Hace un tiempo no muy largo, que comenté por esta vía la preocupación de tres temas de agenda que acompañan hoy la vida y relaciones del mundo, altamente creciente y peligrosa en su tendencia escalonada y en tiempos actuales dominadas por los conflictos bélicos y los incendios de áreas boscosas en muchas ciudades europeas y del decrecimiento del Orinoco o retirada de sus aguas de ciudades y ciertos lugares, además del deshielo de los polos, temblores y sismos amenazantes, sin contar que sigue el tema de los aranceles ocupando un lugar de primer orden en las relaciones comerciales y políticas del mundo de hoy.

Sin embargo, esta agenda ya anunciada en artículos anteriores se ve hoy matizada por los crecientes conflictos bélicos en distintas regiones y puntos estratégicos del mundo. Ya comenté que estos conflictos podrían estallar en algunas regiones del mundo, como parte de una recomposición del emplazamiento de determinados lugares estratégicos en lo militar y los recursos naturales, sin contar el delicado tema del narcotráfico, hoy indispensable en las líneas de la geopolítica y los conflictos de rutas y poder económico y vinculaciones políticas relacionados con este sucio negocio.

La geopolítica hoy tiene una importancia sinigual para entender los procesos, las relaciones y los conflictos entre países y regiones. Obviamente vemos que el Medio Oriente es eje determinante de estos conflictos. Razones podrían decirse que son muchas, me gustaría puntualizar algunas en este breve escrito.

Como preámbulo, veo de nuevo un viejo esquema algo mecánico entre Oriente y Occidente, lo retomo a pesar de ser algo esquemático y hasta reduccionista, en la interpretación de la totalidad de componentes que generan el cuadro crítico que se ve hoy caracterizado por conflictos militares, en muchas partes del mundo y viejas confrontaciones aun no resueltas como la de Israel y palestina, Rusia y Ucrania, Taiwán y China, y los tradicionales conflictos del Medio Oriente, hoy teniendo como escenario, a Irán, Siria, por solo citar estos dos.

A estos viejos problemas políticos-militares se sumaron recientemente, el de Pakistán y la India, el de Camboya y Indonesia, el tema del Yemen, los intereses que genera Turquía en los conflictos del Medio Oriente, convertida ésta en una potencia militar y eje de varios de los grupos árabes que se posesionan en la región, pero a la vez conflictuada con otros de los grupos que se hacen presentes en la región y su eterna lucha con los Kurdos.

Veo de mi lado también en estas luchas, de la que no queda fuera ni los EEUU, ni la Unión Europea, una vieja confrontación histórica entre Oriente y Occidente, pues del lado oriental dominan regímenes de fuerza, la democracia-no importando sus manipulaciones-, más presente en Occidente que en los regímenes orientales, es parte de una vieja mirada acerca del hecho de que mentalmente  oriente se retrotrae a más de 400 años en su visión social, en la que lo sagrado pauta lo social, y dirige la vida de estos pueblos o cuando no, los gobiernos teocráticos, dictatoriales, realezas eternas y dinásticas, a pesar de avances logrados en los conocimientos, lo económico, la ciencia y la tecnología.

Europa fue y ha sido cuna de la democracia, desde los griegos, que, como concepto y práctica social surgió en occidente, aunque se ha trastocado y acomodado al poder y que se ha desfigurado en su esencia primaria, pero al menos permite ciertas mutaciones y cambios sociales que en el plano espiritual la hace diferente a Oriente.

China, Rusia, Corea, los países árabes, Turquía, gran parte de África, Medio Oriente, son dominadas sus sociedades por patrones políticos autoritarios y medievales, que niegan los códigos sociales y culturales ya pautados, sobre todo teocráticos y políticos, negando derechos civiles y culturales, pues existe la hegemonía de un grupo étnico sobre otro a los que le niegan sus manifestaciones culturales particulares.

En estas sociedades existe un dominio del poder político centralizado sobre la población, en la que los ciudadanos son condicionados a vivir bajo estos patrones patriarcales, teocráticos, y monárquicos, lo cual no niega las debilidades estructurales de occidente en sus sistemas políticos, todo lo contrario, es llamar a sus élites políticas a reencausar la democracia, hasta ahora medio de convivencia social posible y con sus contrariedades, y permitir hacer cambios cada cierto tiempo para su fortalecimiento.

No obstante, Oriente ha dado un salto económico, algunos tecnológicos y de modernidad, aún en el marco de modelos societales desiguales, atrasados algunos y sin la debida gradualidad y madurez social, que han hecho de la estridencia, la extravagancia y el manejo desproporcionado de su poder económico, un contrapeso hacia el avance social mundial. Muchas de estas sociedades han sido bendecidas por recursos naturales hoy estratégicos para la tecnología moderna y el control estratégico del poder económico como el petróleo, pero han imitado el modelo occidental del lujo y el dispendio como estilo de vida, en muchos casos.

Oriente pone a sus pies a Occidente a partir del dominio de recursos naturales que le genera un gran poder económico y militar que obliga a condicionantes en sus relaciones. Naturalmente, toda la estrategia de la geopolítica se ha volcado hacia Oriente que es punto clave del desarrollo económico mundial y por supuesto, zona de guerra, intereses, conflagraciones y la presencia de grandes potencias, generándose un desequilibrio en estas relaciones, pues Occidente posee el poder militar, y Oriente, el poder militar de un lado por Rusia y China, a la vez que de poseer recursos naturales indispensables para el desarrollo de importantes proyectos tecnológicos y la propia industria militar que depende de ellos.

Este panorama no es halagador para nadie, unos poseen un componente determinante del desarrollo y tecnificación moderna, el otro el poder militar y político, me refiero a Oriente y Occidente en estas relaciones.

Europa debe defender la esencia de las civilizaciones que dieron su fundamentación, sobre todo, la democracia; su apertura no debe descuidar su esencia civilizatoria. De su lado, el mundo se inicia cultualmente en Oriente, otra realidad no ignorada, cómo articular estas verdades debería ser el reto de este momento. No es de confrontar una y otra realidad, pero hacer que oriente logre sus metas, abandonando sus viejos esquemas de gobernanza basado en el poder absolutista de grupos, reyes, caudillos, familias reales, ayatolas, religiones, y absolutismo de verdades que no son universales, y respetar las diferencias para construir la tolerancia y la convivencia.

Quizás este comentario sea hiriente, sin fanatismo, sin parcializaciones, sin velos, sin tapujos, pero el mundo crece hacia confrontaciones que son ideológicas o de pareceres sobre cómo construir las nuevas sociedades que todos deseamos, pero Occidente y Oriente deben encontrar un camino de diálogo y convivencia, necesario para construir un mundo mejor y de paz para todos.

Carlos Andújar Persinal

Sociólogo

Sociólogo, profesor de la UASD. Miembro de la Academia de Ciencias de la República Dominicana y de la Academia Dominicana de la Historia. Premio Nacional de Ensayo 2010. Ex Director del Museo del Hombre Dominicano y del instituto Dominicano de Investigaciones Antropológicas UASD. Fue Coordinador de Programas Culturales del Centro León. Actualmente es el Director General de Museos del Ministerio de Cultura. Publicaciones: Presencia negra en Santo Domingo, Identidad cultural y religiosidad popular, Por el sendero de la palabra, Meditaciones de cultura, Diálogos cruzados con la dominicanidad, Apuntes antropológicos, Temas del Caribe y otros escritos, De cultura y sociedad, Oníricas de amor y desamor, Encuentros y desencuentros de la cultura dominicana, La cultura y la sociedad dominicana.

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