No “sé nada”. Estas suelen ser las primeras palabras cuando “nos agarran” en un acto “implicador”. Una mentira o “un robo”, como el que “aparentemente” se ha cometido en esta institución del Estado, cuyo principal oficio es suplir atenciones médicas a millones de dominicanos.

Gustavo Petro, actual presidente de Colombia, denunció “otro” crimen colosal en su país, con las EPS (Entidad Promotora de Salud), con más de 11 millones de afiliados.

Tanto aquí como en Colombia, como en los mismos Estados Unidos y su famoso Medicare, se han robado centenas de millones de dólares a quienes se les “ha confiado” la salud de la gente…

Son miles, en los Estados Unidos, los presos por estos “delitos saludables”, ya que, a diferencia de nuestros países, no solo la oligarquía tiene acceso a dichos fondos, sino que “cualquier médico o enganchado a administrador” también goza de ese privilegio…

En el caso criollo, la prisión suele ser un asunto de moda, que termina en el olvido y el “perdón” de “esos amigos”, acostumbrados a turnarse las posiciones del Estado para robar a diestra y siniestra.

Hasta el momento, unos doscientos millones de dólares volaron entre las manos de “un grupito” de oligarcas. Para que me vayan comprendiendo, este término, “oligarca”, se ha ido “definiendo” como: “esas familias de clase alta que suelen colarse en administrar los fondos del Estado”.

No tienen partidos políticos específicos, ni patria que les duela. Ellos están con el ganador, porque lo único que buscan es hacerse con una posición del Estado a la que puedan estafar y hacer fortuna.

No "Senada", dirán, aunque luego “sí”, y más tarde “pero”, hasta que acudan “sus cómplices”, que, al igual que la CIA o los masones, están en todas partes: justicia, ejército, policía, empresas de toda índole, etc., etc., etc.

Pasarán “su vergüenza” pública y apostarán a que las aguas se calmen para salir por la puerta trasera de la cárcel.

Un país como el nuestro, en donde los hijos de “ex” funcionarios nos enrostran los robos cometidos por sus padres, en una absoluta “creencia” de que es fortuna bien ganada, está acostumbrado a “dejar pasar” estos hechos…

El pueblo dominicano no entiende, no razona, no se da cuenta de que anualmente perdemos miles de millones de dólares en bolsillos particulares y que pudiéramos estar mejor de “lo que creemos que estamos”…

Pero no Senada; no estoy en eso, eso está muy alto, muy por encima de mi alcance. Hay que estar “pegado”, hay que “buscársela”. En fin, que acusamos a quienes envidiamos por no tener “la oportunidad” nosotros.

No es un cuento ni un invento mío; lo he visto desde niño y lo sigo viendo desde la entrada a la vejez. ¿Cómo remediamos estos entuertos? Tendremos que fusilar a padres e hijos, hermanos, primos y amigos. Un precio que nadie aún se atreve a pagar.

Sin embargo, esos hurtos a mansalva ocasionan miles de muertos que solemos atribuir a “causas normales”, causas “naturales”… porque es natural que, si ocasionamos necesidades, obtendremos suicidios, depresiones, hambre y demás muertos por falta de cuidados médicos.

No sé nada, o lo sé todo, y me hago el pendejo, que es lo mismo que hacerme cómplice de estos tigres con corbata, blanquitos e hijos de “alcurnia”, aunque los hijos de machepa también logran estas miserias.

Sigamos indiferentes y tolerantes, esperando “nuestra oportunidad”; que el país aguanta esos “ramalazos” una y otra vez, y resurge en nuevas voces clamando justicia, que terminan siendo la misma sangre y la misma mierda.

Sigamos siendo ese pueblo que no busca “un orden a lo chino”, ni una justicia a “lo gringo”. Sigamos en la fiesta y sumándole rayas al “más tigre”. Total, ya tenemos casi dos siglos en estos afanes y, al final, terminaremos ricos todos, aunque nos tomemos varios siglos más en alcanzarlo, si logramos sobrevivir sin medicinas y atenciones médicas. ¡Salud! Mínimo Senacero.

Máximo Caminero

Artista

Máximo Caminero; artista plástico dominicano residente en La Florida. Su labor cultural navega ya por más de treinta años entre la pintura y las letras. Sus escritos tocan temas filosóficos, políticos, cotidianos, anecdóticos o como a él le gusta llamar “Todas Las Puertas”. Autor del libro “Patricio, Todas Las Puertas” novela existencialista con pinceladas de humor y realismo mágico.

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