Si es cierto que uno es la reencarnación de quién sabe cuántos, y que reencarnaré en otros quién sabe dónde, en mi próxima vida quiero ser perro callejero. Se ahorra uno las preocupaciones del salario, asistir cada cuatro años a las urnas y/o hacer una revolución cada dos generaciones, reprimir instintos y gulas, pagar casa, transporte, diversiones y precio cada vez más alto de la educación, alcanzar la felicidad del amor con demasiadas promesas, etcétera, etcétera… (Ser perro callejero es un gran salto reivindicativo, aunque haya que cargar unas cuantas pulgas y soportar de vez en cuando un par de mentadas de madre).

Ramón Colombo

Periodista

Soy periodista con licenciatura, maestría y doctorado en unos 17 periódicos de México y Santo Domingo, buen sonero e hijo adoptivo de Toña la Negra. He sido delivery de panadería y farmacia, panadero, vendedor de friquitaquis en el Quisqueya, peón de Obras Públicas, torturador especializado en recitar a Buesa, fabricante clandestino de crema envejeciente y vendedor de libros que nadie compró. Amo a las mujeres de Goya y Cezanne. Cuento granitos de arena sin acelerarme con los espejismos y guardo las vías de un ferrocarril imaginario que siempre está por partir. Soy un soñador incurable.

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