Habría que decir como Galileo Galilei, “Sin embargo, se mueve”, frase célebre que se le atribuye y que supuestamente dijo para evitar la hoguera. Lo mismo podría decirse de este tiempo, respecto a lugares de donde quieren echarnos como perros sarnosos.
Otra frase célebre que buscó arrancar cabezas, dicha mucho antes que la de Galileo Galilei: “Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” No voy a decir a quien se le atribuye porque es de dominio público, a propósito de la próxima Semana Santa. Hay cientos de frases que colman la historia del hombre y su barbarie para, valga la repetición, “salvar el cuello”, cómo: “¡Diga perejil!” perteneciente a nuestra historia de barbarie. No sé si es atribuida o no a los arranca cocotes de los esbirros en su calentamiento de la dictadura trujillista tan tristemente célebre.
A propósito, ¿dentro de la expulsión de los ilegales de Estados Unidos habrá alguna frase, cuando le echan mano a los compatriotas? Podría ser: “¡Green Card!”, que traducido quiere decir: Tarjeta verde, que es la residencia.
Yéndome a algo muy personal de cuando era un niño y me le escapaba a mi madre al río y después de durar horas muertas en el agua, en el monte, maroteando, al llegar a la casa me paraba en la puerta de la cocina donde se encontraba mi madre. Ella esperaba para saldarme cuentas. Cuando me preguntaba dónde había estado y al no decir la verdad, ella, como otras madres, agarrábame del bracito y lo rayaba con una uña. Si la raya era ceniza entonces la pela era casi segura. Y a los años, pensando a destajo me digo como pregunta: ¿Acaso no siempre se han impuesto las persecuciones, cual sea la denominación, religiosa, ideológica, por el color de piel o porque nos creemos superiores a otro ser humano?
Entender para pensar lo que está pasando en el mundo en el que nos toca sentir, mirar, oír y meditar a este (el mundo) es todo un maremoto.
Naciones que hasta hace poco servían de “refugio” para encontrar la paz material y espiritual, por las persecuciones que sufren muchos migrantes en sus países de origen, ahora, sin ton ni son, los agarran en las calles, los montan en un avión y va a dar con tus huesos, si no a su país de origen, a otros; mereciéndose o no por sus hechos, a otra cárcel, sin más esperanza en sus hombros que la muerte.
El mundo siempre ha sido un viaje a su interior (los países) por razones económicas, religiosas y espirituales. Nunca como ahora ha habido tanta movilidad y tanto rechazo. Todo el mundo quiere conocer, viajar. ¿Acaso no está en la sangre? Dizque para tener experiencia, según un viejo decir que afirma que quien anda mucho, lee mucho y ve mucho, sabe mucho; pero ahora mismo, esa aventura puede meter al quien viaja en un problema que le puede costar la vida. Sin importar cómo se llegue a los lugares donde no lo quieren a uno, lo mejor es entrar en razón y esperar que soplen nuevos vientos veraniegos.
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