Apostar por una ciudadanía responsable siempre será un tema de importancia, sobre todo en un mundo como el que vivimos en que “to e to y na´e na”, y donde priman formas de ver y vivir la vida en que los demás solo son sujetos de importancia en la medida en que contribuyen con la consecución de los intereses particulares.
Una época de la llamada posverdad donde es difícil establecer con certeza lo que es y no verdad, conduciendo a un relativismo extremo en que todo puede ser y no ser al mismo tiempo, con todas las confusiones que esto genera en la vida que pretende ser social y compartida.
Esa cultura de que “lo único que me importa es lo mío” que domina el escenario nacional e internacional, generadora de creencias, ideas, actitudes y comportamientos que ponen en riesgo no solo la vida en común sino, por supuesto, la vida de cada uno de los y las ciudadanas, y la vida en sentido general.
Liderazgos sociales y políticos que en el transcurrir de los acontecimientos nos muestran su incapacidad del diálogo en aras del bien común haciendo gala de posturas en que solo predominan sus egos y visiones, en una suerte de circo mediático cual ring de lucha o boxeo, pero incluso alejado de toda regla que rija las mismas.
Hombres y mujeres armados de una educación sólida, con posturas críticas ante los acontecimientos en que cotidianamente se ven enfrentados y capaces de exigir el debido respeto a su dignidad como a la de todos, haciendo valer en los espacios públicos y a través de los medios y redes, su voz, son cada vez más necesarios.
En ese marco el Estudio Internacional de Educación Cívica y Ciudadanía (ICCS) cobra mayor importancia, pues nos permitiría construir mayores certezas en medio de tantas incertidumbres, de conformar hombres y mujeres capaces de dialogar y en esa misma acción, constituirse en seres responsables de su vida y la de los demás.
Dicho Estudio busca dar respuestas a preguntas como: ¿Qué se aprende de educación cívica y ciudadanía a través de la educación formal? ¿Cómo se implementa la enseñanza de la educación cívica y ciudadana en cada país participante? ¿Cuáles son los conocimientos acerca de la sociedad y sus instituciones públicas y civiles?
¿Cuáles son las características del Estado y la Constitución Nacional? ¿Cuáles son los principios cívicos que se asumen? ¿Cómo se realiza la participación social? ¿Cómo se construye la identidad ciudadana? ¿Qué conceptos y definiciones se tienen acerca de la sociedad, la comunidad, la ciudadanía, la democracia, los derechos humanos?
De igual manera, acerca de los principios cívicos, la economía, la globalización y otros temas. ¿Cuáles actitudes se aprenden y priman sobre cuestiones tan importantes como la corrupción, la dictadura y la democracia, las expectativas que priman ante el funcionariado y el servicio público?
Las respuestas a estas preguntas y otras que guían al ICCS, son evidencias orientadoras para la formación ciudadana, dando contenido democrático e integración de la persona en formación a su sociedad, valorando la actividad social y política que la vida adulta conlleva posteriormente.
Al considerar, de manera particular, las características de la sociedad dominicana en que muy a pesar de su sostenido crecimiento económico, no supera los problemas de la mala distribución de la riqueza y, por consecuencia, el mantenimiento de la pobreza y la exclusión, la formación de ciudadanos democráticos es un compromiso importante para la consecución de un Estado de derecho.
El estudio y la evaluación de los logros de aprendizaje de la lengua, la matemática como las ciencias sociales y naturales son importantes, pero de igual manera lo es conocer cuál ciudadano estamos formando y qué podríamos esperar para la construcción de la democracia en el futuro.
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