro mundo interior insignificante en comparación con el universo conocido nos afecta la soledad, pero cuando descubrimos que lo que llevamos dentro no tiene nada que envidiarle a lo que existe fuera, se produce un enorme salto, iniciando un crecimiento exponencial en el desarrollo personal. Lamentablemente, cuando nos creemos poca cosa, porque no hemos descubierto quién o qué somos en realidad, no resulta fácil para los demás convencernos de lo contrario, porque algunas puertas sólo se abren desde adentro.
No necesitas un buen amigo para que te cargue, sino para que camine a tu lado.
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