Seguro has escuchado anteriormente el concepto de que puedes curarte mediante tu propia mente. Vamos a analizar desde la Ciencia esa facultad que tienes y que podrías no estar aprovechando lo suficiente.
Suministraremos algunos datos médicos para poder mostrar racionalmente, que tu mente tiene un poder para mantener tu salud tal vez superior a lo que crees.
En nuestro organismo existe lo que se conoce como eje hipotálamo-hipofisario-adrenal. Sin entrar en muchos detalles técnicos te diré que el hipotálamo es parte del sistema límbico del cerebro, también denominado cerebro emocional. Así que, tus emociones son desencadenantes de lo que sucede en ese eje. Pues en el otro extremo del eje, tenemos tus glándulas adrenales que regulan tus funciones vitales principales para adaptarse a lo que en un momento puedas necesitar para sobrevivir, por ejemplo, libera hormonas como la adrenalina y el cortisol, indispensables para sacarte de situaciones amenazantes. Tu inteligencia y experiencia te permiten reconocer peligros, provocando emociones que desencadenarán respuestas en tu organismo. Te habrás dado cuenta, de que si crees que algo es peligroso (aunque no lo fuera), tu cerebro emocional reaccionará con miedo, liberando substancias que alterarán funciones de tu organismo, especialmente de tu sistema circulatorio, respiratorio e inmunológico. Eso te lo puede provocar el encontrarte con un león, pero también te lo provocaría cualquier cosa que pudiera atemorizarte, por ejemplo, tu jefe, exámenes escolares o hasta el miedo a cualquier bicho que pudiera provocarte fobias como: ratones, cucarachas o arañas.
Por ejemplo, si una rana dorada venenosa estuviera muy cerca de mí, considerada uno de los animales más tóxicos del planeta, si no la reconociera no tendría el mínimo temor, por lo que mi organismo no se prepararía para defenderse. No tendría miedo, ni altos niveles de adrenalina, pese a estar en grave peligro. Pero un nativo de una civilización muy primitiva, si viera por primera vez el lanzamiento de fuegos artificiales seguramente correría despavorido, sin embargo, después de conocerlos mejor, su mente y su cuerpo no entrarían en modo de emergencia al presenciarlos. El problema no es el hecho en sí, sino como tú lo enfrentes.
Tu cuerpo se altera no necesariamente por lo que es en verdad un peligro, sino por lo que crees que es un peligro. Por lo que definitivamente tus pensamientos o creencias, alteran tu funcionamiento interno. En nuestras comunicaciones cultivamos mucho el miedo con las consecuencias que explicamos, pero reestructurar nuestros pensamientos podrían tener un efecto favorable en nuestra salud. Nos hemos enfocados en el miedo por ser simple explicarlo, pero todas las emociones tienen efectos en nosotros
Hay investigaciones científicas que se denominan ensayos clínicos doble ciego, que explicaré brevemente para señalar algo importante. Se estudia el efecto de un fármaco en dos grupos de personas, se les advierte que unos recibirán el medicamento y otros recibirán una substancia inocua o placebo, ninguno sabe si recibirá el medicamento real o no, pero tampoco los médicos conocen la diferencia. Por eso se denomina doble ciego. Después de registrar los resultados, se revela quién tomó el medicamento y quién no. De demostrarse su efectividad, los investigadores tienen el compromiso de administrarlo también a quienes habían recibido el placebo.
Ahora viene lo interesante. Muchos que reciben el placebo, pero creen que era el medicamento real, presentan respuestas favorables también. Como vemos, solamente creer que lo que tomaste te mejorará, puede mejorarte. Esto es real, todos los médicos investigadores del mundo conocen el efecto placebo. Evidentemente, para que un medicamento se considere eficaz, tiene que superar al placebo.
El placebo no sólo altera la mente, sino que las funciones biológicas también se muestran modificadas. Es decir, no sólo al paciente le parece que el medicamento ha producido cambios en su organismo, sino que realmente hay cambios biológicos evidentes. Y recuerda que nos referimos a una substancia inocua, sin poder curativo; luego, obviamente es la propia mente que realiza esos cambios. Ahora, ¿te imaginas si pudieras controlar esas funciones biológicas a voluntad? ¿entiendes por qué se dice tanto que controlando tu mente podrías controlar tu salud? Como todas tus capacidades, las mentales necesitan entrenamiento y dedicación.
Un médico podría reconocer que en tu mente existe la posibilidad de modificar los procesos neurofisiológicos de tu cuerpo determinando que sanes, pero si le preguntaras cómo puedes lograrlo, posiblemente no lo sepa y quizás incluso dude que sea posible hacerlo voluntariamente. Sin dudas no es fácil, pero ¿no te parece que valdría la pena intentarlo? ¿qué puedes perder?
La meditación es un recurso en el que te enfocas en tu interior y puedes activar facultades y hacer modificaciones en tu propia consciencia, que provocan la actividad de tus neurotransmisores, regulando las funciones de tu organismo, de forma positiva, dependiendo directamente de tus pensamientos y emociones. En síntesis, tu mente fue creada con el potencial de curarte, pero hay facultades poderosas en tu cerebro que permanecen dormidas y el creer en ellas puede ayudarte a despertarlas.
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